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-h if' para llenar el foso venían por un aqücduc t o, de que se conservan algunos vest i -
gios. Quando desde el camino se observan las torres , murallas y edi l icios, parece
deba existir allí algún pueblo considerable ; pero llegando á él se rectifican las
ideas á vista de las casas , donde viven 1 40 familias. Ni estas podrian subsistir
con los frutos de su término , que solamente tiene un quarto de legua de diámetro
, enclavado en el de Li r ia , y por eso s.ilen á cultivar los campos de Li r ia,
Olocau y la Fobia. E n esta poseen las llanuras llamadas de la Cu e v a y de los A l -
gibes , que pudieron lograr quando los de la Pobla encenagados en sus arroces,
abandonaban el secano. Cul t ivan con tesón la tierra , pero casi todos son arrendatarios
, quedándoles apénas lo necesario para v i v i r , á pesar de los muchos f rutos
que produce el suelo. Ad ema s de la agricultura se ocupan muchos en manufacturar
el esparto que cogen en los términos de Olocau y Li r ia , expuestos i
freqüentes multas.
PEDRALSA , BÜGARRA , SÓT V BARONÍA DE CUULILLA.
TI Al poniente de Li r ia hasta Pedr a lba , y demás pueblos situados á la i z -
quierda del T u r i a , todo se reduce á lomas , cerros y montecitos. Baxa el rio desde
Ciiulilla atravesando montes cal i zos , y dexa á la derecha un desierto casi estéril
de algtuias leguas , que sigue luego por Castilla , en el qual obstan al cultivo los
freqüentes riscos y las peñas sin tierra , donde crecen p ino s , enebros , romeros,
xaras y maleza , que sirve de guarida á corzos , lobos , cabras montesas y otra c a -
za i y de pasto á gran número de ganados. Do s horas y media se emplean en caminar
de Li r ia á Pedralba -, y otra de Pedralba á Engarra. Hál lanse al principio
humildes lomas blanquecinas de piedra caliza , que los carruages y caballerías r e -
ducen á polvo : todo está cultivado hacia la derecha, que hace aun parte del campo
de Li r ia ; por la izquierda se ven porciones incultas hasta las ramblas y pinares
contiguos al término de Pedralba. N o es allí tan abundante el esparto como
en Por t a c e l i , ni tan robustos los árboles y arbustos. C omo nos acercamos á P e -
dralba se pisa una tierra roxa , que descansa sobre bancos de cantos que rodaron
en las aguas , tal v e z del mismo Tur i a que pudo correr por aquel sitio. N o se
descubre el pueblo hasta estar casi dentro , tal es su posición honda respecto á los
cerros y montes contiguos. L a s calles son derechas y bastante espaciosas , y las
casas acomodadas á las necesidades de sus vecinos , por lo común labradores. Son
por todos 2 70 , y muchos manufacturan el esparto , cuya fábrica rinde diez pesos
diarios ; recurso poderoso para el pobre , que en cambio de los artefactos de es -
parto recibe pan , y quanto necesita para subsistir. Igual industria vemos en B u -
garra , pueblo de 160 v e c inos , anexo de Pedralba. Amb o s pueblos disfrutan un
mismo término sin distinción alguna , el qual es dilatado , montuoso , y en varías
partes incapaz de cultivo : crúzalo el Tur ia , y en las cercanías del rio Iiay sitios
frondosos , llanuras pingues , y como 1 50 jornales de huerta , que podría aumentarse
si se llevase á efecto el canal proyectado para regar los campos de la ribera