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 nombrados  Serratilla  ,  R a g u d o  ,  Cc rdaña  y  Sicrracspiiia.  Es tos  quatto  forman  una  
 cordillera  interrumpida  solo  por  barrancos  y  collados  ,  la  q u a l ,  c omo  diximos  en  
 el  segundo  libro  p%.  1 2 3  ,  es  el  lado  septentrional  del  trapezio  ,  que  el  Palanci a  
 atraviesa  de  nonieste  á  sueste.  Qu e d an  al  sur  de  dicha  cordillera  cerros  incultos  cubiertos  
 de  rome ro  ,  coscoxa  ,  forbisco  y  xaras  ;  y  al  norte  llanuras  que  cont inúan  
 hasta  mas  allá  de  la  raya  de  Ar a g ó n .  De  los  barrancos  que  forman  estos  montes  
 el  ma y o r  se  l lama  Hu r ó n  ,  que  por  espacio  de  tres  quartos  de  legua  presenta  un  
 desierto  abandonado  ,  l leno  de  roures  y  coscoxa  ,  viéndose  á  cada  paso  mái moles  
 negruzcos  ,  única  materia  de  aquellos  montes.  En  años  lluviosos  nace  en  el  barranco  
 una  fuente  copiosa  que  sirve  para  regar  algunos  c amp o s ;  pero  en  1 7 9 2  la  hal 
 lé  tan  s e c a ,  que  ni  rastros  de  humedad  parecian  en  aquel  recinto.  L a s  llanuras  
 septentrionales  pertenecen  á  los  lugares  de  Barracas  y  Pina  ,  separados  por  dos  cer - 
 ros.  BaiTacas  yac e  entre  el  T o r o  y  Pina  ;  su  término  linda  por  el  norte  con  el  de  
 San  Agus t ín  ,  pueblo  de  A r a g ó n  ;  tiene  unos  80  v e c inos ,  sin  mas  recursos  para  
 subsistir  que  1 2 0 0  cahices  de  todo  t r i g o , y  algunos  otros  granos.  N o  ha y  que  buscar  
 en  aquel  suelo  pobre  y  destemplado  v iña s ,  ni  mas  a'rboles  que  los  pinos  que  
 crecen  en  los  montes .  Tierras  y  moradores  no  parecen  ya  del  r e yno  de  Val enc ia:  
 no  he  visto  pueblo  mas  infeliz  excepto  Pina  ,  retrato  v i v o  de  la  pobreza  y  mi s e - 
 ria  :  v i v en  en  él  60  vecinos  ;  sus  casas  ,  ó  sea  chozas  miserables  ,  parte  caídas  ,  parte  
 amenaz ando  ruina  ,  semejan  un  esqueleto  de  población  en  la  raiz  del  pi co,  llamado  
 Mo n t a l g r a o ,  d  Santa  Bárbara  de  Pina.  Es t e  mont e  ,  aunque  inferior  al  P e - 
 ñaescabia  ,  y  mucho  mas  al  Peñagolosa  ,  y  á  otros  muchos  del  r e yno  ,  levanta  su  
 cresta  coronada  de  pinos  sobre  los  que  y a c en  en  sus  i imiediaciones  ;  sigue  háeia  el  
 oriente  hasta  la  sierra  de  Espadan,  di sminuyendo  de  altura  y  casi  paralelo  á  Sierraespina  
 ,  Ce rdaña  y  R a g u d o ,  quedando  en  aquel  intervalo  como  una  legua  de  
 valles  y  colinas.  Comp dne s e  enteramente  de  amoladeras  roxas  hacia  el  sur ,  y  blanquecinas  
 hacia  el  norte  en  hojas  inclinadas  :  las  exteriores  alteradas  por  las  lluvias  y  
 yelos  se  de s componen  ,  y  reducidas  á  cascajo  y  p o l v o  baxan  i  las  raices  ,  dexando  
 en  las  cuestas  mul t i tud  de  f ragmentos  que  dificultan  el  paso.  Mu y  cerca  de  la  cumbre  
 se  encuentran  enormes  moles  de  materia  mu y  diversa  de  la  del  monte  entero  
 ,  esto  e s ,  de  un  hormigon  compue s to  de  f ragmentos  de  quarzo  c omo  almendras  
 ,  parecidas  á  las  chinas  rodadas  de  los  rios.  N o  ha y  en  el  recinto  á  muchas  l e - 
 guas  de  distancia  mont e  alguno  donde  abunde  el  quarzo  ;  y  este  hormigon  en  una  
 altura  tan  considerable  indica  que  con  el  transcurso  de  los  t iempos  han  ido  des - 
 apareciendo  de l  g lobo  montes  e l e v ado s ,  de  cuyos  residuos  v ino  á  formarse  la  e x - 
 presada  materia.  E n  lo  ant iguo  debieron  ser  mayores  los  f ragmentos  de  quarzo;  
 se  atenuaron  y  pul imentaron  c omo  actualmente  los  v emos  á  fuerza  de  repetidos  
 choques  rodando  con  las  aguas  ;  se  uniéron  luego  por  medi o  de  un  gluten  que  los  
 consolida  ,  y  vinieron  á  formar  grandes  masas  que  las  aguas  arrastraron  en  alguna  
 época  ,  quando  los  picos  existentes  hoy  dia  serian  otros  tantos  puntos  de  la  super - 
 ficie  ,  que  desapareció  ó  se  altero  con  el  t iempo.  T o d o  el  monte  está  cubierto  de  
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 pinos  y  de  arbustos  ,  el  mas  común  es  la  xara  con  hojas  de  laurel ,  que  se  levant a  
 allí  hasta  cinco  pies  en  la  ma y o r  parto  del  monte.  Sus  hoj a s ,  y  mucho  mas  sus  
 grandes  flores  son  tan  gratas  al  ganado  cabrío  ,  que  apenas  come  otra  planta  
 mientras  la  xara  le  suininistra  pasto.  E n  la  cumbre  de l  monte  está  la  ermita  de  
 Santa  Bárbara  ,  y  desde  allí  se  descubre  una  extensión  considerable.  V e s e  P e ñ a g o - 
 losa  á  muchas  leguas  hacia  el  nordes te,  y  Cor t e s  de  Ar eno s o  casi  al  norte  ,  cer cad 
 o  por  A r a g ó n  en  sus  montes  occidentales  :  Peñaescabia  ,  la  sierra  de l  T o r o  ,  y  á  
 mayor  distancia  Javalambrc  ,  quedan  á  poniente  ,  y  el  gran  trapecio  que  fecunda  
 el  Pa l anc i a ,  con  la  multitud  de  lugares  que  se  hallan  en  su  curso  ,  se  descubre  t endido  
 desde  R a g u d o  hasta  Mur v i edro.  
