
 
		mmm  
 yesosa  de  aquel  recinto  ,  semejante  i  la  Ho y a  de  Castalia  ,  parece  prometer  á  los  
 almendros  prosperidad  y  abundantes  cosechas.  Ya  han  empezado  allí  á  poner  ramo  
 macho  en  los  algarrobos  ,  y  á  podar  los  olivos  :  debieran  completar  la  obra,  
 •  y  extender  esta  lítil  práctica  á  todos  los  a'rboles  del  término  :  debieran  también  pedir  
 al  Seiíor  territorial  mas  molinos  de  aceyte  , para  evitar  las  dilaciones  que  d e - 
 terioran  la  calidad  del  fruto.  Cogen  en  el  dia  700  libras  de  s eda ,  500  caliices  
 de  trigo  ,  I 20  de  ma i z ,  n o  de  cebada  ,  ¡ d  cántaros  de  v i n o ,  i@  arrobas  de  
 aceyte  y  sS  de  algarrobas.  Toda s  aquellas  lomas  y  cerros  están  vestidas  de  vege - 
 tales  ;  en  ellas  crece  el  cardo  de  flor  blanca,  especie  nueva  figurada  en  mis  obras,  
 el  pinatífido  ,  el  cabizbaxo  y  el  de  Mompeller  ;  las  centauras  áspera  ,  trepacaballos, 
   y  la  de  hojas  de  cerraja  ;  el  litospermo  fruticoso  ,  el  coris,  el  espantalobos  común  
 ,  el  almez  ,  el  fresno  ,  la  cornicabra  y  el  lentisco.  E n  las  cercanías  de  los  rios  
 el  taray  común  ,  la  ade l f a ,  los  epilobios  de  lagunas  y  velloso  ,  el  cirpo  en  agujas  
 ,  los  carices  vulpino  ,  vexigoso  ,  capilar  y  de  verano  ,  la  juncia  ,  la  mimbrera  
 y  otras  plantas.  
 37  Al  sueste  de  Bicdrp,  y  casi  á  tres  leguas  de  verdadera  distancia,  yace  E n - 
 guera,  pueblo  recomendable  por  sus  fábricas  y  vecindario.  Apena s  pasaba  de  300  
 familias  en  el  siglo  pasado  ,  sin  conocido  aumento  hasta  que  se  termináron  las  
 guerras  de  sucesión  i  empezó  entonces  á  prosperar  ,  y  mu y  presto  acaeció  el  formidable  
 terremoto  de  1748.  Es t e ,  que  al  parecer  debia  retardar  los  progresos  de  
 la  agricultura  y  fíbricas  ,  las  fomentó  de  un  mo d o  extraño.  Hicieron  ver  aquellos  
 vecinos  arruinados  el  estado  miserable  en  que  quedaban  sus  haciendas  y  casas  ,  mo - 
 vie'ron  la  compasión  de  los  que  podian  socorrerles  , y  recibieron  sumas  superiores  
 á  las  pérdidas  que  habían  padecido.  Ant e s  de  recobrar  la  tierra  su  antigua  quietud  
 ,  ya  se  hallaban  reedificados  los  edificios  con  aumentos  y  mejoras  ;  ya  tomaban  
 fuerza  la  agricultura,  el  comercio  y  las  fábricas.  Es t a s ,  bien  que  distasen  mucho  
 del  floreciente  estado  que  al  presente  vemos ,  pues  apenas  se  fabricaban  al  año  600  
 piezas  de  paño  ,  quando  hoy  pasan  de  63  ,  recibieron  entonces  el  impulso  que  
 aun  dura  ,  y  contribuyeron  i  multiplicar  las  familias  hasta  i 3  ,  que  componen  5®  
 almas  :  ¡ S  de  estas  en  gran  núme ro  mugeres  y  niños  hallan  ocupacion  lítil  en  
 cardar  ,  hilar  y  texer  las  lanas  que  se  emplean  en  6 o 3  varas  de  telillas,  y  63  paños  
 de  á  21  varas.  Véndese  comunmente  cada  paño  por  24  ó  30  pesos  ,  no  llegando  á  
 doce  el  valor  de  la  lana.  Esta  utilidad  sería  ciertamente  mayor  si  se  desterrasen  de  
 Enguera  muchos  usureros  que  engruesan  con  los  sudores  y  sangre  de  los  pobres.  
