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 se  á  muy  corta  disíancla  Al tura,  Segorbe  y  la  Gartuxa,  cuyo  conjunto  de  edificios  
 resaltan  sobre  la  verde  alfombra  de  sus  dilatadas  huertas  ;  luego  se  pisa  un  
 suelo  mucho  mejor  que  el  antecedente  ,  y  mas  proporcionado  para  variedad  de  
 frutos  ; hállanse  aguas  abundantes  y  claras}  y  por  todas  partes  industria,  actividad  
 y  cuidado.  
 SEGORBE  j  r  PUEBLOS  DE  LAS  RIBERAS  BEL  PALANCIA.  
 1 1 5  Caminaba  hacia  Segorbe  por  entre  jardines  útiles,  plantados  de  moreras  
 y  frutales,  y  vi  al  paso  la  Cartuxa  de  Va l  de  Christo  ,  rica  como  todos  los  Mo - 
 nasterios  de  su  instituto.  Cultivan  aquellos  Monges  sus  haciendas  con  tanto  esmero  
 ,  que  pueden  servir  de  modelo  en  agricultura  :  atravesé  sus  huercas,  y  las  contiguas  
 de  Segorbe  hasta  entrar  en  esta  ciudad,  que  nuestro  Escolano  prueba  ser  
 la  antigua  Segobriga.  Tiene  espaciosas  calles  ,  buen  número  de  ediiicios  decentes.  
 Iglesia  Catedral ,  y  muchos  hacendados  ;  pero  con  todo  eso  es  inferior  i  diversas  
 villas  del  reyno  ;  si  bien  es  muy  recomendable  por  su  posicion  ventajosa  júnto  á  
 Un  cerro  i  la  derecha  del  Palancia  ,  y  como  en  el  centro  de  las  huertas.  Dexan  allí  
 los  montes  una  hoyada  espaciosa  de  una  legua  de  diámetro,  la  qual  atraviesa  el  
 rio  de  poniente  á  oriente  fecundándola  con  sus  aguas.  Ha y  en  ella  algunas  humildes  
 lomas ,  que  la  industria  ha  reducido  á  graderías  para  facilitar  el  riego  ,  guiando  
 las  aguas  por  mil  canales  hasta  los  cerros  contiguos  á  las  cordilleras  de  Espadan  
 y  Cuevasanta.  Queda  esta  hacía  el  sur,  y  la  de  Espadan  al  norte,  cortando  la  
 vista  con  sus  empinados  picos.  La  tierra  roxiza  y  de  mucho  fondo  vuelve  al  labrador  
 con  usura  quanto  le  confia,  y  satisface  siempre  sus  codiciosos  deseos.  No  hay  
 producción  alguna  en  el  reyno  que  dexe  de  lograrse  en  aquellos  campos,  los  que  
 dan  en  el  mismo  año  trigo  y  maí z ,  ademas  de  la  seda.  Esto  debe  atribuirse  á  lo  
 fértil  del  suelo,  y  templado  de  la  atmósfera}  pero  mas  aun  á  la  abundancia  de  
 aguas.  Fuera  de  las  del  rio  logran  también  la  mayor  parte  de  la  fuente  de  la  Es - 
 peranza  ,  situada  al  norueste  no  lejos  de  la  ciudad,  donde  hay  un  ccrro  de  piedra  
 tosca  ,  por  cuyas  raices  occidentales  brotan  cristalinas  aguas  en  tanta  copia,  que  
 bastan  para  regar  4© hanegadas  de  huerta.  Los  manantiales  se  hallan  en  un  sitio  
 horizontal,  forman  una  balsa  ,  y  luego  un  riachuelo  ,  que  dividido  corre  en  tres  
 partes  hacia  Navajas  ,  Altura  y  Segorbe  : Navajas  recibe  aguas  para  regar  360  hanegadas  
 de  huerta,  Altura  para  1600  ,  y  Segorbe  para  mas  de  29  : estas  últimas  
 hacen  parte  de  las  7©  que  posee  la  ciudad,  las  que  siguen  hacía  levante  unidas  con  
 las  de  Xe ldo  y  Villatorcás,  lugares  sítiiados  á  la  derecha  del  rio  : á  la  izquierda  
 quedan  los  de  Peñalba  y  Castelnou.  
 1 1 6  Recréase  el  ánimo  quando  de  algún  punto  elevado  descubre  y  registra  
 este  recinto  , mayormente  despucs  de  haber  pisado  tantas  leguas  de  montes  destemplados  
 y  desiertos.  El  sitio  mejor  para  lograr  la  vista  deliciosa  es  la  cumbre  
 del  ccrro  de  la  misma  ciudad  ,  que  está  como  aislado,  y  se  compone  de  tierra  
 gredosa,  mas  ó menos  cojnpacta,  que  oculta  en  sus  entrañas  un  peñón  calL¿o,  el  
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 qual  se  manifiesta  en  algunos  puntos  de  las  faldas,  y  mucho  mas  en  la  cumbre.  