 1 3 4  No  son  mu y  rápidas  las  faldas  de l  mont e  Pina  ,  pr incipalmente  las  del  
 norte,  que  presentan  planos  inclinados  ,  sembrados  de  peñas  y  de  e s combros ,  bi e n  
 vestidos  de  pinos  ) xETàs  y  enebros.  Ve s e  algún  cul t ivo  ánces  de  l legar  á  las  raices  
 quando  emp e z ó  ya  el  barranco  donde  nacen  las  aguas ,  con  que  riegan  70  tahull'as  
 de  tierra  los  de  Vi l l anue v a  de  la  R e y n a ,  pueblo  de  50  vecinos  ,  á  una  legua  hacia  
 el  norte  de  P i n a ,  y  tiene  al  poniente  á  San  Ag u s t í n  ,  pueblo  de  A r a g ó n ,  di s - 
 tante  c omo  una  legua  ;  al  norte  Ol v a  y  la  Puebla  de  Ar eno s o  á  doblada  distancia;  
 y  al  oriente  á  Mo n t á n  y  Montanejos .  L o s  habitantes  de  Vi l l anue v a  si  se  e x ami - 
 nan  sus  habitaciones  y  vestidos  parecen  pobres  ,  pero  en  realidad  son  felices  ;  p o r - 
 que  ni  conocen  el  luxo  ni  las  necesidades  facticias  ,  y  tienen  lo  necesario  para  v i - 
 vir  con  los  frutos  de  la  t ierra,  y  con  el  producto  de  13  colmenas.  El l o s  mi smos  
 se  fabrican  quanto  necesitan  para  ves t i r se,  y  demás  usos  :  hacen  porcíon  de  c á - 
 ñamo  y  de  hortalizas  en  los  campos  de  r i e g o ,  que  podr ían  aumentar  cuidando  mas  
 las  aguas  :  en  el  secano  cog en  600  caliices  de  trigo  ,  y  algunos  otros  granos.  S e - 
 ,  mejantes  á  estos  vecinos  son  los  50  de  otro  lugarcillo  l lamado  R e y n a ,  ó  bien  
 Fuente  de  la  R e y n a  ,  que  dista  escasamente  una  hora  hácia  el  norte  ;  en  ninc^una  
 parte  del  r e yno  he  visto  hombres  menos  cor rompidos  :  todos  anuncian  una  b ondad  
 natural ,  y  se  hallan  ,  al  parecer  ,  contentos  con  la  suerte  que  les  cupo.  En t r e  
 dichos  lugares  medi an  cerros,  por  lo  común  incul tos ,  hasta  las  cercanías  de  la  R e y - 
 na  ,  lugar  situado  sobre  una  grande  pena  casi  aislada  ,  y  de f endido  de  los  vientos  
 septentrionales  por  los  montes  inmediatos,  cortados  c omo  á  pico.  N o  es  mu y  grande  
 su  huerta  , pero  sumamente  vistosa  por  una  mul t i tud  de  cerezos  ,  moreras  y  n o - 
 gales  :  hállase  en  l in  h o n d o ,  y  en  ella  se  reúnen  el  riachuelo  que  baxa  de  S a n  
 Agustín  ,  y  las  aguas  de  Vi l l a n u e v a ,  que  vienen  por  el  barranco  Graja.  L o s  frutos  
 son  de  mayor  consideración  que  en  el  pueblo  antecedente.  A m b o s ,  con  los  dos  
 que  v o y  á  de s c r ibi r ,  Mont án  y  Montat rejos ,  forman  ima  Baronía.  
 t 3 5  Mont án  cae  al  norueste  de  la  R e y n a  á  distancia  de  una  legua  mu y  cor ta,  
 en  que  se  empl ea  hora  y  media  por  los  muchos  cerros  que  se  transitan.  De s d e  
 ellos  mi rando  al  sur  se  v en  las  faldas  septentrionales  del  motrte  Pina  ,  y  los  mo n - 
 tes  que  unidos  con  él  siguen  hasta  la  sierra  de  Espadán  ,  cubiertos  enteramente  de  
 pinos  :  también  se  v en  de  quando  en  quando  en  dichos  montes  interrupciones  y