
el sombrerilîo, que suele brotar de las frondes, y es.
ta sobre un p ie c e ch o , contenta Ios machos; y que
las hemlras esten sentadas en la misma fronde, afir.
m mdo otros lo contrario. He vis to algunas especieS de
este genero Ma r ch a n t ia , que son unas extensiones
fo l ia c é .s pegadsS â las piedras en los lugares mui
hunaedos. Regularmente son dicolomas , mas 6 menos
grandes y divergentes las divisiones, y con pequeSas
escotaduras. La superficie esta como escarchada, y se
nolan en ella unos agugeritos, al parecer çon peque-
nas hojuelas en la orilla. De las escotaduras, se eleva
Un piececito de una pu’gada de largo, que remata en
un sombrerillo emis ferico, y por ab q o con varios apo.
sentos, que contienen unos cuerpeciilos con unos hi.
litos. Esto es lodo lo que puedo decir hasta ahora de
estos peqaenos y curiosos vegetales. Los indios no los
conocen, ni emplean en çosa alguna.
En la medicina estas plantilas llamadas h e p a tic a s , se
consideran utiles para purgar suavemente la bilis . Un
medico mui experimentado citado en la Flora de las
Antillas, la recomienda mucho en la ictericia, en las
enferntedades de la piel, y en la cura de las ulcéras.
Es ad emas mui provechosa en la nefritis, y afeecio*
nés cî<e la veglga, faciîitando el curso de las orinas.
Para esto se cuecen dos punaditos de la planta en dos
libras de suero, 6 un punado en una libra; esta de-
coccion se renueva todos los dias. Tambien se cuece
en a gua.y en la misma dosis, y entonces entra en la
composition del jarabe de achicoria, y en los caldos
aperitivos y réfrigérantes. Algunas mugeres, seguti
eî Autor de diclia Flora, se sirven de la planta como
de cosmetico, hacieudola macerar en aceile de Mor
in g a , y aun se considéra mui propia para quitar
las manchas del rostro.
C R I P T O G A M I A .
A lg a s .
THEMELLA. De sc r . d e l gen. Unas sustancias â manera
de gelalina, de varias extenciones y figuras, He
Visio estas tremelas de que v o i â hablar, en muchas
ocasiones, y en las playas del mar en varios lugares,
extendidas sobre las piedras, que cubr e y descubre la
m .rea; pero nuuca me habian llamado muclio la aten-
cion, hasta que lullandome una v e z en una playa de»
sierta de Isîa de negros y eslando rodeado de muchas
piedras semej intes cubiertas agradiblemenle-con estas
como mantas, ya de color verde obscuro, ya de color
raelado, di un golpe con el baslon sin designio
alguno sobre una de estas capas, y mi .asombro fue
grande, cuando v i que se encogio# simullaneamente
loda aquella masa, arrojando bastante agua por los
poros y agugeritos que tenia. Repeti lo mismo algunas
veces con otras, y sucedio lo mismo. Es pues e s te
un fenomeno bien singular, ya reconocido por Adan-
son segun Jussieu en algunas tremelas. Tambien afir-
man los escritores de las islas que en algunas playas
se encuentra una planta irritable semejante â la ber-
za, la cual se retira y esconde deslizandose de la mano
del que intenta cogerla. Po s e e una mucilago 6 baba
abundante: y lo mas singular que hai en el caso, es
que los pececillos andan nadando en medio de ella, y
y aunque la locan con frecuencia, nada tiene entonc
e s de sens iliva.