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 se  ve  aun  la  p ü a  e x c a v ada  en  la  peña  ,  f o rmando  mi  paral e l epípedo  de  quat r o  
 pies  de  l a r g o ,  y  dos  de  ancho  y  profundo ,  A  esta  pi la  iban  a'  parar  por  dos  surcos  
 di ferentes  las  aguas  que  salian  de  las  pe5a s  inmediatas  ,  c a y e n d o  de  p o c o  ma s  
 de  tres  pies  de  altura.  L o s  surcos  que  con  el  t i emp o  abr ieron  las  aguas  desde  el  
 punto  de  su  nac imi ento  hasta  las  cercanías  de  la  pi la  ,  indican  que  cor r ieron  l a r g o  
 tiempo  y  c on  abundanc ia  :  aun  h a y  en  A y o r a  qui en  ha  vi s to  salir  a gua  po r  a q u e - 
 llas  penas.  El  trastorno  lento  pe ro  cont inuo  que  e xpe r iment an  los  mo n t e s ,  al - 
 tera  su  cons t i tución  ínt ima  y  exterior  :  mu d a  la  f o rma  que  tenían  ,  ó  porque  se  
 desmoronan  y  caen  masas  cons ide r abl e s ,  c omo  es  de  v e r  en  k s  cercanías  de  la  
 cueva  de l  R e y  M o r o ,  ó  po rque  c edi endo  al  t i emp o  otras  masas  se  r educ en  á  tierra  
 y  arenas  ,  que  l l evan  las  aguas  y  los  vientos.  E n  fe  de  el lo  quedan  algunas  mo - 
 les  q u e  pe rmane c en  en  su  ser  a n t í g u o ,  c omo  el  peñón  suelto  que  se  ve  en  f rent e  
 d e  la  cue v a  de  San  Pa squa l  ;  t iene  aquel  una  base  s ó l i d a ,  y  á  po c a  altura  un  a g u - 
 jero  de  seis  varas  de  di . ímetro  que  lo  atraviesa  de  norde sde  á  sudueste  ,  f o rmand o  
 un  arco  pe r f e c to.  I g u a l  f e n ome n o  se  ve  en  el  bar ranco  de  la  H o z  en  En g u e r a  ,  y  
 en  la  peña  Ho r a d a d a  de l  val l e  de  Gal l ine ra.  La  ci tada  cue v a  de  S a n  Pa squa l  es  
 un  aguj e ro  e x c a v a d o  naturalment e  en  la  mo n t a ñ a ,  y  podr á  tener  c omo  seis  varas  
 d e  diamet ro  :  la  cuesta  para  subir  á  el la  aunque  no  pasa  de  25  pies  ,  es  di f ícil  por  
 su  r apide z  casi  perpendi cular  :  hállase  c omo  barni zada  de  un  color  r o x o  ,  a l g o  u n - 
 tuoso  ,  q u e  prov i ene  de  la  arcilla  bolar  ,  har to  c omú n  en  las  hendiduras  de  las  p e - 
 ñas.  E n  lo  interior  de  la  cue v a  nace  un  hi l i to  de  agua  del iciosa  ,  que  se  reúne  en  
 una  balsita  ;  alli  a cuden  las  pa l oma s  á  .beber  ,  y  algunos  á  cazarlas  ,  ocul tándose  en  
 la  par te  obscura  de  la  cue v a .  L a  ar idez  de l  mont e  no  imp ide  la  v e g e t a c ión  de  
 muchas  plantas.  Es  c omú n  el  ranino  humi lde  ,  que  aunque  leñoso  s iempre  esta'  
 pegado  á  las  peñas  :  t ambi én  se  hal lan  las  ínulas  c o n  hojas  de  sauce  y  la  l l amada  
 ojo  de  Chr i s to  ,  las  conizas  sórdida  y  de  rocas  ,  la  escabiosa  n u e v a  que  he  l l amado  
 saxátllis  ,  las  xaras  racemosa  ,  l ampiña  y  cenicienta.  E n  las  faldas  y  raices  h a y  
 muchos  pinos  y  caiTascas.  
 1 0  H a y  p o c o  cuidado  en  cons e rvar  los  pinos  que  crecen  en  el  t é rmino  ,  c u - 
 y o  ni ime ro  se  di sminuy e  así  por  las  quema s  que  mal i c iosamente  ha c en  los  ma l - 
 intencionados  ,  ó  los  pa s tor e s ,  c omo  po r  los  roces  y  rompimi entos  de  terrenos,  
 nada  conv eni ent es  para  la  agr icul tura  ,  va l i éndos e  para  esto  de  las  hcencias  que  
 dan  los  A l c a l d e s  c on  sobrada  faci l idad.  E n  quanto  á  las  carrascas  ,  aunque  p u e - 
 den  di spone r  de  ellas  los  A l c a l d e s ,  y  vender las  á  benef i c io  de l  pue b l o  ,  h a y  me - 
 nos  de sórden  ,  y a  sea  po rque  se  e x i g en  di e z  pesos  por  cada  una  de  ellas  ,  ó  po rque  
 el  fruto  per tenece  al  pr ime r o  de l  pue b l o  que  le  c o g e  en  el  día  s e ñ a l a d o ,  q u e  
 suele  ser  á  medi ados  de  Oc tub r e .  E n  A y o r a  el  dueño  de  un  c amp o  no  lo  es  de  
 las  carrascas  que  en  él  crecen  ;  necesi ta  l icencia  para  aprove char s e  de  la  leña  ,  ni  
 puede  cortar  pi e  a l g u n o ,  ni  hacer  suy o  el  f ruto  que  produc en.  A  estas  restricciones  
 de l  de r e cho  de  pr opi edad  ,  autorizadas  por  una  cos tumbr e  env e j e c ida  ,  que  alií  
 tiene  fuer za  de  l e y  ,  se  añaden  con  f r eqüenc i a  daños  g r a v í s imo s ,  que  las  correrías  
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 d e  Oc tubr e  causan  en  los  s emb r a d o s ,  por  los  quales  entran  de  tropel  los  de l  p u e - 
 blo  en  busca  de  las  encinas  sin  otro  cuidado  mas  de  apoderarse  de  e l l a s ,  coger  y  
 llevar  su  fruto.  
