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algunos en r á p i d a s , i donde no pueden subir caballctías, y por eso se haecn á
brazo todas las labores. Cont inuaban el cultivo y las cuestas, é iba quedando ya
á la izquierda el collado y puerto de Co n f r i d e s , seguido hacia levante por Se r re -
11a ; llegado i la fuente de la Te j a vi empezar los cortes septentrionales de Al t a -
na , tan altos y pe l ados , que ni permitían paso alguno para subir á la c umb r e , ni
aun casi acercarse para observar las pocas plantas que vegetan en las hendeduras:
allí empecé á ver algunos texos y cornillos, mucha salvia , espliego , erizo y aliso
espinoso. El piso es pedregoso é incomodo por la multitud de cantos y casca.xo
aeinados en cuesta , sobre los qiiales caminé mas de media hora hasta llegar á la
única y mala senda que conduce á la esplanada del mont e ; subí por ella con bastante
incomodidad , y descubrí un horizonte inmenso , aunque no me hallaba aun
en la mayor ahura ; porque en la explanada que sigue como tres leguas hacia el
sueste quedaban lomas sucesivamente mas elevadas. Llegué á la mas alta después
de haber caminado dos horas por el monte , y me hallaba superior á todos los de
la comarca. Solo sobresalía Ai t ana , pareciendo en su comparación ceños todos los
demás, excepto el Al t o de Mo n c a b r é r , que descollaba hacia el norueste , bien que
lo creo de menor a l tur a , porque tarda mas en cubrirse de nieve , y la conserva
menos tiempo que Ai t a n a , en medio de estar este mas cerca del mar. Lo s horizontes
se extendían sin límites : el mar Mediterra'neo ocupaba la parte oriental
prolongándose hacia el sur y norte. Veíase como á seis leguas de distancia el c a -
bo de San An t o n i o y Mo n g o ha'cia el nordeste j y á una y media hacía el sueste
Puigcampana, cuya cumbr e desportillada dio mot ivo á llamarla la Cuchillada de
R o l d a n , nombr e que vemos en la carta marina. Po r las raices meridionales de Puigcampana
se descubría el islote de Beniddrm , y siguiendo hacia el sur los montes
y castillo de Alicante. Al sudueste y á muchas leguas se divisaban los montes de
Orihuela , y casi en la misma visual á menor distancia los inmediatos al pantano
y Xi x o n a . Quedaban al sueste precipicios y cortes que se suceden hasta cerca de
Poldp ; y otros semejantes á lo largo de las faldas meridionales y septentrionales:
en estas y á una profundidad enorme se veia el valle de Guadalést.
102 T o d o el mont e es calizo de piedra d u r a , que se rompe fácilmente en
fragmentos , los quales forman cuestas rápidas en la mayor parte de las faldas : tiene
mu y poca tierra en la parte superior , y por tanto corto núme ro de vegetales.
Los cintos d cortes perpendiculares corren lo largo de la esplanada por el sur y
norte , y parece estuvieron unidos con peñas que ya no existen , y que tal vez
ocupa'ron lo que actualmente son valles. Es indudable que Aitana ha padecido
conmociones violentas , y aun hoy conserva monumentos y efectos de ellas. Vens c
espaciosas cavernas, que empiezan en la superficie de la esplanada, y siguen por las
entrañas del monte sin haber podido jamas calcular su profundidad : en una de
ellas arrojé un canto de diez d doce libras, que tropezando con las desordenadas
peñas de aquel abismo , resonó largo tiempo hasta que la distancia dcbiliiaiido gradualmente
el r u i d o , impidió se oyese. Ad ema s de las cavernas hay en la falda
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septentrional un distrito llamado el Cant a l a ' r , y en él monumentos ciertos de
erupción ó temblores. La superíicie entera de cerca de media hora de diámetro
está cubierta de cantos y pedruscos desde una onza de peso hasta el de 2o2> arrobas
, que son sin d u d a las ruinas que produxo alguna causa capaz de haber hecho
saltar de raíz aquella mo l e , y de haberla reducido á menudos fragmentos. E n las
inmediaciones de las simas ó cavernas y en lo interior de ellas crece la doradilla,
yedra , culantrillo, lengua de ciervo y la acederilla oficinal : en las hendeduras septentrionales
del monte la saxífraga cotíledon , la valeriana roxa con hojas mu y a n -
gostas largas y puntiagudas , la escabiosa y teucrío de peñas : en el resto muchas
especies de xaras, coronillas y cardos. Po r lo común está desnudo el mont e , y con
muy pocos árboles ; vense no obstante algunos arces, texos y fresnos : también es
corto el mimerò de a rbus tos , reducido á mostellares, durillos, aliagas, cornillos y
otros. L a planta mas abundante es el aliso espinoso, llamado bifalaga vera.
103 Pocos senderos hay para baxar del mo n t e , y esos difíciles y peligrosos,
qual es el llamado Fas de ¡a rabosa , esto e s , Paso de la zorra , compuesto de
peñas peladas con freqüentes escalones de tres y quatro pies en cercanías de de r -
rumbaderos. Por él me conduxo el práctico que me sirvió de guia en esta expedi -
ción , y baxamos dos horas de cuestas rápidas hácía el valle de Guadalést. Vi la
hermosa fuente de la Forata , que arroja un caño de agua como el brazo , y d e s -
pues las llamadas Velia y Pa r t a g á t , todas preciosas por la pureza , frescura y c a -
lidad de sus agua s , que compiten con las de Mariola. Pisé largo trecho un suelo
incapaz de cultivo, sembrado de multitud de cantos sin u n i o n , y erizado de peñas:
siguiéronse despues algunos s embr ados , y atravesando lomas y arroyadas llegué al
frondoso valle de Guada l é s t , que con la Baronía de Confrides se prolonga en
cuesta rápida hácia levante como tres leguas. Hállase encerrado entre Ai t ana y
Serrella, este al norte , y Ai t ana al mediodía , montes c omo vimos unidos en la
parte occidental, donde dexan el paso ó puerto de Confrides para entrar en el va -
lle , y siguen divergentes hacia levante por mas de quatro leguas : su mayor a n -
chura apénas llega á media legua, que con dificultad se cruza en hora y media por
los cerros y cuestas interpuestas} pero el término se extiende aun mas por las vertientes
de ambos mo n t e s , llegando en partes á dos leguas de norte á sur. Ti e n e
al oriente los términos de Polóp y Callosa d' en Sarria ; al poniente los de Ar e s ,
Benasáu y valle de Ce t a ; al norte los de Castells y Bolúlla ; y al mediodía los de
Finestrát y Sella. La tierra es blanquecina , y en partes de y e s o , de cuya naturaleza
son también los altos cerros que están como pegados á las faldas de Serrella y
Aitana ; cerros que al parecer ocuparon en otro tiempo la anchurosa hoya , cruzada
actualmente por el rio. Es t e baxa desde lo alto de Confrides lamiendo y excavando
las raices de Serrella ; serpea por el valle engrosado con gran núme ro de
fuentes j mueve varios molinos harineros hasta salir al término de Callosa , y de s -
truyendo sin cesar cerros de yeso llega al rio Algá r cargado de las tierras que r o -
b ó en su curso. Au n q u e es mu y corta la extensión del v a l l e , es mu y diferente el
TOMO I I .
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