 Allí  se  presentan  de  un  golpe  las  dilatadas  huertas,  y  en  ellas  aquella  variedad  de  
 verdes  propios  de  los  vegetales  , sembrados  o  plantados  por  el  prudente  labrador.  
 Vense  las curvas  que  el  rio  describe  al baxar  por  la parte  occidental  5  como  se  dobla  
 en  arco  para pasar  por  el  norte  de  la ciudad,  y  como  continúa  con  declinación  al  sur  
 serpeando  por  el  valle  :  distínguense  los  canales  de  riego,  las  casas  de  campo  ,  y  
 los  lugares  vecinos  : quedan  á  los  píes  las  habitaciones  de  n e o  familias,  ocupadas  
 las  mas  en  cultivar  campos  tan  felices.  Debieran  serlo  también  los  colonos  j  mas  
 por  falta  do  propiedad  se  hallan  reducidos  al  triste  estado  de  jornaleros,  ó  al  inconstante  
 de  arrendadores  del  Cabildo  Eclesiástico  ,  de  la  Cartuxa  ,  de  otros  C o n - 
 ventos  ,  d  de  particulares  propietarios  ,  que  arriendan  sus  haciendas  al  que  promete  
 mas  : de  ahí  la  pobreza  ,  y  muchas  veces  la  ruina  de  arrendatarios  en  un  pais  ameno  
 ,  que  produce  con  abundancia  quanto  se  necesita  para  la  vida  sin  pedir  nada  á  
 los  circunvecinos  j  en  una  tierra  feraz  ,  cultivada  con  tesón  y  conocimiento  ,  donde  
 se  dan  frutos  de  huerta  y  de  secano  ;  donde  hay  pastos  mas  que  suficientes  para  
 los  ganados  que  deben  abastecer  la  ciudad.  Sin  embargo  de  los  muchos  obstáculos  
 que  deben  desalentar  al  cultivador  ,  se  cogen  en  solo  el  término  peculiar  de  
 Segorbe  3200  cahices  de  trigo,  2600  de  mai z ,  5©  libras  de  seda,  4®  docenas  de  
 melones  ,  io8@  cántaros  de  vino  ,  300  arrobas  de  pasa  ,  5600  de  higos  ,  15^  de  
 algarrobas  ,  30©  de  pimientos  ,  36200  de  hortalizas,  82> de  fruta  ,  2300  de  aceyte  
 ,  150  de  lino  ,  con  porcíon  de  cebada,  judías  y  habas.  Algunas  familias  se  ocupan  
 en  tres  fábricas  de  alfarería  ,  y  otras  tancas  de  almidón  ,  en  seis  de  aguardiente  
 ,  y  en  ocho  molinos  de  papel.  E n  estos  se  fabrican  al  año mas  de  1 4 3  resmas;  
 de  aguardiente  se  sacan  unas  4©  arrobas.  
 1 1 7  Los  Segorbínos  están  atrasados  en  el  cultivo  de  los  olivos.  Plantan  muchas  
 estacas,  ó  ponen  varias  púas  á  un  tronco  ,  dexando  subir  y  formarse  tres  ó  
 mas  árboles  reunidos.  A  esta  confusíon  añaden  la multitud  excesiva  de  ramas,  que  
 dexan  crecer  abandonadas  á  su  suerte.  Debieran  conservar  un  pie  solo,  arrancando  
 los  demás  para  plantarlos  en  otro  sitio  ,  y  dexar  sobre  cada  pie  tres  ramos  principales  
 abiertos  en  forma  de  trévedes,  cortando  los  restantes  sin  pendón  alguno.  En - 
 grosados  que  estén  los  troncos  y  ramos  principales  ,  y  estos  bien  poblados  de  otros  
 secundarios,  conviene  hacer  podas  según  arte  ,  quitando  quanto  impida  la  libre  
 entrada  al  sol  y  al  ayre.  Semejante  descuido  se  observa  en  los  algarrobos  ,  que  están  
 cargados  de  ramos,  unos  medio  muertos,  otros  mal  puestos,  y  todos  inútiles:  
 conócese  alli  la  utilidad  de  los machos  ,  y  por  eso  apénas  hay  algarrobo  sin  inxerto. 
   Los  árboles  en  general  distan  poco  entre  s í ,  de  que  resultan  menguas  en  el  
 fruto.  Es  cierto  que  el  terreno  empieza  á  ser  poco  favorable  á  los  algarrobos,  porque  
 se  yelan  coii;  freqiiencia  : de  modo  que  media  legua  al  norte  y  al  poniente  de  
 la  ciudad  es  trabajo  perdido  el  que  se  emplea  en  plantarlos  y  criarlos.  
 1 1 8  En  las  inmediaciones  de  Segorbe  hay  canteras  de  mármol  negro,  el  qual  
 es  tan  común  en  aquella  parte  del  r e yno,  que  apénas  hay  monte  donde  no  se