 Los  pocos  fondos  que  tienen  muchos  fabricantes  los  fuerza  á  buscar  socorros  ,  que  
 solamente  encuentran  pagando  usuras  increíbles.  No  pocas  veces  queda  entera  la  
 deuda  ,  habiendo  el  infeliz  deudor  pagado  en  quatro  años  usuras  mayores  que  el  
 capital  prestado.  Cortariase  en  su  raíz  esta  iniquidad  formando  un  monte  pío  en  
 aquel  pueblo  laborioso,  ó  una  especie  de  pósito  de  lanas  para  prestar  á  los  fabricantes  
 ,  con  la  obligación  de  reintegrar  el  valor  prestado,  y  un  corto  ínteres  para  
 sostener  el  pósito.  Por  faltar  á  Enguera  una  institución  tan  i'itíl,  y  por  la  ínsacíable  
 codicia  de  los  usureros,  hay  muchos  en  el  pueblo  que  trabajando  como  esclavos  
 apenas  pueden  subsistir,  y  otros  que  para  lograrlo  salen  hacia  Castilla  y  Mu r - 
 cia  á  cardar  l a n a s ,  volviendo  despues  á  últimos  de  Setiembre  para  las  vendimias  
 y  recolección  de  frutos.  Pasan  regularmente  de  500  los  que  acuden  á  este  ramo  de  
 industria,  y  regresan  con  600  reales  de  beneficio  unos  con  otros.  As i  pues  en - 
 tran  en  el  pueblo  anualmente  300©  reales,  que  aumentan  el  numerario  sin  aumentar  
 el  l u x o ,  que  ni  conocen  los  Enguerinos  en  su  p a t r i a ,  ni  lo  adoptan  en  las  
 tierras  corrompidas  que  visitan.  N o  viven  aquí  ociosos  los  acomodados  del  pueblo,  
 porque  despues  de  beneficiar  sus  crecidas  haciendas  comercian  en  ganados  ,  que  
 conservan  en  los  montes.  Mas  de  15©  cabezas  pastan  en  lo  inculco  ,  sin  contar  
 quatro  atos  de  yeguas.  No  hay  duda  en  que  las  fábricas  de  Enguera  son  inferiores  
 á  las  de  Al coy  ,  villa  que  merece  la  primacía  entre  todas  las  del  reyno  5 pero  
 tampoco  la  hay  en  que  es mucha  la  utilidad  que  rinden  ,  aunque  destinadas  á  parios  
 ordinarios  :  á  ellas  se  debe  el  aumento  de  la  poblacion  j  á  ellas  las  muchas  casas  y  
 aun  calles  enteras  que  se  construyen.  A u n  son  capaces  de  aumento  y  perfección,  
 que  es  regular  consigan  con  el  tiempo  ;  pero  desde  luego  se  debiera  disponer  algún  
 sitio  para  tender  los  paños  con  limpieza,  por  cuya  falta  se  ven  por  el  suelo  
 expuestos  á  mancharse.  
 38  Ad ema s  de  las  3©  personas  que  trabajan  de  continuo  en  las  fábricas  ,  ha y  
 muchos  labradores  que  lo  hacen  quando  no  tienen  ocupacion  en  el  campo.  La  
 agricultura  no  es  aquí  tan  activa  como  en  tierra  de  riego,  ni  el  cultivo  proporcionad 
 o  á  la  extensión  del  término,  del  que  apenas  se  utiliza  la  quarta  parte  ,  destinada  
 á  viñas,  olivos,  algarrobos  y  granos.  Nótase  en  los  olivos  mala  educación  y  exceso  
 de  ramas  inútiles  ,  y  en  los  algarrobos  necesidad  de  p o d a ,  y  de  inxertar  algunos  
 machos.  Pudieran  los  labradores  deponer  el  respeto  ó  miedo  que  tienen  de  cortar  
 leña  en  los  algarrobos  á  vista  de  lo  que  sucede  en  los  destinados  para  cazar  tordos.  
 Prepáranlos  para  esta  diversión  cortándoles  parte  de  los  ramos  divergentes,  y  no  
 pocos  de  los  interiores  para  que  el  árbol  quede  de  menor  diámen-o,  cerrado  por  
 afuera,  y  libre  en  lo  interior.  Esta  poda  violenta  lejos  de  incomodar  al  á r b o l ,  le  
 fuerza  á retoñar,  y  á  dar  abundante  fruto.  Dichos  árboles  ,  las  higueras  y  viñas  se  
 podrian  multiplicar  sobremanera  si  hubiese  mas  labradores.  Entonc e s  se  podrían  
 romper  con  utilidad  los  eriales,  y  no  con  el  abuso  introducido  en  perjuicio  de  los  
 pastos  y  de  la  l e ñ a ,  sin  resultar  beneficio  permanente.  Quieren  algunos  sacar  cosechas  
 con  poco  trabajo,  y  lo  consiguen  talando  un  pinar  que  reducen  á  cenizas  
 por  Agosto  :  cávanlo  despues  para  arrancar  las  raices  del  monte  b a x o ,  y  estas  quemad'is  
 producen  nuevo  abono  ;  aran  inmediatamente  y  siembran  aquel  terreno  ,  el  
 qual  da  buenas  cosechas  un  corto  número  de  a ñ o s ,  hasta  que  desubstanciado  se  
 desprecia  como  inútil  para  la  agricultura  ,  quedando  en  igual  estado  para  pastos  y  
 lena.  E n  medio  de  ser  corto  el  número  de  labradores  Enguerinos  ,  cogen  muchos  
 frutos de  secano, y  son  35©  cántaros  de  vino,  2400  cahíces  de  trigo,  800  de  cebada,  
 200  entre  centeno  y  avena ,  1800  arrobas  de  aceyte  ,  y  20©  de  algarrobas  con  
 g ^ e s a g g  m