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partes. Son estos en verdad lunares que conviene borrar del quadro hermoso que
ofrece la huerta de Oriliuela , y es de esperar desaparezcan con el tiempo. Así lo
prometen las mejoras que se notan, y la emulación é industria de un mimerò
muy crecido de labradores. Mas rápidos serian los progresos si en el dilatado
campo de Orihuela se edificasen algunas aldeas ; porque el tiempo que Iioy pierde
el labrador en ir desde la huerta á cultivar tierras muy distantes, lo emplearla
útilmente en trabajarlas. Así lo hacen las 300 familias de San Miguel del Campo,
y las que habitan en cortijos, en cuyas inmediaciones se echa de ver mayor esmero
j y al contrario descuido ó eriales en sitios apartados. Es tan fértil el suelo,
que aun casi abandonado en partes por falta de brazos, si vienen lluvias oportunas
produce mucho ttigo , cebada y barrilla, gran cantidad de vino , y porcion de
aceyte. También podrian aumentarse los frutos de la huerta, si distribuidas las
aguas con economía se extendiera el riego á campos que lo tienen escaso, ó no
pueden lograrlo. Bastarían las que suministra el rio Segura partiendo los campos
en áreas estrechas de corta extensión , en vez de la desmedida que hoy tienen de
muchas tahullas. Para regarlas se introduce el agua por dos ó tres boquetes, y antes
de llegar á la parte opuesta del campo , ya inundo el resto , y se sumid inútilmente
.buena porcion ; la qual en llegando á la capa dura gredosa se embalsa , y
causarla graves daños á no ser por los muchos canales ó cscorredares excavados
para darle salida, y enxugar la tierra. Piensan los de la huerta que los riegos excesivos
conducen mucho para limpiar la tierra de las partículas salitrosas -, pero se
engañan, pues solo sirven para desubstanciar la tierra. El agua que se consumió
con tales riegos sale á los canales convertida en una especie de lexía, útil para regar
otros campos: así como las lluvias que cayeron sobre campos estercolados, donde
cargadas de partículas salinas y oleosas forman aquel xabon, que atraido por
las raices capilares de las plantas las vivifica y nutre. Persuadido de esta verdad
Don Miguel Gallipienso, y de que los excesivos riegos dañan i la cosecha , no
quiso regar sus campos en 1792 , contentándose con las lluvias que se verificaron
oportunamente , y cogió doblado fruto que los circunvecinos, adheridos á la costumbre
recibida. Los que cultivan hortalizas como tomates y pimientos parten sus
campos en áreas estrechas y de corta extensión, y las riegan con freqüencia y economía.
Practíquese así generalmente en la huerta, y prestará el agua para fecundar
mas tierra ; tal vez entonces se reconocerán inútiles muchos canales que solo
sirven para recoger aguas malgastadas en perjuicio de la agricultura. Si á estas
mejoras se añadiera la construcción de estanques ó balsas para recoger aguas inútiles
en invierno, podrian convertirse en huertas muchos campos privados actualmente
de riego ; bien que para esto se necesitan mas familias que las 11® que
hoy viven en aquel recinto Los frutos de la huerta y campo se regulan en
I En él hay ai poblaciones , que son Orihuela, Daya vieja , Daya nueva , !a Puebla de Rocamora,
Kedován, Callosa, Coix, la Gr a n j a , Al b a t e r a ,Ca - Benejuzar , Ra f a l , Xacarilla , Bigastro , Bcnferri,
trál , Guardamar , Roxale» , Benijofar , Almoradi, Molins y Fermenterà.
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