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y lozanía. AUi se ven preciosas colecciones de salvias, geranios, ma lva s , sidas y
verbenas ; la citriodora se distingue por la fragrancia de sus hoj a s , y abundancia
de flores ; la budleya globosa forma un árbol vistoso i la usteria trepadera y vanos
látiros visten las paredes; grah ninnerò de liliáceas, gramas, aparasoladas, compues^
tas y de otras familias se hallan distribuidas en los quadros según el sistema de
Linneo. Podr ía aumentarse la riqueza del jardin á poca cos t a : las inmediaciones
le ofrecen plantas , y no todas vulgares. E n los campos areniscos cercanos al v a -
lle de Jesus se crian la loeflingia de E s p a ñ a , la tilléa parecida al musgo , el piedepá^
aro menudo , el carraspique de tallo desnudo , el junquillo que la Mark l lamo
mudable , y otras muchas. E n el pinar inmediato las xaras crespa , goteada , imniularia
, fumana , y las parecidas en sus hojas á la salvia , maro , brezo y romero.
E n las cercanías del ma r , de los azarbes y pantanos se hallan potamtígetos, junc
o s , juncias, cirpos , gencianas, sosas , salicornias , eringios y la equmófora espinosa
, con otras muchas citadas en esta obra.
5 3 A media legua de Puzól hácia el mediodía se halla el Puig en las cer canías
de un cerro : tres se levantan en aquellas llanuras á muy corta di s tanca , todos
de amoladeras roxizas , cuya lenta descomposición suministró tierras á los campos
inmediatos. E n uno de los cerros esmvo en t iempo de Moros la fortaleza que eUos
de smant e l i on quando se acercaba con exército el R e y D . J a yme , el qual la r eedificó
, y estableció aUi su principal fuerza para la conquista de la capital ; mas en
el día apenas quedan vestigios de lo que fué. E n nuestro siglo hasta el año 8 2 es -
taban los cerros por la mayor parte sin árboles ni cultivo ; actualmente se ven plantados
de olivos y algarrobos. Es t a feliz transformación hecha con conocimiento,
convirtió en bosques fructíferos las colinas estériles : se pusieron muy en t iempo
inxertos machos en los algarrobos ; y en el cerro que está al nordeste de la villa se
plant íron olivos por serles favorable el suelo , y contrario á los algarrobos. Quando
el cultivador observa la condicion del suelo , y planta ó sietnbra solamente lo que
mejor puede Uevar , logra frutos copiosos ; pero si obra á c i egas , y exige de sus
campos lo que ellos rehusan , pierde el t iempo y los trabajos. E l termino del Puig
tiene legua y media desde el mar hasta el de Na que r a , y la mitad de norte a sur
entre los del Puzól y la Pobla de Fornal s , conocida hoy con el nombre de la Cr eu
del Puig Hác ia el poniente es algo montuoso ; por el oriente tiene marjales y pantanos.
Su huerta es deHciosa y g r ande , extendiéndose á 1 6 0 0 cahizadas de las
quales 7 0 0 se riegan con las aguas del T u r í a , y las restantes con las de fuentes y
L n a n t i a l e s . S on estos tan abundantes y fréquentes , que inutilizan bastante espacio
en las cercanías del mar. L a abundancia de aguas , lo profundo del suelo, y el ha -
llarse este anegado muchas veces , sugirió la idea de cultivar arroces en los sitios
hondo s , que por espacio de dos leguas siguen por los términos de P u z o l , Pa ig,
la Cr eu , Masamagr é l l , Masalfasár , Albuixéc , Al b a l á t , Po y o s y Meliana. Cu h t -
vóse efectivamente el arroz por algunos años , causando siempre á la salud danos
gravísimos, los quales llegaron á tal punto en . 7 8 4 . que la pestilencial epidemia
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no solamente afligió los pueblos de arroz , sino también los occidentales á donde
llegaba el ayre corrompido. Apénas quedó hombre que no enfermase de peligro,
pagando muchos con la vida. Hub o aquel año en la villa del Piiig 1 6 0 muertos,
quando su poblacion llegaba apénas á 3 0 0 vecinos. E n la Cartuxa , en San On o -
fre , en la Madalena , conventos situados en terrenos elevados y distantes , todo era
hospital infecto , sin quedar quien sirviese á los enfermos. Es t e horrenda espectáculo
, y los informes y representaciones de Curas y Médi c o s , motivaron la sabia
providencia de prohibir el arroz en aquellos marjales , con que renació la salud y
abundancia. Ti ene el arroz poderosos alicientes para los propietarios , y un Interes
que deslumhra á los jornaleros ; por donde se ven muchos preocupados contra la
evidencia. E l jornalero que hoy gana quatro reales , ganaba ocho culüvando arroz;
pero siendo de poco tiempo las faenas urgentes de este cul t ivo, y gastando e n -
tónces á medida del estipendio, quedaba sin ocupacion muchos meses , y regularmente
con tercianas. Son á la verdad dignos de compasion los jornaleros, y al
contrario muy reprehensibles los propietarios, porque anteponen el Ínteres de una
cosecha rica y casi cierta en sitios poco útiles á la salud de nuestros hermanos , y
al verdadero ínteres púbUco. Hasta las Comunidades Religiosas del Puig y de la
Cartuxa hadan esta espeailacion condraría á la salud ; mas lo pagaron con enfermedades
y muertes. Purificada la atmósfera, y fortificándose cada día la salubridad
propia del país, se dispertó la industria, y aumentó el cultivo. Se abrieron anchos y
profundos canales para dar curso á las aguas, levantando las superficies de los campos
con las tierras que daban las excavaciones ; desec.íronse muchos campos de tal
mo d o , que hoy se dan hermosas viñas en sitios ántes pantanosos. E l color verde
de los vegetales publica las mejoras que han recibido. L a s moreras , que separaban
ántes las huertas de los arroces , estaban siempre amarillentas, ahora verdes y br i -
llantes. A pesar de las pérdidas que tuvo el Puig por los ar roces, cuenta 3 5 0 v e -
c inos , quando en 1 7 3 3 solamente tenia 1 5 0 . Au n mayor sería el aumento si los
labradores fijesen propietarios : tienen la desgracia de que por lo común el término
es de los Mercenarios , Cartuxos y ricos de Valenc ia , quedándoles á ellos la p o -
breza y el trabajo. L o s frutos son 6 0 8 arrobas de hoja , que suelen dar 8 3 libras de
s eda, i 3 arrobas de a c eyt e , 2 4 0 cántaros do v i n o , 6 0 0 cahíces de trigo , igual
porción de maíz , algo mas de judías , muchas algarrobas , y una cantidad considerable
de frutas y hortahzas.
5 4 . Casi al poniente del Puig cae Ra f e lbi iñol , mediando entre ellos el camino
real de Bar celona, y como tres quartos de hora de campos cultivados. Apénas llegan
a 2 2 0 sus vecinos , destinados á la agricultura , los que benefician el término
y aprovechan las aguas que les llegan por la acequia de Moneada. Sus huertas son
preciosas , y el suelo fér t i l , de donde sacan 1 4 0 0 libras de seda , 4 8 cántaros de
vino , 1 2 6 cahíces de trigo , 7 0 de judías , 6 0 de maíz , mas de TOO arrobas de
a c eyt e , 9 0 0 de algarrobas , y como 2 0 0 docenas de me lone s , con otras frutas
y hortaliza.