collado que yace -al sueste de la villa se vuelven los ojos para registrarla, parece una
pobiacion considerable, porque se ven de un golpe todos sus edìlìcios en anfiteatro,
y como sobrepuestos en la cuesta rápida. Continuando despues por el collado hasta
la cumbre se presenta una extensión, y en ella varios puntos, cuya posicion
ilustra la geografía del reyno. Por el rumbo del este declinado lucia el sur se vela
el campo de Liria , y mas allá la huerta de Valencia , distinguiéndose la capital en
las cercanías del Mediterráneo -, siguiendo despues la costa hacia el mediodía se reconocía
el cabo de San Antonio por el contiguo y elevado Mongo. San Miguel
de Liria quedaba hácia el sur de la visual tirada desde el collado á la dudad de
Valencia, posicion muy diversa de la que vemos en los mapas. El citado collado,
aunque de mucha altura sobre el nivel del mar, parece humilde , por hallarse contiguo
al empinado pico de Andllla. Es te, y mucho mas la Bellida , famosa por
sus muchas nieves , destemplan la atmósfera del pueblo, y de buena parte de su
término : por fortuna quedan hacia el sur y sueste varias hondonadas al abrigo del
norte , cuya atmosfera benigna permite gran número de producciones : tal es el
recinto de Osét , abundante en delicados higos, y los campos que siguen hasta
Alcublas. Vense con freqüencia fragmentos marmóreos, y las peñas que se descubren
son de mármol negro : distingüese entre ellos el conocido con el nombre
de Alcublas , que es negro tirando al pardo, sin manchas ni venitas blancas, como
son regularmente los de aquellos montes hasta Segorbe. Hállase la cantera abierta
en un montecito al norte de Alcublas en bancos casi horizontales -, dista como un
quarto de legua de la pobiacion , y aunque no se ve comunicación sensible entre
ella y las lomas calizas , que sirven de cimiento á las casas de Alcublas , no hay
duda que la hay subterránea. En casi todos los edilkíos del pueblo se ven sillares
ó cantos de mármol negro, porque esta es la piedra de los alrededores. Viven en
Alcublas 4 3 7 vecinos , buena parte de ellos aumentados en el siglo actual, lo que
debe atribuirse á su aplicación , y al cuidado con que cultivan la tierra. Poseen un
término reducido , Incapaz de alimentarles, y por eso salen a beneficiar mucha
parte de los de Andllla y Liria , resultándoles una cantidad considerable de
frutos, que son 1300 cahíces de trigo , i© de cebada, 300 de avena , arrobas
de higos , 6© de algarrobas, 6 0 0 de aceyte , y lOO© cántaros de vino. Es lástima
que hombres tan aplicados no perciban todo el fruto de sus sudores, y que los
holgazanes y rateros les roben parte de las cosechas. Muchos, voluntariamente
ociosos, que viven en los montes comarcanos á Liria , talan los campos de Andílla
y de Alcublas con tal osadía , que armados y en número cometen los robos á
vista y presencia del verdadero dueíío. Si tal vez son sorprehendidos y castigados,
viieltos del destierro renuevan sus maldades, y en una noche cortan las cepas y
los árboles , quitando al propietario las esperanzas de nuevos frutos, y hasta los deseos
de replantar lo que destruyó el hacha. Si tuviéramos en Espaíia un cuerpo de
Guardias semejante en facultades y objeto al que llamaban en VímcuJMaréchaiisséí,
no se verían tantos robos ni salteadores de camino.
113 Al norte de Alcublas con declimcion á poniente y como í legua y media
de distancia empieza el valle llamado Canales de Bexis, que yace entre el pico
de Andilla y la Bellida, quedando este monte en la parte septentrional : ensa'nchase
el valle hácia el norte, y continúa hasta la peña cortada y término de
Aragón. De aqui baxan dos riaciiuelos, uno con dirección á Andilla , y otro hácia
Bcxís, que jimto á esta villa entra en el Palancia , aumentando sus caudales , como
pronto veremos. Si á lo menos este corto riachuelo pasase por Alcublas, sus vecinos
remediarian la suma escasez de aguas que suelen padecer en verano, reducidos
á la «nica fuente que nace en la raiz del cerro marmoreo ya descrito , cuyas aguas
conducen por tma mina de manipostería; pero escasean tanto en tiempos de calores,
que nadie puede entonces tomarlas aun para el consumo de su familia sino á presencia
de alguno del gobierno , por su turno y en cantidad determinada.
J 1 4 Las cercanías orientales de Alcublas están enteramente cultivadas por
mas de medía hora, donde se ven hermosos sembrados y viñedos ; no pueden
subsistir en aquel clima olivos ni algarrobos ; pero tal vez prosperarían los almendros
, que debieran introducirse , como se ha hecho ya en sitios ásperos y destemplados.
Cesa el cultivo de todo punto hácia el oriente , y empieza la aspereza, la
soledad y el grupo montuoso, en cuyo centro está la Cuevasanta. Todos aquellos
montes son calizos , y muchos de mármol negruzco con venas blancas : vense por
allí profundos barrancos, cuestas ásperas, picos que se desmoronan , y mucha maleza
; los pinos , aunque en bastante mimerò , se levantan á poca almra : el monte
baxo se reduce á enebros, aliagas , sabinas y romero : el espliego , algunas especies
de tomillo, y muchas mas de xaras crecen á cada paso. Por entre la maleza y
breñas se ven muy malas sendas , y estas son el único camino. En dos lloras llegué
desde Alcublas á la Cueva , santuario do nuestra Señora, que visitan los pueblos
de la comarca , y muchos á diez y doce leguas de distancia. En la raiz oriental
de uno de aquellos montes hay una espaciosa cueva , y en su fondo la Iglesia,
cuyo techo es la bóveda natural, formada por los bancos inferiores del monte : la
boca es grande, y por ella recibe luz lo ititerior. B.ixé á la Iglesia por una escalera
que últimamente se parte en dos ramos laterales , y .aunque espaciosa en toda
su longitud , llega á obstruirse muchas veces por la multitud de gentes que allí acuden
, con especialidad en el mes de Setiembre. Sigúese al monte de la Cueva offo
hácia el oriente , separado por un barranco y dilatadas cuestas. Desde la cumbre
de la mas oriental se empieza á descubrir un suelo ménos ingrato : vese la profunda
llanura que con alguna interrupción y lomas se prolonga hasta Segorbe ; empieza
el aliti,-o por diI.it.idos viñedos en las cercanías de la casa de campo llamada
de Ribas ; y á corta distancia aparecen olivos, seguidos de viñas que visten las
lomas y los cerros. En las arroyadas crece la adelfa , que anuncia la benignidad de
la atmosfera, y el que viaja reconoce otro clima y otro suelo. Las vistas son también
muy diferentes apénas se llega á lo alto de la loma contigua ; porque á las
breñas, barrancos y maleza se siguen llanuras, huertas y pueblos numerosos. Ven