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sieran trabajarla ; en cuyo caso el aumento de nuestra especie sería proporcional al
de las subsistencias y los frutos. Los actuales de X k o n a y Torre de les Mansanes
se regulan en 4900 cahíces de trigo , 1600 entre cebada y avena , 500 de maiz,
130 de legumbres , 1700 de almendra en cascara, 7© arrobas de la mondada,
158 de pimientos , 83 de liortalizas , 400 de manzanas , 2600 de otras frutas, sin
contar las lsS> de uvas , 80 de algaríobas, s 200 de aceyte , 300 de cáñamo , 160
libras de seda , 15® cántaros de v ino, y unas 50 arrobas de miel. Esta y mucha
mayor cantidad que se introduce de otros pueblos se emplea en cl turrón llamado
de Xixona , bien conocido en todas partes.
90 Quise recorrer el Cabesd ya que me hallaba en sus faldas. Veia multitud
de almendros que habian padecido igual daño que los de Castalia por estar plantados
en un ten-eno frió, expuesto á los yelos y contratiempos de Febrero ; fui subiendo
las cuestas por entre campos de cebada , y otros incultos : á los tres quartos
de hora despues que desapareció el cultivo llegué á la base de los cortes casi
perpendiculares y pelados que continúan liácia arriba por centenares de palmos.
Crecían por todas partes muchas plantas : en las hendeduras de las peñas vi pelotones
Horidos de la palomilla de nueve hojas, de la escabiosa y teucrio de peñas,
de la polígala amarga y del doble escudo de monte. En otros sitios menos descarnados
vegetaban con lozanía el esparto común y el junquero , el afilantes y el coris
de Mompel ler , la yerba de Santa Quiteria, las flómides fruticosa y crinila,
con otras varias plantas. La piedra es caliza muy dura, ordinariamente blanquecina
, algunas veces parda, y otras jaspeada de roxo y blanco. Creí que lo mas alto
de los cortes estaña muy cerca de la cumbre í pero conocí mi grande engaño al
ver que en ellos empezaba lo empinado del monte. Busqué paso por cuestas rápidas
, donde hallé pinos, fresnos , lentiscos, cornicabras , madroños y brusco ; había
en ellas infinitos cantos que habian baxado de las alturas, y bastantes cristales
blancos romboidales de espato calizo : doblé al fin los últimos repeciios, y descubrí
una dilatada llanura que en declive se prolongaba hacia el mediodía, sin
árboles, pero aprovechada casi enteramente en granos : la tierra es gredosa con
mezcla de arenas , y á veces con gran número de chinitas menudas. En los sitios
incultos crece la coronilla mínima , las atractílides cancelada y baxa, y un astràgalo
de flores amarillas parecido en su iiábito al de Mompeller. Siguiendo como una
legua hácia poniente llegué á dos c.ibezos que interrumpen la llanura , entro los
quales se halla el collado y senda para baxar del monte. El cabezo meridional
es de mucha altura, y muy cerca de su cumbre se conservan rastros de algunos
pozos hechos en otro tiempo para sacar las creídas minas de oro. Halláronse piritas
y otras cosas de poco valor , y por eso se abandonaron las excavaciones y trabajos.
Desde aquella almra descubría el término de Relléu , que cae hácia cl oriente
, y el de Busdt , que yace en las raices meridionales del monte, ¡«as de cinco
horas empleé en esta excursión , y emprendí otra hácia los montes que medían
entre Xixona é I b i , que como queda dicho son continuación del llamado Peña
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de Xixona. Desde la ciudad se levanta el terreno , siempre bien cultivado , hasta
la fuente de Nuches ; sigue adelante plantado de almendros monstruosos, que los
yelos dexáron sin fruto en 1 792 , como los de las faldas del Cabesó; continúan
las cuestas, y se llega á la Llibreria , esto e s , á la grande abertura que interrumpe
de algún modo la continuación del monte. Todo es calizo de piedras sólidas, medianamente
útiles para cal : sus bancos, regularmente de tres pulgadas de grueso
con poca interposición terrea, están horizontales con alguna inclinación en las faldas
, profundamente hendidos , y como partidos en millares de fragmentos, ya en
forma de ladrillos desportillados, ya en otras irregulares ; pero con encaxes mutuos
que los consolidan : los cortes perpendiculares aparentan un muro antiguo de ladrillos
, y por esta razón los llamo el vulgo Llibreria , d conjunto de legajos de l i -
bros sobrepuestos. Entre los dos cabezos que forman la abertura principal se conserva
una porcion aislada de unas seis varas de altura, cuya forma y orden de
bancos ó bien hojas indica que se unia en otro tiempo con los cabezos. Si como
parece formaron en lo antiguo una mole unida , debieron separarse porque apoyaban
sobre el débil cimiento de tierra que ablandaron y robaron las aguas ocultas
en sus entraiías, para salir y dar origen á las fuentes de Rosét y Nuches. Pudieron
también desportillar el monte las muchas aguas que baxaban de los montes,
prolongados una legua hácia el norte y levante j las quales reunidas y sin salida
llegaron á formar una gran laguna , cuya presión y embate contra las faldas septentrionales
de la Llibreria vino con el tiempo á minarlas, y al fin se desmoronó
el edificio por la poca union de las lositas d ladrillos de que estaba compuesto
: asi vencidos todos los obstáculos, se abrid paso á las aguas. E l cabezo oriental
, como mas apartado , pudo mantenerse , y la porcion contigua que llevaron
las aguas dexo al caer cortes casi perpendiculares, excavaciones y avances que
amenazan ruina.
" 91 Las observaciones hechas en estos montes, y el saber que continúan en
arco hasta la peiía de Xi x o n a , me indicáron la causa que pudo producir el fenòmeno
extraordinario que vi junto á la ciudad viniendo de Tibi . Desde lo alto
de la Peña de Xixona baxan arroyadas que blanquean entre lo pardo del monte,
que se ensanchan sucesivamente en las faldas, y en las raices forman un terraplen
de seis á doce pies de grueso , igualando barrancos , caminos y heredades ; del mismo
modo que las copiosas nieves suelen hacer en el invierno. Supe que en Ag o s -
to de 1789 se experinicntó allí un horrible aguacero por tres horas continuas, por
efectos del qual se arruino gran parte de las huertas, y cayeron del monte las
infmilas piedras que en tan corto tiempo formaron la calzada ancha, y solido camino
contra la intención y utilidad de los vecinos. Todas aquellas piedras son calizas
blanquecinas, mas o menos parecidas en su figura á las losas d ladrillos de
la Llibreria , bien que por lo común mas pequeñas y mas desaioronadas, efecto
de los freqüentes y repetidos choques. La fuerza del agua pudo desalojar á algunas
ya poco seguras, y tal vez con avances , cuya caida ocasionó la de otras su