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d o n de los cer ros } y es regular ó que el t i emp o , los calores y las aguas ha y an mu -
dado el c o l o r p r imi t i v o , ó que las llanuras de l c ampi l lo sean depo'sitos que las
aguas traxe'ron de los mont e s occidentales .
5 3 Un a hora al poni ent e de Tu r i s esta'n Al b o r á i x y Ma c a s t r e , que c on Y á t o -
ba , Sieteaguas y Buñdl c omp o n e n el C o n d a d o de este nomb r e . A l salir de Tun' s
se atraviesan he rmosas hue r t a s , seguidas de di latados v i ñ e d o s , con tal qual ol i v o
hasta l legar al rio Juane s , cuy a s aguas no cor r e sponden al ancho cauce e x c a v ad o á
fuerza de av enidas . Sus altos r ibazos se formaron de capas horizontales margáceas
ó g r edo s a s , q u e las aguas en otros siglos depus ieron hasta resultar el suelo de las
huertas, y tal v e z el de las llanuras. Por c ione s considerables de aquel los ribazos se
desploman y c a en al rio por efecto de las a v e n i d a s , que l amen y roban la base
que las sostiene : v i enen después yesares c onf o rme se c amina por la ribera i zqui e r -
da de l r i o , y l í l t imamente cerros de g r eda arenisca , seguidos de otros calizos , que
son c omo el pr inc ipio de los ásperos montes de l C o n d a d o de Buñdl . C u y o dist r i -
to se e x t i ende c omo seis leguas de norte á sur entre los términos de d i e r a y C o r -
tes , y mas de c inco de or iente á poniente entre los de Tu r i s y Re q u e n a . A m e -
dida q u e se c amina al oeste ó norueste el suelo es mas q u e b r a d o , sucediéndos e
montes c ada v e z mas altos. Há l l ans e los ma y o r e s y los mas fragosos en el término
d e Si e t e a gua s , los quales unidos á los de C h i v a forman las Cabr i l las , sitio p e l i -
groso po r los malhechores que abriga. T o d o s los montes de la coma r c a son cal izos:
hay col inas de y e s o , cañadas y bar rancos f é r t i l e s , pr inc ipalment e en las cercanías
d e las fuentes , que son en g r an n úme r o ; y sus aguas excelentes y copiosa^ , que
se aprov e chan para el r iego. Po r todas partes se respira un ayre p j r o , frió en las
alturas, y t emp l a d o en las hoyas . L o s algarrobos tan f reqüentes en el secano desde
que se sale de la huerta de V a l e n c i a , lo son meno s en los sitios t empl ados de l
Condado , y desaparecen en las alturas de Ya' toba y Sieteaguas : prosperan los ol i -
vos y las viñas ; los t r igos y demá s granos se dan c on lozanía en las hue r t a s , pe r o
no en el secano , que por lo c omú n les es p o c o f a v o r a b l e , así por su ar idez y
poco f ondo , c omo por estar cubier to de peñas descarnadas. A pesar de estas c r e -
cen c on abundanc ia pinos , madroños , a r c e s , y un núme r o prodigioso de arbustos
y y e rba s , que no pocas veces tapizan enteramente el suelo. H a y sitios pintorescos
y mu y deliciosos en el C o n d a d o , dist inguiéndose ent re ellos las cercanías de B u -
ñ o l , vi l la situada casi en el cent ro de los c inco lugares del C o n d a d o , respecto de
la qual cae Sieteaguas al oeste á dos leguas de d i s t a n d a , Y á t o b a al sudueste , Ma -
castre al sur , y Al b o r á i x al sudueste, los tres úl t imos á distancia de medi a legua. L a
poblacion de Buñdl consta h o y de 4 5 0 c a s a s , un tercio de ellas aumentadas de
quaterna años á esta par te : sus calles son incómoda s por estar en las cuestas r ápi -
das de l mont e que se ve á la izquierda de l rio. E s tan honda la situación de Buñdl ,
que ninguno de sus edificios se descubre desde la v ent a de su nomb r e , que está á
muy corta distancia en el c amino real. N o lejos de la venta pr inc ipia la h o n d o -
