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Serrdla Al t a n a y castillo de Pcn.!guila. Es t e p „ e b l o es t,na de las q„at ro villas
del R e a l pa t r imoni o , y parece haber sido respetable en otro t i emp o , según los
monumentos que se conservan en la cumbre del monte , c omo algibes y mu r o «
pero pasaron sus glor ias , si las t u v o , y h o y se reduce á calles estrechas y pendi entes
, con edthcios de p o c o gusto y menos comodidad. N i sus vecinos se han a u -
n.entado en dos siglos tanto c omo en otros pueblos : eran 200 en el año 1 600 ,
y actualmente . 5 0 . Su término podrá tener tres horas de norte á sur entre los de
Benil oba y To r r e de les Mansanes , y dos y media de oriente á poniente desde
las faldas de A. t a n a hasta el término de A l c o y ; es sumamente des igual , alternand
o altos montes con profundos barrancos entre cerros y lomas de albaris. L a s h o -
yadas orientales , que tienen abundante "riego y abr igo por los motites , of recen
vergeles útiles con mul t i tud de árboles , malees y verduras 1 las occidentales , y
también las lomas privadas de riego son ménos agradables , y se destinan á s emblados
, ol ivos y v ina s : queda inculta la tercera parce del termino que es Ii mas
áspera y montuosa. L o s de Penágui la han descuidado por muchos ahos l a ' a g r i -
cultura, y apénas hubieran podido subsistir sin las fábricas de A l c o y , que han
dado ocupacion y subsistencia á gran parte del p u e b l o ; pero de algunos años á esta
parte extendido el cul t i vo, y aumentado el riego. Ac tua lment e se distingue
el benor D o n Joaquin R i c o en mejorar su hacienda , beneficiar lo incul to, y c o n -
ducir las a g u a s , antes despreciadas en aquellos cerros. Ha descubierto en sus e x -
cavaciones trozos de encañados que los Moros hiciéron para conducir las a^uas de
la T e , a que brotan al pie de Al t ana , distante de allí c omo una legua ; y tiene la
satisfacción de ver huertas y producciones en campos ántes áridos o eriales. L o mas
precoso del término de Penágui la se halla en la corta hora que ha y hasta Be n a -
sau , donde se riegan 70 jornales de campos dispuestos en espaciosas g r ada s , c u -
y o numero podr ia aumentarse si hubiera mas economía en el riego , y si los canales
por donde corre el agna tuvieran nienor incl inación ; porque en tal caso po -
drían conducirse á campos de ma y o r altura. Na c e el agua por muchas bocas e n -
tre las penas del barranco l l amado de la Fuent e , y probablemente proviene de un
deposito o estanque ocul to po c o mas alto que los surtidores d bocas ; porque en
anos secos se ha observado diminución notable en la cantidad de las aguas que sallan
, quedando otras c omo embalsadas sin poder salir. Po r eso se hiciéron algunas
excavaciones, y se quiiáron las peñas que servían de pretil natural ; y a j facilitad
o el desnivel pudieron correr las aguas libremente. Cdg ens e en Penágui la »3 c a -
híces de trigo , 4 0 0 de ma i z , 4 6 0 de c e b a d a , y otros g r ano s , 19 , 0 0 cántaros devino
2 4 0 0 arrobas de a c e y t e , 4 0 0 de l a n a , porcion de cáñamo , legumbres y
hortalizas.
1 0 0 El barranco de la fuente parece mu y corto á primera vista por inter rump
i i lo un f ronton cal izo de mas de 3 0 0 pies de altura perpendicular , en cuya c umbre
está el port i l lo y término de este barranco superior ; pero su verdadero ori..en
se halla en las faldas de Al t ana y montes situados al sueste del castillo : corre lar -
g o trecho por un cauce p r o f u n d o , cada v e z mas ancho hasta llegar al ci tado p o r -
tillo , desde el qual en t iempos lluviosos cae por una cascada magriílica , y se es -
trella en lo que allí l laman la plaza del Sal to : sigue adelante en cuesta rápida por
las bocas de la fuente , y va á parar al rio de Penágui la , que c omo queda di cho
se une con el de Ce t a para engrosar el de A l c o y . No t é que el cauce del barranco
en las inmediaciones de la fuente forma la línea donde se reúnen dos var iedades
de la piedra de aquellos montes. T o d a es c a l i z a , pero la de la izquierda del ba r -
ranco ménos sólida y mu y bl anc a , la qual sirve para sillares que se trabajan con
facilidad ; y expuestos despues á la inclemencia se endurecen y consol idan : la de
la derecha es mu y compac ta y cenicienta , y solo sirve para c a l , la mejor del término.
D e esta úl t ima piedra es el mont e del cas t i l lo, al qual subí por cuestas,
viendo cont inuamente campos cul t ivados casi hasta la cumbre. Es t a , aunque de
bastante elevación , parece mu y humi lde por los grupos colosales que le caen á l e -
vante y i mu y corta distancia, que son las bases unidas , y anchos cabezos de S e r -
relia y Ai t ana . Ent r e estos aparecía el col lado que conduc e al puerto de Conf r ide s
y valle de Gu a d a l é s t , y en las faldas de Serrella los pueblos de Benas iu y Ar e s ,
distantes una hora del castillo : decl inando la vista ha'cia el sur se descubrían los
montes de Penágui la y Ront oná l j Mar iola ha'cia el nordeste , y al norte Bení c a -
déll y la solana de A lmo d a y n a , quedando entre este úlcimo monte y Serrella el
valle de Ce t a , del qual se alcanzaban á ver Balones y otros pue b l o s , c omo t ambién
Go r g a en el valle de Tr a v adé l l . H a y en el término de Penágui la gran n ú -
mero de echinites ó erizos pet r i f icados, y mucho ma y o r de piedras numularias,
que se hallan entre marga gredosa cenicienta caminando hacia la To r r e de les Ma n -
sanes. Junto á los edificios de Penágui la se cria la cicuta , la balota hedioAda , el
veleno n e g r o , y multitud de otras plantas conocidas.
I o I C o m o me hallaba en las cercanías de A i t a n a , cuy a altura compi t e
con la de Peña g o l o s a , y es ma y o r que la de los demás montes del r e yno,
quise e x amina r lo, y empe c é á subir desde el castillo de Penágui la por el puer -
to de T o d ó n s : l legué á los primeros cincos d cortes en cinco quartos de hora , y
aunque mu y b a x o s , comparados con la cresta del monte es tal su altura , que
desde ellos se descubre una extensión inmensa lucia poniente. Queda b an en una
grande profundidad las l oma s , barrancos y llanuras que desde Al c o l e j a y Be n a -
sáu siguen hasta Ma r i o l a , descubriéndose de un golpe el C o n d a d o de C o n c e n t a y -
n a , el castillo de esta vi l la , Mo n c a b r é r , y mas léjos Ca roche con las montaíías
de Engue ra : divercia aquel conjunco de objecos ; pero admi raban las produc c iones
que en tal al tura, privada enceramence de r iego , cubrían el suelo ; excelences
trigos, c e b ada s , niucí io maiz , y ma y o r cantidad de g a rbanz o s , con tanta lozanía
c omo en los c ampos mas fértiles y privi legiados. Causalo lo fresco de las no -
ches y las f ieqüentes nieblas , que humede c en el suelo lusca que el sol adquiere
bastante fuerza para disiparlas. La tierra es allí de un blanco obscuro , mino s g r e -
dosa que la de Penágui la ; los c ampos por lo común están en cuestas s u a v e s , y