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tientes opuestas que pertenecen ya al Rincón de Ademúz . Si desde dicho punto
divisorio de los tres rcynos atravesamos el rio Ar cos hacia el norte con corta de -
clinación oriental, hallaremos el collado Calderón , y en el otro punto en donde
se tocan los tres reynos , distante del primero como tres tiros de fusil. Pero notemos
que el reyno de Valencia es ya allí el Rincón de Ademúz . El reyno de
Aragón desde este segundo punto hasta la rambla de Riode v a forma los límites
orientales del Rincón -, continúalos aquella hasta que entra en el Tur ia ; empieza
de nuevo á hacerlos Aragón desde la derecha del Tur i a , y formando allí un arco
sigue de oriente á poniente por la parte septentrional del Rincón de Ad emú z hasta
llegar casi á la altura del Ra y o . No lejos de esta aldea está el tercer punto y mo -
jen divisorio de los tres reynos , tocándose allí Valencia , Ar a g ón y Castilla. Baxa
luego Castilla hácia el sur lindando siempre con Valencia , esto es , con tierras de
Ademúz : á la altura de Mo y a tuerce hácia el oriente , y corta el Tur ia , dexando
á Santa Cruz al mediodía , y sigue despues sobre Orchova por las vertientes mer i -
dionales del Rincón hasta encontrar el collado Calderón.
98 Por esta breve demarcación de límites se ve que las tierras de A d emú z
quedan como cerradas enteramente por los reynos de Ar a gón y de Castilla ' . A s í
es que quando desde Aras se intenta penetrar en A d emú z , es preciso pisar antes
parte de dichos reynos 5 el de Ar a gón y término de Ar cos , si se baxa por la L o -
silla , aldea de muy pocos vecinos ; y el de Castilla y término de Santa Cruz , si
se toma á la izquierda en busca de este pueblo , que cae al poniente de A r a s , y á
dos leguas de distancia. A l salir de Aras se atraviesa la llanura enteramente cultivada
, de que hemos hablado , y muy pronto los montes cont iguos, cuya aspereza
aumenta hasta salir del reyno , y descubrir el rio Arcos. Presentan hácia el norte
picos sin tierra , precipicios horribles, cintos y desmoronamientos seguidos últimamente
de cuestas rápidas, que se prolongan hasta el rio por mas de media hora.
T o d o está inculto en la extensión de cinco quartos de l e gua , donde crecen
pinos , enormes sabinas, enebros , algunas encinas , romeros y aliagas : también se
cria al l í , principalmente en las cuestas hácia el rio A r c o s , la eufrasia amarilla , U
salvia , el espliego , varios tomillos , y la axedrea montana. Todo s aquellos montes
son calizos , como igualmente los opuestos de la orra banda del rio ; mas t ienen
en sus faldas enormes corros de yeso cubiertos de tierra, las mas veces roxa,
y otras aplomada, negra y blanca. Dichos cerros empiezan en el lugar de Ar cos ,
edihcado sobre uno de ellos. Sin duda fueron mayores en otro t i empo, y tal v e z
llenáron el profundo barranco que hoy vemos en las montarías de Ad emú z y de
Aras. N o diré que el yeso llegase hasta quedar de nivel con los picos calizos de los
montes vecinos : pudo formar la base y las entrañas de ellos, que las aguas minaron
sin mayor resistencia, y quedando sin cimientos el cascarón y mole sobrepuesta,
I Escolano ya dixo eti el libro 8 , capítulo -sr, „ d e llegar á ellos del reyno de Valencia, que no
col. 879 , que „ c on ser asi que tienen Casteifabib „ s e a entrando por Santa Cruz , pueblo de Castilla,
„ y Ademúz quati-o leguas de diámetro , no se pue- „ó por la hoja de la Carrasca ea Aragón."
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