
 
		VI?  el  alaterno  adornan  las  cuestas,  alternando  con  lentiscos,  br e zos ,  torbi s cos ,  aliagas  
 y  xaras  :  sigúese  hácla  las  raices  la  yedra  ,  el  rosal ,  la  zarzaparrilla  ,  cambroneras  y  
 adelfas.  A d ema s  de  estos  árboles  y  arbustos  tapizan  el  suelo  innumerables  yerbas  
 y  matas  ;  las  coronillas  minima  y  junquera  ;  las  ononides  leñosa  y  cabezuda  ;  las  escabiosas  
 mordida  ,  afelpada  y  de  flor  blanca  ;  los  bromos  esquarroso  y  blando  i  el  
 esparto  común  y  el  juncal  ;  la  estaelina  de  L i n n e o ;  las  anag.ílides  tierna  y  c ampe - 
 sina  ;  las  escorzoneras  de  EspaiSa  y  con  hojas  de  grama  ;  los  cardos  pinatilido  y  
 de  Mompc l l e r  ;  las  centauras  áspera  ,  apiñada  ,  de  Salamanca  y  Mel i tense;  los  l o - 
 tos  peludo  ,  recto  y  dor icnio;  muchos  antirrinos  ,  siderítides  ,  antilides  y  gran  número  
 de  otras  plantas.  
 25  L a s  casas  de  Cdrtes  son  poco  recomendables ,  y  las  calles  incomodas  en  
 cuestas  rápidas.  Al l i  r i v en  80  familias  ,  que  poseen  el  dilatado  término  de  quatro  
 leguas  y  media  de  norte  á  sur  entre  los  de  Yá toba  y  Bicorp  ;  y  legua  y  media  de  
 oriente  á  poniente  entre  los  de  MiUáres  y  Cof rentes  ,  cruzado  en  esta  dirección  
 por  el  Xuc a r .  Son  mu y  pocos  aquellos  vecinos  para  cultivar  el  término  ,  aun  quando  
 lo  permitiese  la  naturaleza  del  terreno  sumamente  fragoso  ,  y  por  eso  destinado  
 á  pastos  ,  con  que  viven  mas  de  i  cabezas  de  ganado  lanar  y  de  cabrío  y  
 como  10  ennre  muías  y  yeguas.  Cul t ivan  no  obstante  algún  secano  ,  donde  tienen  
 vmas  y  sembrados  ,  y  ademas  las  huertas  que  están  al  poniente  y  mediodia  de  la  
 población.  Son  estas  preciosas  ,  y  presentan  un  vergel  delicioso  que  contrasta  con  
 los  riscos  y  cmtos  que  coronan  aquel  recinto  á  una  altura  desmedida.  Hállanse  allí  
 mezclados  los  fresnos  y  moreras  con  higueras  y  almeces.  Las  parras  trepan  por  
 os  fresnos  y  almeces  ,  y  se  extienden  por  arriba  en  forma  de  toldos  ,  de  los  quales  
 cuelgan  delicadas  uvas  :  vense  en  las  áreas  trigos  ,  maices  ,  cáñamos  y  alfalfas,  
 y  por  vanas  partes  serpentean  las  aguas  que  vienen  de  la  fuente  de  la  Barbul la'  
 Esta  nace  en  un  sitio  elevado  del  barranco  del  mi smo  nombre  por  la  raiz  de  un  
 peñasco  ;  forma  varias  cascadas  en  su  cur so,  y  al  fin  del  pueblo  despues  de  mover  
 el  mohno  se  precipita  al  Xu c a r  desde  aquella  altura  considerable.  Cogense  en  los  
 campos  cultivados  4 5 0  cahices  de  trigo  ,  100  de  maiz  ,  cántaros  de  v i n o ,  y  
 bastante  hoja  para  200  libras  de  seda.  No  pueden  vivir  allí  los  algarrobos  ,  pe'ro  
 prospcrarian  sin  duda  los  olivos  en  los  sitios  que  están  cubiertos  de  acebuchesdebieran  
 los  de  Cor tes  introducir  este  cultivo  ,  así  c omo  han  promovido  el  de  las  
 viñas  ,  que  van  en  aumento.  La  expulsión  de  los  Moriscos  di sminuyó  la  población  
 ,  y  atraso  la  agricultura  en  estas  montañas.  A ú n  permanecen  en  terrenos  incultos  
 paredes  y  cercas  ,  c omo  también  trozos  de  canales  de  r i e go,  que  pertenecieron  
 á  Buguete  y  Ru g a y a  ,  pueblos  destruidos.  Es tuv o  Ru g a y a  hácia  la  liuerta  de  
 Cortes,  y  Buguete  en  la  cuesta  por  donde  se  baxa  para  pasar  á  MUláres.  Cada  dia  
 se  encuentran  sepulcros  ,  y  en  ellos  huesos  que  demuestran  la  gran  talla  de  los  que  
 entonces  vivian.  Ot ro  tercer  pueblo  existió  también  junto  al  Xuc a r  entre  Millares  
 y  Co r t e s ,  l lamado  Otonél  ,  del  qual  queda  una  sola  casa.  Lo s  labradores  Christ ian 
 o s ,  sucesores  de  los  Mor i s cos ,  durmi e ron,  por  decirlo  as í ,  hasta  la  mi tad  de  este  
 siglo  i  pero  al  fin  se  han  aplicado  , y  han  aumentado  el  cultivo  :  gastan  mu y  poc o  
 en  el  vestido  y  mantenimientos  ;  son  enemigos  del  ocio  ,  y  por  eso  todos  emplean  
 los  dias  lluviosos  y  las  largas  noches  del  invierno  en  fabricar  alpargates  de  esparto,  
 que  es  el  único  calzado  del  pais.  
