
 
		vea  Ayora  al  or.ente  , y  Carocho  al  nordeste  : el monte  Camarona  ,  cas! siempre  
 nevado,  se  descubna  grande  distanda  hácia  el  norte  ; y  al  poniente  con  a l g L  
 declmacon  al  mediodía  se  veia  á lo lájos Gi r a -Va l o d a ,  montaiía  de  bastante  altura  
 ,  que  cortaba  la vista  del  Bonete.  
 13  En  el  puntal  que  se  levanta  al  norte  de  P a l e a r a  hay  ménos  agt.as  ,  y  
 esas  de  mal  gusto.  El  terreno  va  baxando  hácia Ayora  por  espacio  de  d^s  I^as^  
 vense  al  pnncpto  muchos  pinos  y  eriales  ,  mayormente  junto  al  barranco  nne  
 comienza  alh  y  siguiendo  por  las  cercanías  de  Zarra  entra  en  el  riachticlo  de  
 Ayora  para  desaguar  en  el Xncar.  A  dos  leguas  de  la Unde  est.< la Vega  terre  
 no  pingüe  y  bien  aprovechado  en  sembrados  :  hay  no  obstante  allí  sitios  aguanosos  
 e  mutiles  para  la  agricultura  por  las  muchas  agnas  que  contienen  , donde  crecen  
 juncos  ,uncías  ,  lirios  ,  talictros  y  senecios.  Caminando  despues  h.ícia  la  villa  
 se  ve  una  loma  compuesta  enteramente  de  hojas  perpendiculares  de  dos  lí  doce  
 pulgadas  de  grueso  ,  algunas de  mírmol  negro muy  hermoso  , otros de  amoladeras  
 roxizas  y  suaves  ,  ó  de  arcUla  compacta  , y  las  demás  de  tierra mas  d ménos  e„- 
 durecida  ,  cuyos  colores  son  negro  ,  blanquecino  ,  aplomado  . amarillo  y  parecido  
 al  d J  hígado.  Esta  loma  ,  sobre  la  qual  pasa  el  camino  ,  continúa  hácia  el  norte  
 mas  de  un  quarto  de  legua  hasta  perderse  en  las  huertas  y  campos  cultivados;  
 por  la  parte  meridional  signe  y  se  levanta  para  formar  los  cuchillos  y  cerros  de  
 San  Josef  prolongándose  de  allí  adelante  con  varias  undulaciones  horizontales  
 sm  mudar  dirección.  Todas  las  hojas  terreas  son  de  marga  ,  alguna  vez  con  
 mezcla  de  espato  calizo  ,  y  siempre  penetradas  de  oxido  de  hierro  en  diferentes  
 estados.  Estos  han  causado  los  colores  qne  matizan  el  cerro  , el  qnal  da  materia  
 al  nattirahsta  para  adivinar  ,  si  es  posible  ,  el  modo  en  que  se  junt.<ron  alli  en  
 posición  vertical  hojas  areniscas  ,  gredosas  , calizas  y margáceas  , como  también  las  
 causas  que  alteraron  el hierro  ,  y  lo  mezclaron  con  las  tierras. Quise  ver hasta  qué  
 punto  alteraba  los  colores  el  fuego ; y  de  las  varias  experiendas  resultó:  r  °  Qne  
 las hojitas de  color  amarillo  se  volvieron  de  un  roxo  fuerte , mas  intenso  que  el  de  
 almazarrón  : en  este  estado  metidas  en  agua y  estregadas  teSian  de  roxo  los  cuerpos  
 ,  quando  antes  de  sujetarlas  á la  fuerza  del  fuego  los  teSian  de  amarillo.  Esta  
 tier«  amardla  avivado  sn  color  por  el  fuego,  sirve  á  los  de  Ayora  para  hacer  
 pavimentos  solidos.  Se  debe  moler  ,  y  sus  polvos  mezdados  con  cal  y  yeso  se  
 amasan  con  agua  de  cal  : tierna  aun  la masa  que  resulta,  se  extiende  sobre  el  suelo  
 que  debe  cubrir  , y  pronto  forma  un  cuerpo  sólido  y  hermoso  ,  sobre  el  qual  suelen  
 tirarse  lineas  que  tíguran  tin  embaldosado.  El  color  blanquecino  pasó  á un  
 roxo  daro  ,  correspondiendo  los  tintes  que  las  hojitas  hacían  ántes  y  despues  de  
 haber  estado  al  fuego  á  los  colores  que  tenían  al  introducirse  en  el  agua.  3 « La,  
 hojitas  de  color  aplomado  padedéron  con  el  fuego  alguna  alteración  ,  bien  que  
 pequeña  , y  se  mudáron  en  un  color  de  rosa  roxo.  4."  Las  de  color  de  iiígado  
 permanecieron  sin  mudanza.  5.°  La  arcilla  
 compdcta  de  un  azul  verdoso  paso  ÍI  
 roxo  sin  perder  su  dureza  ,  igual  á  la  de  una  piedra  caliza.  6.»  Varias  hojitas cie  
 tierra  negra  como  carbón  se  convirtieron  en  una  especie  de  almazarrón.  El  color  
 negro  y  nativo  que  tenian  debe  atribuirse  á  vegetales  podridos  ,  que  consumid  
 despues  el  fuego ; el mismo  que  avivó  los  colores  de  las  otras  substancias  porque  
 resultaron  de metales  medio  calcinados. El  fuego da  nuevo  brillo  y  fuerza á  estos,  
 como  se  ve  en  lo.s  esmaltes,  y  al  contrario  destruye  y  consume  los  colores  producidos  
 por  vegetales.  
