lílf
•I !l
[ 8 4 ]
se á muy corta disíancla Al tura, Segorbe y la Gartuxa, cuyo conjunto de edificios
resaltan sobre la verde alfombra de sus dilatadas huertas ; luego se pisa un
suelo mucho mejor que el antecedente , y mas proporcionado para variedad de
frutos ; hállanse aguas abundantes y claras} y por todas partes industria, actividad
y cuidado.
SEGORBE j r PUEBLOS DE LAS RIBERAS BEL PALANCIA.
1 1 5 Caminaba hacia Segorbe por entre jardines útiles, plantados de moreras
y frutales, y vi al paso la Cartuxa de Va l de Christo , rica como todos los Mo -
nasterios de su instituto. Cultivan aquellos Monges sus haciendas con tanto esmero
, que pueden servir de modelo en agricultura : atravesé sus huercas, y las contiguas
de Segorbe hasta entrar en esta ciudad, que nuestro Escolano prueba ser
la antigua Segobriga. Tiene espaciosas calles , buen número de ediiicios decentes.
Iglesia Catedral , y muchos hacendados ; pero con todo eso es inferior i diversas
villas del reyno ; si bien es muy recomendable por su posicion ventajosa júnto á
Un cerro i la derecha del Palancia , y como en el centro de las huertas. Dexan allí
los montes una hoyada espaciosa de una legua de diámetro, la qual atraviesa el
rio de poniente á oriente fecundándola con sus aguas. Ha y en ella algunas humildes
lomas , que la industria ha reducido á graderías para facilitar el riego , guiando
las aguas por mil canales hasta los cerros contiguos á las cordilleras de Espadan
y Cuevasanta. Queda esta hacía el sur, y la de Espadan al norte, cortando la
vista con sus empinados picos. La tierra roxiza y de mucho fondo vuelve al labrador
con usura quanto le confia, y satisface siempre sus codiciosos deseos. No hay
producción alguna en el reyno que dexe de lograrse en aquellos campos, los que
dan en el mismo año trigo y maí z , ademas de la seda. Esto debe atribuirse á lo
fértil del suelo, y templado de la atmósfera} pero mas aun á la abundancia de
aguas. Fuera de las del rio logran también la mayor parte de la fuente de la Es -
peranza , situada al norueste no lejos de la ciudad, donde hay un ccrro de piedra
tosca , por cuyas raices occidentales brotan cristalinas aguas en tanta copia, que
bastan para regar 4© hanegadas de huerta. Los manantiales se hallan en un sitio
horizontal, forman una balsa , y luego un riachuelo , que dividido corre en tres
partes hacia Navajas , Altura y Segorbe : Navajas recibe aguas para regar 360 hanegadas
de huerta, Altura para 1600 , y Segorbe para mas de 29 : estas últimas
hacen parte de las 7© que posee la ciudad, las que siguen hacía levante unidas con
las de Xe ldo y Villatorcás, lugares sítiiados á la derecha del rio : á la izquierda
quedan los de Peñalba y Castelnou.
1 1 6 Recréase el ánimo quando de algún punto elevado descubre y registra
este recinto , mayormente despucs de haber pisado tantas leguas de montes destemplados
y desiertos. El sitio mejor para lograr la vista deliciosa es la cumbre
del ccrro de la misma ciudad , que está como aislado, y se compone de tierra
gredosa, mas ó menos cojnpacta, que oculta en sus entrañas un peñón calL¿o, el
[ 8 5 ]
qual se manifiesta en algunos puntos de las faldas, y mucho mas en la cumbre.
Allí se presentan de un golpe las dilatadas huertas, y en ellas aquella variedad de
verdes propios de los vegetales , sembrados o plantados por el prudente labrador.
Vense las curvas que el rio describe al baxar por la parte occidental 5 como se dobla
en arco para pasar por el norte de la ciudad, y como continúa con declinación al sur
serpeando por el valle : distínguense los canales de riego, las casas de campo , y
los lugares vecinos : quedan á los píes las habitaciones de n e o familias, ocupadas
las mas en cultivar campos tan felices. Debieran serlo también los colonos j mas
por falta do propiedad se hallan reducidos al triste estado de jornaleros, ó al inconstante
de arrendadores del Cabildo Eclesiástico , de la Cartuxa , de otros C o n -
ventos , d de particulares propietarios , que arriendan sus haciendas al que promete
mas : de ahí la pobreza , y muchas veces la ruina de arrendatarios en un pais ameno
, que produce con abundancia quanto se necesita para la vida sin pedir nada á
los circunvecinos j en una tierra feraz , cultivada con tesón y conocimiento , donde
se dan frutos de huerta y de secano ; donde hay pastos mas que suficientes para
los ganados que deben abastecer la ciudad. Sin embargo de los muchos obstáculos
que deben desalentar al cultivador , se cogen en solo el término peculiar de
Segorbe 3200 cahices de trigo, 2600 de mai z , 5© libras de seda, 4® docenas de
melones , io8@ cántaros de vino , 300 arrobas de pasa , 5600 de higos , 15^ de
algarrobas , 30© de pimientos , 36200 de hortalizas, 82> de fruta , 2300 de aceyte
, 150 de lino , con porcíon de cebada, judías y habas. Algunas familias se ocupan
en tres fábricas de alfarería , y otras tancas de almidón , en seis de aguardiente
, y en ocho molinos de papel. E n estos se fabrican al año mas de 1 4 3 resmas;
de aguardiente se sacan unas 4© arrobas.
1 1 7 Los Segorbínos están atrasados en el cultivo de los olivos. Plantan muchas
estacas, ó ponen varias púas á un tronco , dexando subir y formarse tres ó
mas árboles reunidos. A esta confusíon añaden la multitud excesiva de ramas, que
dexan crecer abandonadas á su suerte. Debieran conservar un pie solo, arrancando
los demás para plantarlos en otro sitio , y dexar sobre cada pie tres ramos principales
abiertos en forma de trévedes, cortando los restantes sin pendón alguno. En -
grosados que estén los troncos y ramos principales , y estos bien poblados de otros
secundarios, conviene hacer podas según arte , quitando quanto impida la libre
entrada al sol y al ayre. Semejante descuido se observa en los algarrobos , que están
cargados de ramos, unos medio muertos, otros mal puestos, y todos inútiles:
conócese alli la utilidad de los machos , y por eso apénas hay algarrobo sin inxerto.
Los árboles en general distan poco entre s í , de que resultan menguas en el
fruto. Es cierto que el terreno empieza á ser poco favorable á los algarrobos, porque
se yelan coii; freqiiencia : de modo que media legua al norte y al poniente de
la ciudad es trabajo perdido el que se emplea en plantarlos y criarlos.
1 1 8 En las inmediaciones de Segorbe hay canteras de mármol negro, el qual
es tan común en aquella parte del r e yno, que apénas hay monte donde no se