nada , que se prolong a de norte á sur hasta Macas t re y Al b o r á b t ; c omo se va ba -
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xando por ella á la poblac ion se v e n brotar cristalinas fuentes , mucha s 3 0 0 pies
mas altas que el rio quando pasa ¡unto á los mol inos de pape l : par te de aquel las
aguas entra en canales de r iego , y par te se prec ipi ta en vistosas cascadas al
barranco p r inc i p a l : v an ent tando en este otros mé n o s a n c h o s , y po r ellos las
aguas de algunas fuentes. L o s profundos surcos y los cortes perpendiculares ; las
peñas ya caidas al fondo , y otras que anuncian igual suerte , demue s t ran las p é r -
didas que hiciéron los mont e s de aque l recinto , y que las aguas solas han al terad
o su anrigua disposición. A la derecha de l r io en sitios escarpados se hal lan v a -
rias cuevas , y entre ellas la l lamada de las Ma r a v i l l a s , compues tas ent e rament e
d e estalactitas de di ferentes formas . T o d a s amena z an r u i n a , y se infiere haber si -
d o ma yor e s por las porciones que pe rmane c en y a esparcidas en la cuesta , y a d e r -
rumbadas hasta el f ondo de l barranco. A l g o mas apar tado de las cuevas s igui end
o la corriente de l rio se ve á la derecha una l oma gredosa r o x a , cuy a s raices e s -
tán sembradas de cristales de q u a r z o , conoc idos c on el n omb r e de jacintos de
Compostela. Ha y l o s encarnados , amari l lentos y blancos i conservándose casi s i empre
en ellos las dos ext r emidade s punt iagudas en pi rámides de seis ángulos. Se
presentan con mas abundanc ia despues de copiosas l luvias que ablandaron y r o b a -
ron la tierra en d ond e es taban engastados.
5 4 La fuente pr inc ipal de Buñdl se l lama de S a n L u i s , cuy a s cristalinas aguas
brotan entre peñas en un sitio p r o f u n d o , y son tan copiosas , que ellas solas f o r -
man un riachuelo. Re c r é a s e el ánimo en aquel recinto por la firescura que p r o d u -
cen las aguas , y por lo f rondoso de los vegetales . V e n s e por todas partes peñas
sobrepuestas á una grande altura , y entre el las varias cuevas : aquí se ve la obr a
lenta de la naturaleza , que convi r t ió en piedras toscas la ant igua tierra ; al l í se
descubren capas de chinas y marga por donde corrieron las aguas en otro t i empo .
Aumentan lo pintoresco de aquel sitio los corpulentos algar robos ar raygados en
peñas de s c a rnada s , los fresnos y arces que se a v anz an en anfiteatro , las corni c a -
bras , lent i s cos , madreselvas y ramnos que l lenan los vac íos que quedan ent re los
árboles ; y en fin la mul t i tud de plantas que cubren las peñas y la tierra. C r e c e n
allí las conizas s ò r d i d a , vulgar y saxátil , el j a zmin ama r i l l o , el gua rda lobo , la hi -
niesta de los t intor e ros , la anagál íde t i e rna , el escordio o f i c i n a l , la herradura de
una sola v a y n a : dent ro de las aguas po t amo g e t o s y font inales ; y en los r ibazos
gramas, ant i r r ínos , x a r a s , cerastios y xaboneras . Sa l en de aquel la anchurosa h o y a
las aguas por un espacioso canal para regar los c amp o s , y aumentar las del rio,
sirviendo despues para tres mo l i n o s , dos de pape l bl anco , y uno de estraza. R i e -
gan los de Buñdl mas de 20 hanegadas de tierra , en las quales y en el secano
que cul t ivan cog en 6 0 0 cahices de t r igo , 6 0 0 de ma i z , 3© libras de seda , a r -
robas de a c c y t c , loS) de a l g a r roba s , 6 0 0 de pa s a , y 7 8 0 0 cántaros de v ino. T i e -
nen tambi én algunos t e lar e s , d ond e fabr ican 1 0 0 piezas de p año basto de 2 2 v a -
ras cada u n a , que se v e n d e n á 24 y hasta 30 reales.
5 5 Sieteaguas es el pueblo mas septentrional de l C o n d a d o , e s c ondido entre