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tas están cerradas, las aguas del rio toman su antiguo curso saltando por los por -
tillos arriba dichos. La presa habia experimentado varios daños en el largo discurso
de cinco siglos ; el canal Re a l o acequia se hallaba en partes obstruido, en
otras deteriorado perdiendo muchas a gua s , y llegaba solamente hasta Al g eme s í ,
faltándole mucho para completar la grande idea que concibid el R e y Conquistador.
Do n Lor enzo Ros i l lo presidiò como Juez á las costosas obras y reparaciones
del canal y presa, continuándolo hasta donde queda dicho ; profundizo y ensanchó
en partes el cauc e, tapó varias bocas por donde se perdía el a gua , pero aún
quedan muchas abiertas, como lo manifiesta el rio de los Oj o s , y otros manantiales.
Despues de pasar la acequia por la llanura de An t e l l a , tuerce hácia Gavarda
buscando las faldas meridionales del Ca b a l l ón, hace despues un arco para doblar
la punta de un cerro , y continúa casi con dirección al norte por detras de Ma s a -
lavés y Montor t á l , que quedan á la derecha. Lu e g o declina al oriente dexando
por la izquierda la A l c u d i a , y por la derecha Guadasuár , y va en busca de la
ran^bla de Al g eme s í , que atraviesa por el cano ó canal subterráneo de que hemos
hablado en el artículo de este pueblo. Vé a s e la lámina adjunta.
143. A la derecha del Xu c a r y al mediodía de Gavarda y Ant e l l a está el
valle de Cárcer , que algunos Himm va/l f l i r t a . Extiéndese como una hora de
oriente á poniente entre los términos de Albe r í c y Sumacárcel , y media de travesía
, sirviéndole de límites el Xuc a r . Por todas partes lo cercan altos cerros , que
apénas dexan entrar los vientos : lo baíía el Xu c a r de poniente á oriente, y lo cruza
de sur á norte el rio Sellént. H a y en este valle quatro poblaciones , es á saber,
C o t e s , Cá r c e r , Alcántara y Benegida, y en ellas 1 60 vecinos ocupados en la agricultura.
Se ve este recinto distribuido en tres faxas paralelas al Xuc a r : la mas
honda é inmediata al rio sirve para el cultivo del ar roz , la segunda para huertas,
donde están las poblaciones , y la tercera, que es la mas al ta, se destina á viíías,
olivos, algarrobos y sembrados. L a infección que exiialan los ar roces, y el embarazo
que los vientos hallan para renovar la atmósfera, causarían menos daíío si las
poblaciones estuviesen en los sitios elevados del valle hácia mediodía. E n todas se
experimentan rebeldes tercianas, y por todas partes se percibe un fétor insoportable.
Apéna s entré en el valle por el mes de Junio , y empecé á respirar aquel a y -
re infec to, sentí un dolor intenso de c abe z a , con otras señales de terciana ; aumentóse
durante el d i a , que empleé en recorrer aquellos campos} fué mayor mientras
estuve en Benegida cercado de arroces por el norte , oriente y mediodía , y al llegar
por la noche á Sumacárcel me hallé sumamente desazonado. T omé entonces
una fuerte dosis de excelente quina , que destruyó el veneno , y asi pude continuar
mi expedición. Sin los poderosos medios de la quina y de haber salido de aquel
lugar infecto hubiera contraído sin duda las enfermedades que padecen aquellos
vecinos, y que acaban con los naturales y advenedizos. En 1 7 3 0 habia 148 familias
» entraron desde entonces á aumentarlas 13 5 , y de la suma solamente se
conservan las 1 60 arriba dichas. ¡Por 9© cahíces de arroz á que se reduce la cose