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 carrascal  sale  á  la  hoy a  de  su  nombre  ,  y  se  une  con  los  montes  Ma i gmd  y  C i d ,  
 y  con  los  de  Mono v e r  ,  Crevi l lente  y  Orihuela.  Por  las  raices  meridionales  de  Ma - 
 riola  pasa  el  riachuelo  de  P o l d p ,  única  interrupción  entre  este  monte  y  los  l lamados  
 S omo  y  Carrascal  de  A l c o y  :  algo  mas  sensible  es  la  interrupción  que  se  
 observa  en  el  sitio  l lamado  Canài  de  A l c o y  ,  que  media  entre  dicho  Carrascal  y  
 la  Carrasquera  de  Xi x o n a  :  esta  se  une  por  la  parte  oriental  con  los  montes  de  
 Penáguila  ,  Re l l éu  y  Mar ina  ,  y  por  la  occidental  con  la  peña  de  Xi x o n a  ,  Pantano  
 de  T i b i ,  ó  bien  sea  de  Al i c ant e  ,  Ma i gmd  y  otros  montes  que  acabamos  de  
 nombrar.  
 2 1  Observada  ya  en  general  la  posicion  de  los  montes  del  reyno  ,  y  expl i - 
 cada  la  naturaleza  y  producciones  de  C a r o c h e ,  continuaré  la  descripción  del  valle  
 hacia  el  norte.  Do s  horas  hay  desde  Teresa  á  Xa l anc e  ,  y  casi  en  medio  de  estos  
 pueblos  queda  el  de  Xa r a f u é l ,  que  consta  de  500  vecinos  ,  todos  labradores  ,  sobrios  
 y  mu y  aplicados  al  trabajo.  Hállase  sobre  una  altura  f é r t i l ,  rodeado  de  huertas  
 i  sus  calles  son  estrechas,  y  las  casas  de  poco  desahogo.  El  terreno  cul t ivado  
 se  halla  por  lo  común  en  cuesta  ,  y  por  eso  los  campos  forman  graderías  :  riéganse  
 los  mas  de  ellos  con  las  fuentes  de  la  Boca  de  la  caSada  ,  que  nacen  al  norueste  
 de  la  poblacion  en  un  sitio  tan  elevado  que  facüita  riego  á  las  alturas  ,  y  sucesivamente  
 á  las  demás  haertas  inferiores  hasta  lo  mas  hondo  del  valle  ;  la  tierra  es  
 aquí  y e s o s a , y  de  un  roxo  tan  encendido  como  sangre.  Quisieran  extender  el  riego  
 á  la  caSada  ,  que  se  prolonga  una  hora  hacia  poniente  hasta  confinar  con  el  reyno  
 de  Mur c ia  ;  pero  aunque  entre  ella  y  las  Sientes  no  media  mas  de  un  c e r ro,  han  
 sido  siempre  imítiles  los  esfuerzos  y  tentativas.  En  vano  han  excavado  pozos  para  
 ver  si  refluirían  allí  las  aguas  de  las  fuentes  que  nacen  en  mayor  altura  :  ni  hume - 
 dad  han  podido  hallar.  La  naturaleza  del  terreno  impide  mejorar  el  cultivo  hacia  
 el  poniente  de  las  fuentes  :  también  por  las  partes  del  norte  y  oriente  parecían  poner  
 invencibles  obstáculos  las  continuas  cuestas,  muchas  veces  rápidas  ;  pero  estos  
 se  vencíéron  todos ,  y  se  ven  allí  las  mismas  producciones  é  industria  que  en  T e - 
 resa  y  Zar ra.  Er a  preciso  asegurar  los  ribazos  para  contener  la  tierra  de  los  c ampos  
 ,  y  se  consiguíd  por  medio  de  los  muchos  almeces  y  olmos  que  los  guarnecen. 
   De  este  modo  benefician  los  del  valle  los  renuevos  que  sucesivamente  salen  
 de  la  raiz  d  de  los  troncos  radicales  :  dexan  crecer  los  renuevos  c omo  cinco  pies,  
 y  para  que  formen  un  palo  derecho  y  sin  nudos  hasta  dicha  altura  van  arrancando  
 las  varitas  transversales  :  llegados  los  renuevos  á  tal  es tado,  conservan  en  ellos  
 dos  ,  cinco  d  mas  ramas  para  hacer  después  otras  tantas  púas  y  formar  las  horcas,  
 tan  útiles  c omo  las  bieldas  para  menear  la  parva  ,  recoger  y  cargar  la  paja  ,  y  otros  
 usos  del  c ampo  ,  con  la  ventaja  de  ser  de  una  sola  pieza.  No  suelen  ser  de  igual  
 diámetro  las  ramas  destinadas  á  púas  ,  y  para  que  todas  sean  del  mi smo  grueso,  
 quando  tienen  el  conveniente  cortan  las  puntas  de  cada  una  de  el las ,  dexando  enteras  
 las  mas  débiles  ,  que  con  el  t iempo  adquieren  el  debido  diámetro.  Entonc e s  
 cortan  el  palo  por  junto  a  la  r a i z ,  y  mu y  presto  lo  reemplazan  tres  d  mas  renuei 
 . ' .  