 14  Ademas  de  las  substancias  enunciadas  hay  mucho  yeso  en  las  inmediaciones  
 de  la  villa  por  los  rumbos  del  sur  y  sueste. En  partes  forma  lomas  , y  están  
 á  descubierto  las  peñas,  que  son  pardas,  duras  y  capaces  de  pulimento  ;  en  
 otras  queda  el  yeso  cubierto  por  capas  de  tierra  roxa,  blanquecina  y  amoratada.  
 Algo  mas  distante  como  una  hora  hácia  el  sueste  se  halla  la  heredad  de  los  Dominicos  
 llamada  Pere  Catali  , y  en  ella  la  supuesta  mina  de  oro.  Baxé  á  un  barranco  
 donde  la señalan  , y  la  excavación  solamente  produxo  vetas  negras,  que  alternaban  
 con  otras  de  greda  cenicienta  , y  de  quando  en  quando  pedazos  de  piritas  
 ^ en  descomposición  ,  algunas  mezcladas  con  arenas  y  madera  bituminosa,  
 otras  mas  enteras  y  compactas  con  cristales  cúbicos  superficiales.  También  se  lialláron  
 fragmentos muy  pesados  teñidos  de  ocre  amarillo  y  madera  fósil,  que  conservaba  
 las  zonas  concéntricas  , quales  se  notan  en  los  troncos  de  los „árboles.  La  
 poca  agua  que  por  allí  manaba  se  veia  teñida  de  roxo  , y  sobre  las  balsitas  que  
 iba  formando  hasta  caer  al  barranco  nadaba  una  telilla  untuosa.  En  los  sitios  húmedos  
 del  citado  barranco  crecian  los  juncos  articulado  ,  sapero  y  esparcido  ,  el  
 cirpo  de  lagos,  la  salicaria  oficinal  y  la  de  hojas  de  hisopo  , el  sàmolo  y  el  cardo  
 circio  : en  las  lomas  peñascosas  la  palomilla  de  nueve  hojas  ,  las  centauras  de  
 cerros,  áspera  y  apiñada  , los  tomillos  vulgar  y  piperella  , las  xaras  lampiña,  racemosa  
 con  hojas  de  romero  y  de  tomillo  , las  aliagas  y  el  romero  ; en  los  ribazos  
 la  rosa  perruna  ,  el  almez  ,  la  cambronera  común,  el  espino  albar  y  otros  
 muchos  vegetales  que  por  todas  partes  vestían  el  suelo.  
 VJLLE  DE  COFRENTES.  
 15  Al  norte  de  Ayora  empieza  el  valle  de  Cofrentes,  tendido  de  norte  i  sur  
 por  mas  de  tres  leguas,  y  estrechado  entre  las  cordilleras  de  montes  que  corren  
 en  la  misma  dirección  ,  separadas  entre  sí  como  un  quarto  y  medio  de  legua.  
 Las  raices  y  faldas  hácia  el  valle  , como  también  los  cen-os  son  de  yeso  :  estos  
 r  Escolano  en  el  libro  9  col.  985  habla  de  esta  
 mina  ,  y  di c e :  ,, A  la  falda  del  otro  cerro  á  media  
 legua  de  Ayora  hay  una  mina  de  piedras  macizas,  
 que  parecen  hechas  de  carbon  y  polvos  de  o r o ,  unas  
 del  cuerpo  de  una  nuez  ,  otras  de  un  huevo  ,  y  al - 
 gunas  de  peso  de  una  libra  ,  y  llámanlas  marquecillas. 
   Hállanlas  baxo  de  tierra  como  las  criadillas  ó  
 turmas,  y  sirven  de  dar  fuego  en  los  pedreñales  y  
 arcabuces  de  rueda.  Porque  con  que  todas  están  
 brillando  como  si  fueran  de  oro  fino  ,  es  tanto  el  
 fuego  que  arrojan  de  si  heridas  del  eslabón,©  puestas  
 en  la  rueda  de  los  pedreñales,  que  no  hay  d i - 
 ferencia  de  ellas  á  una  barra  de  hier ro,  quando  sacada  
 de  la  hornaza  la  martilla  el  herrero  en  la  
 ayunque  ,  por  lo  qual  son  estimadas.  Entiéndese  
 que  realmente  es  oro  aquello  que  en  ellas  lo  parece^  
 pero  que  es  muy  dificultoso  ó  imposible  el  sacarle  y  
 beneficiarle."