 26  Millares  cae  al  oriente  de  Cor tes  , mediando  entre  ellos  un  espacio  de  dos  
 leguas  de  montes  tan  fragosos  ,  que  se  necesitan  mas  de  quatro  horas  para  atravesarlo. 
   El  camino  para  salir  de  Córtes  por  este  rumbo  es  pintoresco  :  queda  el  
 Xucar  i  la  izquierda  ,  cuyas  aguas  serpentean  casi  á  i 3  palmos  de  profundidad,  
 desde  la  qual  se  levantan  los  muros  que  lo  contienen  por  uno  y  otro  lado  :  por  la  
 derecha  del  camino  se  descubren  cintos  y  quebradas  sin  término  ,  árboles  ,  verdor  
 y  poca  luz  :  pásase  algunas  veces  mu y  cerca  de  bancos  descarnados  que  se  a v anzan  
 desde  el  monte  ,  y  que  parece  v an  á  desplomarse  :  empieza  la  cuesta  para  
 subir  á  las  alturas  ;  se  aumentan  sucesivamente  los  pinares  ;  desaparece  el  rio  ,  y  
 énn-ase  en  un  desierto  sin  cultivo  ,  sin  colonos.  De  alli  adelante  todo  son  montes  
 desmoronados  y  barrancos  hasta  llegar  al  pueblo  ,  situado  en  una  hondonada  respecto  
 de  los  montes  ,  y  en  una  altura  si  se  compara  con  el  Xu c a r  ,  de  cuy o  cauce  
 dista  media  hora.  V i v e n  en  Milláres  i  j o  vecinos  ,  que  apénas  cultivan  la  sexta  
 parte  de  su  término  ,  extendido  dos  leguas  y  media  de  oriente  á  poniente  entre  
 los  de  Tous  y  Cór tes  ,  y  legua  y  media  de  norte  á  sur  entre  los  de  Desaguas  
 y  Quesa.  Poco  cultivo  permite  á  la  verdad  la  aspereza  de  los  montes  ;  pero  podría  
 ser  sin  comparación  mayor  si  los  vecinos  abandonasen  al  sexo  débi l  la  manufactura  
 de  alpargates  ,  y  tomasen  la  azada  y  el  arado.  Ma s  bien  parece  el  pueblo  una  
 comunidad  de  alpargateros  ,  que  de  labradores  :  todos  sin  diatincion  de  sexo  ni  
 de  edad  andan  con  el  manojo  de  esparto  haciendo  trenzas  ó  cordeles  ,  resultando  
 al  día  60  docenas  de  alpargates  ,  que  suelen  venderse  á  seis  quartos  el  par.  De x a n  
 algunos  esta  ocupaeion  para  ctiltivar  porcion  de  secano  ,  y  40  jornales  de  huerta,  
 regada  con  las  fuentes  del  Pant ano ,  del  Nac imi ento  y  Donas  ;  pero  vue l v en  á  
 tomarla  apénas  se  apartan  de  las  faenas  del  campo.  A s í  pues  consumen  mucho  
 esparto  ,  y  lo  maceran  en  las  aguas  que  embalsan  junto  al  pueblo.  Sale  de  alli  un  
 fétor  insoportable  , que  los  vecinos  sufren  y  aun  foment an,  porque  miran  al  esparto  
 como  único  recurso  para  subsistir.  Mudar ía  de  aspecto  la  poblacion  ,  y  dexarian  
 de  ser  infelices  aquellas  familias  si  se  fomentase  la  agricultura  ,  si  continuasen  en  
 plantar  algarrobos  ,  si  multiplicasen  las  viñ;«  ,  y  rompiesen  tantos  eriales  como  hay  
 de  tierra  fértil.  Lo s  frutos  se  regulan  en  500  cahices  de  trigo  ,  100  de  maiz  ,  4 5 0  
 libras  de  seda,  600  arrobas  de  mi e l ,  2 500  de  algarrobas  , y  700  cántaros  de  vino.  
 2 7  Di x e  que  Milláres  distaba  media  hora  del  Xu c a r .  Hál lanse  en  el  camino  
 las  huertas  dispuestas  en  anfiteatro,  y  vistosas  por  los  muchos  árboles  y  emparrados  
 que  las  adornan  con  utilidad.  A l  fin  de  ellas  empieza  una  larga  cuesta  estéril  
 ,  sembrada  de  peñ.is  descarnadas  ,  que  siguen  hasta  baxar  al  puente  por  donde  
 se  pasa  á  la  raiz  del  monte  opuesto  de  Dosaguas  ,  tan  alto  y  escarpado  como  el  
 de  la  derecha  del  rio.  Fo rman  allí  los  bancos  calizos  curvas  ,  y  alguna  v e z  semi -