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 VOS,  que  gobiernan  y  benefician  del  mi smo  modo .  C a d a  cepa  o'  tronco  radical  
 arroja  gran  número  de  v a r a s ,  cuy o  conjunto  forma  una  especie  de  cerca  ,  la  qual  
 destruyen  los  cortes  y  repueblan  los  retoííos.  Suelen  hacerse  cada  ario  tres  cortes,  
 escogiendo  siempre  los  palos  que  se  hallan  con  el  gmeso  y  las  ramas  correspondientes  
 : quando  por  los  vientos  ú  otra  causa  se  maltratan  é  inutilizan  las  ramas  
 destinadas  á  p ú a s ,  hacen  de  los  palos  garrotes  d  cayados.  Ca d a  docena  de  horcas  
 verdes  y  acabadas  de  cortar  se  venden  por  quince  reales,  y  en  el  término  de  X a - 
 rafuél  se  cortan  al  año  id  docenas.  Fue ra  de  las  frutas  ,  alfalfa  y  hortalizas  se  c o - 
 gen  en  este  pueblo  5®  libras  de  seda  ,  600  cahíces  de  maí z  ,  1 400  de  trigo  ,  i d  
 entre  cebada  y  avena  ,  y  14©  cántaros  de  vino  :  los  olivos  son  aun  mu y  jóvenes,  
 y  ahora  empiezan  á  multiplicarlos  c omo  en  A y o r a .  Estos  son  los  frutos  de  2 2 6 7  
 tahullas  de  huer ta,  y  de  4 3 8  cahizadas  de  secano  5 debiéndose  notar  que  en  el  
 valle  tienen  otro  valor  las  cahizadas  del  conocido  en  la  huerta  de  Valenc ia.  En  
 esta  la  cahizada  se  compone  de  seis  hanegadas  de  200  brazas  quadradas  cada  una,  
 siendo  la  braza  medida  de  nueve  palmos  :  en  Cof rentes  y  en  el  valle  la  cahizada  
 consta  de  doce  barchillas  ,  y  cada  barchilla  tiene  38  varas  quadradas.  La  taliulla  
 del  valle  se  diferencia  poco  de  la  hanegada  de  Va l enc i a  ,  y  consta  de  1 0 2 4  varas  
 quadradas,  esto  es  3 2  varas  valencianas  por  cada  lado.  
 2 2  Ad ema s  de  las  citadas  fuentes  tienen  los  de  Xa r a fué l  otras  ;  la  una  l lama - 
 da  de  las  Angui las  está  al  baxar  del  pueblo  hácia  Te r e s a ,  y  sirve  para  mover  un  
 molino  y  regar  muchos  campos }  la  otra  que  allí  nombran  del  R a l  está  en  la  parte  
 septentrional  y  en  un  sitio  elevado  ,  cuyas  aguas  baxan  á  regar  las  últimas  huertas  
 hácia  Xa l anc e .  L u e g o  empieza  el  secano  plantado  de  viñas  ,  se  levanta  el  terreno  
 en  lomas  y  cerros  de  yeso  ,  por  donde  pasa  un  espacioso  camino  hasta  llegar  
 á  Xalanc e .  Crecen  con  abundancia  por  aquellas  lomas  incultas  la  xara  con  escamas  
 y  el  albardin  ,  plantas  peculiares  de  Es p a ñ a ,  la  hemiaria  f rut icosa,  la  gamarza,  
 la  ononide  de  hojas  gruesas  con  tres  dientes ,  la  sosa  nodosa  y  otros  vegetales.  
 Hállase  Xa l anc e  en  lo  mas  alto  de  un  empinado  cerro  de  yeso  ,  coronado  por  un  
 castillo.  L o s  edificios  expuestos  todos  al  mediodía  parecen  mas  bien  chozas  mi s e - 
 rables  que  casas ,  y  los  200  vecinos  que  hay  allí  son  sin  duda  los  mas  infelices  del  
 valle.  Quedan  en  el  término  muchos  eriales,  el  secano  presenta  algún  cultivo  ,  en  
 los  sitios  hondos  hay  porcion  de  huertas,  algunas  de  las  quales  se  ven  desde  el  
 camino  hácia  el  or iente,  y  otras  mas  apartadas  den-as  de  un  cerro  cont iguo  al  riachuelo  
 de  A y o r a  ;  el  qual  nace  en  el  barranco  que  desde  mas  allá  de  A y o r a  baxa  
 hácia  el  norte  ,  y  viene  con  las  pocas  aguas  que  le  suministran  algunas  fuenteci - 
 llas  del  término  de  A y o r a  ;  recibe  luego  las  de  Zar ra  ,  despues  los  sobrantes  de  
 Teresa  ,  y  aumentado  así  pasa  por  el  término  de  Xa r a fué l  recibiendo  también  las  
 aguas  de  las  fuent e s ,  riega  las  huertas  de  Xa l anc e  ,  y  desagua  en  el  Xu c a r .  Es te,  
 que  como  hemos  dicho  entra  en  el  reyno  por  la  parte  occidental,  atraviesa  una  legua  
 de  mont e s ,  lamiendo  el  yeso  de  su  derecha  ,  y  fertilizando  cortas  riberas.  A p i ñ a s  
 llega  á  la  raiz  septentrional  del  cerro  de  X a l a n c e ,  tuerce  al  norte  en  busca  del  rio