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 1 5 0  De sde  A n a n a  continué  subiendo  por  el  cauce  de  la  rambla  c omo  una  
 I.ora  hacia  poniente  ,  y  l legué  á  las  inmediaciones  de  Es l i d a ,  simada  á  la  derecha  
 del  cauce  en  la  falda  de  un  cerro  calizo  y  escarpado  :  sus  edificios  están  en  anf i - 
 teatro, y  á  corta  distancia  presentan  una  vista  pintoresca,  que  he  procurado  copiar  en  
 la  estampa  adjunta  ;  tienen  lo  puro  necesario  para  el  abrigo  de  labradores  ,  y  for - 
 man  calles  mu y  incomodas  por  las  ásperas  y  continuas  cuestas.  A l l í  v i v en  1 7 0  v e - 
 cinos  ocupados  en  reducir  á  cul t ivo  el  término  ,  que  podrá  tener  hora  y  media  de  
 oriente  á  poniente  entre  los  de  Ar t ana  y  Ha in  ,  y  lo  mi smo  con  corta  diferencia  
 de  norte  á  sur  entre  los  de  V e o  y  Al f andegui l la  de  Cast ro  ;  todo  es  montuoso,  
 con  algunas  caiíadas  menos  ásperas.  Criábanse  antiguamente  en  él  muchos  a lmendros  
 ,  puesto  que  concediendo  el  fundador  á  los  primeros  colonos  un  fruto  libre,  
 escogiéron  la  almendra  •• ho y  apénas  se  conoce  este  árbol  en  aquel  suelo  ;  pero  en  
 recompensa  los  olivos  que  100  aiíos  hace  no  eran  mas  de  t r e s ,  se  han  ido  mul t i - 
 plicando  de  modo  ,  que  ho y  rinden  98  arrobas  de  aceyte  :  hay  bosques  de  a^a r - 
 r o b o s , c u y o  fruto  asciende  á  7®  arrobas  :  cógense  ademas  i@d e  hi g o s ,  1500°  de  
 pasa  ,  10  cántaros  de  v ino  ,  3 0 0  cahices  de  t r i g o ,  90  de  ma í z ,  y  quedan  incultas  
 dos  terceras  partes  del  término  ,  que  al  principio  del  siglo  estaba  poco  menos  que  
 abandonado  ,  siendo  actualmente  mas  que  doble  el  v e c inda r io,  el  cul t ivo  y  los  
 frutos  respecto  á  aquellos  tiempos.  Hemo s  visto  en  la  sierra  de  Espadan  pueblos  
 de  cosechas  pobr e s ,  y  de  pocos  v e c ino s ,  inferiores  sin  duda  en  nilmero  i  los  del  
 tiempo  de  los  Moros  i  pero  en  Ar t ana  ,  Ha i n  y  Esl ida  han  sido  rápidos  los  pr o - 
 gresos  ,  y  tan  considerables,  que  dudo  iiayan  sido  mayores  en  otro  t iempo  alguno.  
 Pudiéron  los  Roma n o s  ó  Moros  beneficiar  las  minas  ocultas  en  los  montes  ,  c omo  
 lo  acreditan  los  cerros  de  escor ias ,  y  las  galerías  incomodas  que  actualmente  existen  
 ;  pero  este  género  de  industria  pide  ménos  brazos  que  la  agricul tura,  y  f a v o - 
 rece  poco  al  aumento  de  vecinos.  Quédense  pues  las  generaciones  de  este  siglo  con  
 la  gloria  de  haber  repoblado  aquellos  montes  ,  de  haberlos  reducido  á  c u í i v o  ,  y  
 de  ser  los  mas  activos  é  industriosos  que  viviéron  jamas  en  aquel  recinto.  E n ' l a s  
 diferentes  cañadas  del  término  de  Es l ida  hay  ocho  fuentes  ,  con  cuyas  aguas  se  riegan  
 otros  tantos  distritos  de  hermosa  huer ta,  cuya  suma  total  no  pasa "de  60  jornales. 
   Cul t ivanse  allí  hortalizas  y  frutas  para  el  consumo  del  p u e b l o ,  y  gran  n ú - 
 mero  de  mor e ras ,  que  dan  ¡ d  arrobas  de  ho j a ,  la  suficiente  para  alimentar  los  
 gusanos  que  provienen  de  100  onzas  de  simiente  ,  pues  cada  una  de  estas  consume  
 50  arrobas.  Prospera  esta  cosecha  en  Es l ida  ,  resultando  diez  d  doce  libras  de  
 seda  de  cada  onza  de  simiente  ,  quando  en  las  riberas  del  Xu c a r  y  otros  sitios  hondos  
 solas  cinco  libras  resultan  de  cada  onza.  He  notado  que  los  gusanos  de  la  seda  
 padecen  enfermedades  y  perecen  en  sitios  húmedos,  ó  quando  son  excesivos  los  calores  
 y  lluvias  ;  y  al  contrario  continúan  fel izmente  su  corta  vida  criados  en  los  montes  
 secos  y  templados.  
 1 5 1  Ent re  Ar t ana  y  Esl ida  están  las  minas  de  me r cur io,  principalmente  en  
 el  monte  llamado  la  CrciUta,  v o z  que  significa  cruz  pequeña  ;  el  qual  está  al  norte  
 TOMO  II.