Sa:
Wí¿ I
Ib
¡:;'3; i
•ií' '
[ .86]
como 400 cerdos. N o contentos aún con esta multitud de frutos,aproveclian los
ratos de ocio , especialmente las mugeres en hacer pleyta de las hojas de palmito,
industria qtie les produce mas de 5© pesos.
1 1 9 . Caminando una legua hacia mediodía con corta declinación al poniente
se halla Almus.lfes , llamada en otro tiempo Almazáfas , villa de 250 vecinos, que
poseen un término de una legua de l a rgo, y media de travesía. E l suelo no c e -
de en bondad al de S i l l a , pero produce mucho menos por falta de brazos. Ha y
en él i @ cahizadas de huer ta, y abundantes aguas; pues á las que venian de las
fuentes de la Carrasca y del Vi car io se han añadido las del X u c a r , que le llegan
por los nuevos canales del Duque. L a porcion mas preciosa del término es la llamada
deis plans ó llanuras. Plantada perfectamente de moreras y en partes de
ol ivos , sostiene en sus áreas t r igos, malees y hortalizas con tanta lozanía y fruto
como en la mejor huerta de la capital. E n los olivos se ve la falta de cuidado
ó de conocimientos agrarios : tienen sobrada leña inút i l , y ningún desahogo en
los ramos principales. L a s moreras se gobiernan allí como en la huerta de la capital
, podándolas hasta la corona cada tres años. Si en Almusáfes hubiera doblado
número de vec inos , reducirían á cultivo los eriales hoy inútiles, se ailtivarian mejor
las huertas , y á imitación de los de Silla aprovecharían los palmitos. La s c a -
lenturas intermitentes se manifiestan en Jul io y Ag o s t o , pero ni son malignas ni
rebeldes ; prolongando muchos la vida hasta los 70 y 80 años. L o s frutos se r egulan
en 5 o o cahíces de trigo , 500 de maíz , 300 de arroz , 100 de habas , otros
tantos de judías , 20 arrobas de aceyte , mas de i 3 de hortalizas , 3 8 cantaros de
v i n o , y 200 libras de seda.
120. Desde la torre ó campanario de Almusáfes se goza una hermosa vista
por la mnhítud de árboles , huertas , aguas y lugares de aquella llanura. A l nordeste
y á tres leguas (de 8 3 varas) está la capi tal , al sudueste Algeme s í , que di s -
ta dos leguas , Sollana cae al oriente con declinación al mediodía , distante como
medía legua , siguiéndose despues Sueca y Cullerà casi en la misma dirección ; al
norte y á una legua queda Silla , al norueste y á media legua la Tor r e de Espi o -
ca , rastro úrúco de la antigua poblacion que desapareció con el tiempo ; Beni fayó
está al poniente á un quarto de distancia , Alginét á una legua hácia el sudueste
, y intimamente la Alcudia á dos leguas casi en la misma dirección. E l lago de
la Albufera se prolonga de norte á mediodía separado del mar por la Dehesa. D i -
gamos algo de esta ántes de pasar al resto de las poblaciones.
1 2 1 . A dos leguas de la capital hácia el mediodía empieza la Dehesa : el camino
es sumamente agradable por mas de una l egua, reduciéndose á preciosas
huer tas, que cultivan en gran parte los vecinos de Rusáfa ; sígnense campos de arroz
, y luego eriales , compuestos casi enteramente de arena ; viene despues la faxa
conocida con el nombre de Dehesa ; tiene como tres leguas de norte á sur , y algo
mas de un quarto de oriente á poniente ; está mas alta que las aguas del ma r , y
su superficie interrumpida con desigualdades y cerrítos de arena. Abandonada c o -
[ • 8 7 ]
mo está al estado natiiral, es mucha la maleza que allí crece. L o s pinos forman
masas considerables sin elevarse mucho : crecen algunos sauces, el lentisco , el
torbisco y la zarzaparrilla común. Abr iga este sitio mucha caza de cone jos , perdices
y otras aves. L a maleza de la Albufera y la larga extensión de sus aguas sostienen
mas de sesenta especies de las aquáticas , muy dignas de observarse con
prol ixidad, como también la multitud de peces que nadan en sus aguas. E s tan
grande el número de aves , que llegan á cubrir el sol como una espesa n u b e , quando
los cazadores las fuerzan á levantarse. Para esto suelen juntarse hasta 300 bar -
cos , que dispuestos en linea forman su ataque contra aquellas aves quando descansan
sobre las aguas y maleza : se retiran huyendo hácia la tierra para evitar los t i -
ros ; los cazadores las persiguen hasta forzarlas á levantar el vue lo, y al pasar las
aves sobre los barcos empieza el fuego graneado, que mata d hiere un número considerable
de ánades , fojas , pollas y otras especies : caen las piezas y flotan sobre
el agua , de donde las recogen los que creyéron haber acertado el tiro. Di sponen
despues otras batidas dirigiendo el rumbo hácia los sitios que escogieron nuevamente
las aves para quedar al abrigo del enemigo ; pero este mas hábil las busca,
persigue, fuerza y mata.
122. Beni fayó se halla en medio de una dilatada y fértil llanura, casi horizontal
, pero sin aguas suficientes para reducirla á huertas : tiene un término de
media legua entre los de Almusáfes y L omb a y , y un quarto solamente entre los
de Alginét y Picasént : cuenta hoy dia 260 vecinos ; en 1 7 4 0 no tenia mas de
130. Es t e aumento de poblacion obliga á los hombres á beneficiar otros campos,
que poseen en propiedad ó por arriendo ; y así cultivan parte de las huertas de
Almusáfes, y mucho arroz en el término de Sollana. Como pasan las noches en sus
casas lejos de las balsas artificiales y pantanos , viven sanos y robustos. Ri egan sus
hermosas huertas con las fuentes llamadas de la Car ras ca, Musa y Llegena } la de
la Carrasca nace al oriente del t é rmino, las otras al poniente. Lo s frutos son 1 500
libras de seda, 300 arrobas de a c eyt e , lO© de algarrobas, 8700 cántaros de vi -
no , 3 5 0 cahíces de t r igo, 400 de ma i z , mucha fruta y hortaliza. E n las cercanías
del pueblo se conservan como 18 varas de un antiguo canal de argamasa, que se
cree obra de los Moriscos : se ve actualmente quatto pies mas alto que la superficie
de los campos , y las aguas de las fuentes á mayor profundidad : no pudieron
por consiguiente correr estas por dicho cauc e , que parece mas antiguo que la ac e -
quia del R e y , y se ignora qué aguas ent raban, y á donde se dirigían. L a superficie
de los campos no parece haberse rebaxado en muchos s iglos , como lo indican
los corpulentos y viejos algarrobos que allí existen.
123. La s llanuras de Beni fayó se unen con las de Al g i n é t , sin que el suelo
mude de condicion. E l camino real de Valencia á Madrid pasa por Catar roja, siguiendo
via recta hasta la Tor r e de Espioca ; allí tuerce algo hácia poniente, y
atraviesa Al g i n é t , la Alcudia y Montortál : continúa luego por las inmediaciones
de Albc r í c hasta que pasa el X u c a r , despues el puerto de Ca r e e r , y llega al de