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RIBERAS DEL XUCAR , T TIERRAS DE ARROZ.
98. La primitiva condiclon del suelo conocido con el nombre de Ribera,
las mutaciones físicas que ha experimentado, el estado actual de sus vivientes,
atmósfera y frutos, y principalmente el cultivo del arroz y sus efectos, merecen la
mayor atención , y un serio examen. As í pues antes de tratar en particular de los
lugares de este recinto, daré la descripción física del suelo } hablaré luego del cultivo
del arroz , y de los intereses que produce , de las enfermedades, muertes y
despoblación que causa, y de las muchas aguas que consume en perjuicio de la
agricultura.
99. La Ribera se llama alta ó baxa según que las tierras distan mas o' menos
del ma r , y del lago de la Albufera. Ocho leguas ocupa de norte á sur desde C a -
tarroja ' hasta las inmediaciones de San Felipe , y muy cerca de siete de oriente á
poniente entre el mar y la Val l far ta, que es el -\'alle de Career. Es angosta en
la parte septentrional, donde tiene poco mas de dos leguas ; se ensancha muy pronto
en Almusaf e s , y continúa por Algemesí y Alberíc hasta tener su mayor extension
en el paralelo de Career. E l mar Mediterráneo la baíía al oriente, por donde
le entran con libertad los vientos que corren sin tropiezo hasta los cerros y montes
opuestos : desde ellos hasta el mar va el suelo descendiendo gradualmente. El agua
que en las raices de los montes se halla á 20 y mas pies de profundidad, se encuentra
á tres 6 á quatro en muchos lugares habitados. Los árboles crecen y fructiíican
en qualquiera sitio , á excepción de aquellos en donde lo impiden la abundancia
de aguas, y el suelo cenagoso. Los montes son calizos, y el suelo de marga
arcillosa mas ó ménos compacta de un color roxizo. E n las inmediaciones al
mar dominan las arenas, y en las de la Albufera un cieno obscuro que descansa
sobre greda. El caudaloso Xuc a r corre de poniente á oriente, y fertiliza las R i -
beras -, halla en su curso varias presas que elevan siempre el cauce, por lo qual filtran
las aguas, é inundan gran parte de la vega. Muchos campos que hoy rebosan
de agua, d la ocultan á poca profundidad, fueron secanos en el siglo decimotercio,
sin mas riego que las lluvias. E l magnífico canal que mandó construir el R e y Do n
Jayme primero de Ar a gón para convertir en huertas los secanos, y las acequias
de Castellò y de Carcaixént abiertas despues sin perdonar gasto alguno, han sido
la causa de aumentarse el cultivo del arroz.
100. Las aguas que baxan de los montes se esparcen por aquellas llanuras,
y quando no entran en el r io, se sumen en la tierra, y corren ocultas hasta encontrar
salida en las inmediaciones del mar ó de la Albufera. Ocupa esta tres leguas
de norte á sur entre la capital y Cullerà , y una de ancho con corta diferencia : está
separada del mar por una lengua de arena , pero se comunica con él por un
canal angosto que se abre ó cierra con facilidad : su suelo es mas profundo que el
1 Incluyo aquí algunos lugares que no son pro- que se hallan y los frutos, especialmente el arroz
piamente de ia Ribera , porque la inmediación en que producen, no permiten separarlos.
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de la próxima orilla del ma r , y por tanto conserva siempre una enorme cantidad
de aguas. Crecen estas al paso que las lluvias son mas abundantes, y menor la
evaporación, de modo que en algunos inviernos cubren doblada superficie de tierra
que en verano. Se han visto varias veces extenderse hasta los lugares vecinos,
y los habitantes de Sollana ir en barcos desde la puerta de la Iglesa hasta el mar,
•atravesando huertas, arrozales y Albufera. Las aguas en semejantes ocasiones inutiiizan
una extensión considerable de tierra, y dexan despues al retirarse un suelo
pantanoso cubierto de plantas que perecen, y podridas infectan la atmósfera. No
tienen las aguas del Albufera otro movimiento sino el que producen los vientos en
qualquier lago de notable extensión , y cierto fluxo y refluxo, por decirlo as í , que
en algunos tiempos del aiío causan las lluvias, los calores, y el abrir ó cerrar la comunicación
con el mar.
101. Gran parte de las aguas del Xu c a r , distribuidas por mil canales de riego
sobre la tierra, siguen por su interior, y juntas con las que baxáron de los montes
se abren caminos ocultos hasta brotar por muchas bocas en los sitios hondos. A
cada paso se ven fuentes originadas de esta causa, y algunas tan copiosas, que
forman riachuelos. V a n unos al ma r , otros á la Albuf e ra , y algunos no pudiendo
llegar á estos depósitos generales, forman sitios cenagosos, y á veces lagunas intermitentes.
Ademas de esta cantidad de aguas que corren por fuentes y canales, y
de la que se ve reunida en la Albufera y sus inmediaciones, es incalculable la que
se halla oculta y á corta profundidad de la superficie de la tierra. En infinitos
campos basta cavar un pie y aun ménos para encontrar las aguas : muchos lugares
se habitan, cuyo suelo tiene poco fondo libre de humedades.
102. Es obvia la razón por que sucede así en las cercanías de la Albufera, y
otros sitios hondos} pero causa alguna dificultad el hallarse efectos semejantes en
tierras que fuéron secanos en otro tiempo. E n mi juicio las causas verdaderas de
haberse aumentado los sitios pantanosos, ha sido sacar las aguas de su curso sin
preparar de antemano canales sólidos que puedan contenerlas, levantar el cauce de
los r ios, y hacer entrar y conservar las aguas en campos que nunca las tuvieron.
Apenas me queda duda que la acequia del R e y , aquel ancho canal que sale del
Xucar en Ant c l l a , ha dado or igen, ó casi todo el caudal al rio de los Oj o s , y i
infinitos filtros que inundan las Riberas. Los que entendieron en la obra de la
acequia parece haber tenido únicamente la idea de hacer capaz el cauce , y dirigirlo
de modo que facilitase riego á aquellos pueblos 5 pero ni entónces se examinó
la naturaleza del terreno , ni se han tapado despues las muchas bocas por donde se
pierde el agua, introduciéndose por las entrañas de la tierra , y brotando en infinitas
partes. Qualquiera que sin preocupación examine dicha acequia reconocerá la
misma naturaleza en los terrenos de ambas Riberas, si bien hoy se advierten en ia
septentrional secanos áridos plantados de viiías, algarrobos y ol ivos, y en la me -
ridional huertas seguidas de manantiales y pantanos. La verdadera caüsa de tantas
tierras inundadas ha sido la acequia R e a l , y el mal uso que en los cinco últimos