 1 1  Ca s i  al  norte  de  Me c a  emp i e z a  el  mont e  Ma y o r  ,  que  sigue  c on  la  mi sma  
 dirección  iiasta  la  altura  de  A y o r a .  N o  me r e c e  el  p omp o s o  n omb r e  de  M a y o r ,  sino  
 es  que  se  compa r e  c on  humi lde s  cerros.  V i e n e n  después  varios  mont e s  p r o - 
 longados  de  oriente  á  poniente  ,  y  separados  entre  sí  po r  col lados  ó  llanuras  :  los  
 principales  son  Tor tos iUa  ,  Pa l ome r a  y  el  puntal  de l  Cu e r n o .  En t r e  estos  dos  ú l - 
 timos  está  el  recinto  l l amado  de  la  Un d e  ,  c omo  una  ma n g a  de l  r e yno  que  sale  
 hacia  poniente  :  suelo  ingrato  ,  r educ ido  á  montes  por  lo  c omú n  incapaces  de  cul - 
 tivo  ,  ó  á  terrenos  floxos,  poco  útiles  para  granos  j  si  bi en  abunda  en  árboles  y  arbustos  
 ,  c omo  car ras cas ,  pinos  ,  arces  ,  enebros  ,  r ome r o s ,  ramnos  y  madroños ,  
 donde  se  ocul ta  la  caza  que  los  af icionados  v i enen  á  buscar  de  muchas  leguas .  
 Las  aguas  tan  escasas  en  M e c a ,  son  aquí  a b u n d a n t e s ,  pr inc ipalment e  en  las  faldas  
 y  raices  septentrionales  de l  mont e  Pa l ome r a  :  di s t ingüeme  entre  todas  por  su  bondad  
 y  pureza  las  de  la  fuente  de  la  C a d e n a  ' .  A u n q u e  h a y  mucha s  fuentes  y  aun  
 manantiales  en  aquel  recinto  ,  son  pocas  las  aguas  que  se  pueden  aprovechar ,  
 porque  al  parecer  se  int roducen  en  la  tien-a  para  salir  despues  en  el  par t ido  l l a - 
 mado  de  la  V e g a  ,  y  tal  v e z  en  las  ceroanías  de  A y o r a .  L a s  que  se  aprov e cha n  
 para  el  riego  de  algunas  huertas  f o rman  en  v e r ano  un  caño  de  seis  pulgadas  de  
 diámetro  :  podr ian  aumentarse  ,  pe ro  d u d o  que  la  ut i l idad  que  pueda  resultar  p a - 
 gue  jamas  los  gastos  indispensables  para  excavar  t e r r enos ,  y  asegurar  los  ma - 
 nantiales.  
 1 2  El  mont e  Pa l ome r a  c omo  los  demá s  de  este  recinto  t iene  es carpamentos  
 al  este  y  sueste  ,  y  cuestas  suaves  en  la  par te  opuesta.  Subí  por  la  s ept ent r i ona l ,  y  
 en  poco  mas  de  una  hora  l legué  á  la  cumbr e  ,  q u e , f o rma  una  l lanura  de  medi a  
 l e g u a ,  s embrada  de  cantos  y  lositas.  N o  h a y  sitio  en  t odo  el  r e yn o  que  reúna  ma - 
 yor  núme r o  de  plantas  curiosas.  En  las  quebradas  y  recortes  que  mi ran  al  nort e  
 v i  los  emp e y n e s  l lamados  pulmonar ius  y  p y x i d a t u s ,  la  globularia  de  hojas  t r identadas  
 ,  la  potent i la  blanca  ,  el  antirrino  que  t iene  sus  hojas  de  tres  en  t r e s ,  la  escabiosa  
 a f e l p a d a ,  y  la  estatice  parec ida  al  ajo  :  en  la  l lanura  superior  las  xaras  
 blanquecina  ,  cenicienta  ,  ama r i l l a ,  racemosa  ,  numular ia  ,  c on  hojas  de  rome ro  y  
 de  tomi l lo  ,  el  seseli  rompcpi edr a  ,  la  ínula  de  mont e  ,  los  teucríos  dorado  ,  c ame - 
 drio,  saxátil  y  zamar r i l la,  el  i lécebro  en  copa  ,  la  cuscuta  oi i c ina l ,  las  arenarias  ro - 
 xa  ,  con  hojas  de  enebro  y  de  tomi l lo  ,  var ios  bupl e v ro s  y  tordi l los  :  en  las  cues - 
 tas  Li  g a y u v a ,  la  hemiar ia  f rut i cos a ,  la  arenarla  c o n  hojas  dispuestas  en  quat ro  ordenes  
 ,  la  rubia  peregr ina  ,  varias  c amp a n i l l a s ,  l l ant ene s ,  cuajaleches  y  gramas ,  
 que  sería  largo  describir.  T o d o  el  mont e  es  c a l i z o ,  di spues to  en  bancos  de  piedi'a  
 blanquecina  :  no  descubr í  en  él  conchas  ,  má rmol e s  ni  minas .  De s d e  lo  alto  se  
 (i)  Muy  diferente  de  otra  del  misino  nombre  en  el  término  de  Navar rés,  é  inmediata  al  rio  Escalona.  
 TOMO  I I .  C