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duce al año mas de 40© pe s o s , siendo ellos mi smos los que exportan sus ar tefactos
y los esparcen por toda la península , y aun por los rey nos extraños. L o s vi en
París con admi r a c ión, á donde fueron sin seguridad de ganancias , sin entender la
lengua. A l l í vendían la estera fina c on el nombr e de t a p s d' Espa gne , y habiéndoles
salido bien el pr imer ensayo , volvieron despues todos los años hasta la d e -
claración de la guerra.
201 L a s fábricas son de esparto y junco : este se cria en terrenos inundados,
y parece una var iedad del que L i n n e o l l amó effusiis , y Scheuchzero mncus aquaticus
medidla fere desútutus jamada sparsa. T o d a s sus hojas son radicales , de -
rechas , rol l i zas , agudas , cortas y apretadas hácia el tallo , cuya base abrazan por
medio de unas c omo vayna s membranosas roxizas : por entre ellas se levanta un
tallo de lgado , enxuto , rollizo de dos pies de altura terminado en punta. L a s flores
forman una panícula lat e ral , compuesta de pedúnculos ramosos desiguales, que
nacen de un punto c omún entre dos membranas , una de las quales sigue cont i -
nuando el tallo , y otra es corta terminada en punta aguda. L a s florecitas son p e -
queñas , situadas de tres en tres ó en menor número en las extremidades de las ramificaciones
, y á veces en la divi s ion de los rami tos : tienen las hojuelas del cáliz
agudas, y dos escamas en la base , las caxitas son pardas , casi tan grandes c omo
los cál i ces , de tres ventallas , é igual número de c e lda s , en que ha y muchas semillas
sumamente menudas de un r o x o pardo , ovales con punta. Es t e junco crece
con abundancia en la laguna de El c h e , á donde los de Crevi l lént baxan , lo ar -
rancan y secan para transportarle en carros y caballerías á sus casas : separan luego
los mas finos de los gruesos para hacer telas de diferente precio. A v i v a n el color
amarillento exponiéndolos al vapor del azufre , y tiñen otros de negro y roxo para
matizar las t e l a s , y executar los dibuxos que se proponen. Ur d e n despues hilos de
cáñamo en núme ro proporcionado i lo ancho de la t e l a , y los p onen en el telar,
reducido á dos palos paralelos al hor i zont e , del que apenas distan un pie. Pa s a n
dichos hilos por otros tantos agujeros de un madero paralelo á los p a l o s , del qual
se sirven c omo de p e y n e para golpear y apretar sucesivamente los juncos , que son
la t rama de la tela. L a porcion texida descansa sobre un tablón que avanza i me -
dida que crece la obra ; y las mugeres que la fabrican están de pie sobre el mi smo
tablón , pero enc o g ida s , y en una postura violenta para poder tocar con las manos
la urdimbre y el pe yne , é intercalar los juncos de dos en dos. C a d a pieza de estera
fina tiene doce varas y medi a 5 y ocho piezas forman una c a r g a , que adeuda
de derechos seis reales. Ar r endados estos en 1 7 9 2 producían 900 pe s o s , por
cuyo da to , aun sin contar las ganancias del ar r endador , parece fabricarse al año
S25@ v a r a s , que suelen venderse á dos reales. El mi smo año daba el arrendador
por el impues to sobre la pleyta de esparto 1 200 pesos, los que debían resultar de un
quarto por cada 24 varas , y prueban fabricarse anualmente á lo menos 2 . 6 8 6 4 0 0
varas de pleyta. Hác enla ordinariamente las niñas y mugeres , y también los h ombres
quando el c amp o no necesita sus brazos. N o hay en Cr evi l l ént ocio ni mi -
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seria : todos trabajan i p o r f í a , todos son útiles i su patria y al Es tado.
202 Al recorrer los montes los vi por lo común desarbolados , y supe que
20 años antes estaban cubiertos de p i n o s , especialmente en las cercanías de la e r -
mita de San Ca y e t a n o : se han ido cortando para madera y l e ñ a , mas nunca se
ha pensado en replantar los, ni en dexar crecer los que nacen por aquel recinto,
no escaso en vegetales nativos. A l l í encontré el teucrío ve r t i c i lado, planta nueva
descrita en mi segundo t omo de Icones : vi también el hermoso buplevro que el
Señor Jacquin l lamo arbóreo , y Mr . L'hcri t iér coriáceo. Conóc e s e vulgarmente esta
planta con el nombre de cluigida , tiene perennes sus raices y anuos los tallos,
que suelen levantarse a' quatro y mas pies de al tura: sus hojas tienen casi el mi smo
olor que las del naranjo.
203 C o n ser ventajosa la situación de Cr e v i l l ént , puras sus a gua s , despejado
el cielo , y saludables los al imentos , noté que había muchos ciegos y tuer tos , y
mayor número sin comparación de los que padecen fluxiones á los ojos , y ven con
dificultad. L o mi smo observé despues en Al b a t e r a , Co i x , la Gr anj a y Cal losa,
pueblos contiguos de la huerta de Or ihue l a , y supe que eran endémicas las of tal -
mías húmedas en todo aquel recinto. N o me propongo determinar el carácter
propio de esta enfermedad , ni decidir sobre el mé todo curativo , que allí se r educ
e á sangrías y colirios -, solo procuraré investigar la verdadera causa de semejantes
dolencias, que las perpetúa , y priva al Es t ado de tantos brazos útiles. L o s naturales
y algunos profesores piensan que la of talmía es efecto de las exhalaciones
acres de las higueras j del exceso de sal esparcida en la atmosfera , ó concentrada
en la tierra 5 y del abuso de picantes que por lo común hacen aquellas gentes. P e -
ro se engañan ciertamente ; porque no se conoce tal enfermedad en El c h e , C a -
trál y Pias fundaciones , c u y o suelo es salobre, y la sal mas abundante que en C r e -
villént : mas aun lo es en la Ma t a y To r r e vieja , donde están las sal inas, y t ampoco
se conoce tal dolencia. L a s pretendidas exhalaciones acres de las higueras
no pueden ser la verdadera causa , puesto que no producen efecto alguno pernicioso
á los ojos en los muchos pueblos que cul t ivan millares de ellas. V imo s en C h e l -
v a el excesivo uso que se hace del pi c ant e , mas no ciegos ni lastimados en la vista.
Ma s probable parece mirar allí la of talmia c omo efecto de los vapores que el
calor intenso levanta de aquel suelo regado con f reqüencía, y de mul t i tud de balsas
donde se macera el cáñamo } vapores que condensados por la no che , vue l v en á caer
por impedir su curso los altos montes que caen al poniente de los citados p u e -
blos. A esta causa, que podemos reputar parcial y débi l , se añade otra poderosa que
consiste en la construcción de las habitaciones. L a tercera parte de las de Crevi l lént
se reducen á cuevas , c u y o techo es un cortezon de cascajo y tierra endurecida, por
donde se introduce la humedad. Cas i todas las de los quatro citados pueblos de
la huerta de Or ihuela solo tienen un a l t o , y por techo cañas y carrizo cubierto de
imo ó dos palmos de tierra. L o s copiosos rocíos y las lluvias penetran en lo interior
donde duermen aquellos h omb r e s , y son un manant ial perenne de romadizos,