
parte die caban. Supongamos que baya exageracîon en
Jo dicho y que iao se cojan 200 sino tan solamente la
m itad, esto ps 100 por uno; bien se hecha de ver en
este cà so , coh cuanta dilig encia debieran de proporcio.
narse los naturales unas tierras semejantes, aunque fue.
se con algun trabajo. Por lo t£Ue lle v o dicho, ya se de.
ja conoeer que una tierra bien abonada, daria siempre
unas co se ch is iguales â las referidas. En pocas partes
se pueden lograr abonos con la facilidad que en Filipi.
nas., La v eg e ta tion en los. arboles y plantas es en exJ
tremo r.ipida, y con que cada coseche.ro tuviera un
h o y o de unos cuantos pies de p ro fundo , en donde
amontonâra toda e sp e c ie de hojas y plantas con unas
. dos pulgadas de tierra encima, hasta que se pudriesen
con el so l y las lluv ia s, y trasladase despues e.ste.abo»
no â su sementera, se cogeria en las islas una canli.
dad doble de arroz de la que se coge hoi dia . Los inddos
llaman â las sementeras recien. abler tas baçal 6 bacalan,
y la siembra se hace dejando Caer unos cuatro 6 cinco
granos de arroz en hoyitos que v a formando en la
tierra con el dedo e l mismo que siembra.
3EI arroz de tierras allas no necesita mucha agua. Los
îndios jamas lo riegan, y he v is to anos.en que, se cria
mui lozano y con lluvias bien escasas. A mi me pare-
ce por lo q u e he observado, que con tal que îlueva re-
gularmente de 15 en 15 dias, se lograr a unabuena cose*
ch a . En Espana ni aun esto. séria necesario, por que no .si*
endo a.lli el calor del sol tan a c tiv o , tardaria muclio
mas tiempo que aqui en separse la tierra despues de
una Uuvia, y asi se daria ( segun pipnso y o ) el arroz
de secano con la misma fa c ilid a d que en F ilip in a s .
£ o s peligroS; y enfermedades â que esta expuesto e l ar-
* o z son en grande numero. Unas v e c e s se pierde por
estar de masiado lozano, otras por falta de aguas, y
otras por sobra de ellas. La langosta en estas Islas ra-
ro es e l ano qua falta: si no es en una P ro v in c ia , en
otra. Ademas hai otra infinidad de insectos que destro.
zan esta planta. Entre estos, uno de e llo s bastante per-
judicial, es el que nombran los indios Tagalos a t in g y a ,
y en Espaha en algunos Pueblos de Castilla la v ieja
me acuerdo que llaman p a r p a ja . El de estas Islas es
de peor figura que aquel, y para exterminarle encien*
den los indios q>or la noche unas pequenas hcgueras
en los angulos de las sementeras. E l insecto vuela al
fuego, y asi se mata un numero prodigioso.
1 uso de arroz cascara ( q u e e n general se llama p d la i )
en las calenturas en lugar de la cebada, es mui sabi-
d o , y hace b e llisim o s e fe c to s , por ser mui fr e sc o . La
leg ia de la paja del arroz quemada, dicen los indios
que es ex celente para quitar la caspa de la cabeza.
Tambien han discurrido algunos de ellos, a lom euo s en
I lo ilo , un,medio bien extrario de afeitarse sin necesi-
dad de barbero ni navajas, y si solamente con algunos
granos de p a i d . Toman pues dos granos de estos sola-
mente entre las^ yem a s del p o lic e e indice de la mano
d e recha , y cogiendo entre ellos algunas b .rb a s, arri-
man uno a olro los extremos de las yem a s, y enton-
ces los gr m os hacen o f ic io de unas pinzas, y la s ar-
rancan. Esta operacion no ba de ser mui 'gradable;
pero a’gunos asi to hacen, y quedan bastante lim p io s.
Cuando estas extraordinarias tenacillas se embo'an, to .
man otros 4 0s granos, y siguen con su a fe itijo , el que
con d ificu ltad podria sufrir ningun europeo. Pero de-
jando esto , e l arroz bien cocido se aplica tib io con
Ns