I?? ^
i f t -
r* •
Mi
[ 1 0 4 ]
cida á telas ordinarias daría un producto tres 6 quatto veces mayor . Do n Juan
V a l l e s , Comendador de la Orden de San Juan , se esmera en promover este ramo
de industria, ha introducido máquinas para hilar cl cal iamo, y desea que se fabriquen
sogas y cables para la marina. Convendr ia también que algún buen v e -
cino de los acaudalados estableciese fábrica de cexidos de seda , de que se cogen
mas de 80 libras. Do n Migue l Ti r ado ha hecho á su patria un sefíalado servicio,
logrando terminar el antiguo pleyto que tenia Castello con Almazora sobre la di -
vision y conducción de las aguas. Fue ron estas unidas hasta Almazora por espacio
de 500 años , y los de Castel lo viéndose defraudados de su derecho acudieron al
tribunal, y lograron sentencia favorable : fué preciso entonces abrir un nuevo canal
de riego , y hacer otras obras que merecen ser conocidas.
8. Ba xo el puente viejo de Santa Qui ter ia, y antes de la confluencia del rio
y rambla de la ^' iuda , está la azud d presa de las aguas que sirven para regar los
términos de Castello y Almazora. Ent ran en un canal antiguo que sigue hasta la
rambla, donde se ocultan para pasar por debaxo del ancho c auc e , y continúan
siempre ocultas hasta la raíz del cerro llamado de Almanzdr , viéndose 18 pozos
o respiraderos en esta extensión. Di cho cerro está al oriente del magnifico puente
construido en estos últimos años , y desde alh siguen las aguas á descubierto como
mil palmos hasta los partidores reales, que son la primera obra. Se reduce á una
casa sol ida, dentro de la qual está el taxamar , que es el instrumento divisorio de
las aguas : entran estas reunidas en un cue rpo, y dando contra el taxamar se parten
en dos canales, corriendo por cada uno de ellos la porcion que la propiedad y
sentencia difinitiva concedid á cada villa. La s de Alma zor a continúan por la i z -
quierda del rio , y las de C'àstelló entran en la mina nueva. Hac e esta al principio
una curva para tomar la dirección del nordeste, que es la de las huertas, y sigue
oculta por espacio de 8 501 palmos valencianos. E l terreno taladrado no es siempre
de la misma naturaleza ; en partes se compone de peña caliza muy dur a , en
otras de hormigon endurecido y cantos rodados mezclados con ma r g a , prueba de
haber corrido por allí en otro tiempo abundantes aguas} finalmente en otras de
marga sumamente arcillosa. L a mina d canal subterráneo tiene nueve palmos de
ancho, y diez de alto en toda su longimd. E n partes se han hecho bóv eda s , donde
es preciso asegurar el terreno, y en otras de mayor firmeza se formaban al mismo
tiempo de la excavac ión, cortando en arco lo necesario para dexar el hueco
correspondiente. Tambi én se abrieron 21 pozos d respiraderos, por donde se sacaron
los escombros. T o d a esta obra costó á la villa muy cerca de 342) pesos. E n las
cercanías del c ana l , cuyo suelo á 40 palmos de profundidad se compone de cantos
redondeados y ma r g a , hay aun al presente algarrobos de tiempo de los Moros.
Crece por allí con abundancia el cencro racemoso, la cola de perro llamada lima,
la fisálide adormidera, las xaras racemosa, numularia y la de hojas de r ome r o , la
gualda, el fiteuma, el andracne parecido al telefio, el teucrio iva, y otras conocidas.
9. He notado aquí los mismos defectos que en Onda respecto á los olivos y
algarrobos , y ademas la costumbre reprehensible de empezar los jornaleros su trabajo
por últimos de Setiembre á las o c h o , quando en la huerta de Valencia lian
aprovechado ya los labradores dos horas , las mas preciosas del dia. N o sé si esta
mutua convención de propietarios y obreros depende de ser corta la cantidad que
aquellos pagan al trabajador. E n veinte años se ha doblado el precio de los comestibles
y vestidos , sin que al pobre jornalero se le haya aumentado á proporcion la
paga. L o cierto es que de aquella práctica resultan pérdidas considerables , y con
esta se insulta á la humanidad desvalida. Según cuenta Escolano se cultivó ant iguamente
en Castellò la caña dulce , y habia ingenios para fabricar cl azúcar : en
el dia no queda cl menor rastro de ello , destina'ndosc los campos á cosechas mu y
útiles como cáñamo, maiz , trigo , alfalfa, pimientos y hortalizas. Fuera de la seda
y cáñamo se cogcn en el térmitro i o 3 caliices de trigo , mas de i 3 de maiz , 600
de judías , 1 5 3 cántaros de vmo , 40 arrobas de aceyte , 1 50 de lana , una cantidad
enorme de pimientos , al fal fa, frutas y hortalizas, con mas de 170S1 arrobas
de algarrobas. L a multitud de individuos de ambos sexos y de todas edades que
salen á recogerlas presentan un espectáculo mteresante. Mi rada de léjos parece un
pequeño exército , en el qual se ven muchos armados de largas cañas de 16 á 20
palmos, que conservan parte de la raiz en arco para sacudir y hacer caer las al -
garrobas ; otros van en cairos y caballerías para traer la cosecha. A corta distancia
de la villa empieza á separarse aquel exército en muchas quadrillas, tomando cada
una las sendas que van á varias heredades , donde se mantienen ios dias que dura
la coleccion, y viven ocupados y alegres.
10. Hal lé en Castellò lo que no se encontrará en España , ni tal v e z fuera de
ella, esto es , un hombre que sin l ibros , sin haber visto jardines , ni tratado con
botánicos ha dibuxado las plantas, aves y mariposas de aquel término, distinguiéndose
en el reyno vegetal , pues ha dibuxado y animado con colores naturales como
700 plantas , notando en donde se crian , quando florecen, y el uso que tienen en
la medicina. Ve rdad es que son plantas conocidas , y que á todas falta el sistema
de la fructilicacion ; pero en medio de estos defectos si Linneo hubiera visto los
quatro tomos que f o rman, sin duda iiubiera dado al autor los elogios correspondientes.
Es este el boticario de diciia villa l lamado Joseph Xime n e z , hombre ya
sexagenario : empleo diez y seis años en recorrer la mar ina, los montes , campos
y barrancos para formar su flora ; y aunque empiezan á faltarle las fuerzas, per o
no el amor á las plantas ; vive retirado en su patria cargado de años y pobreza,
sin ser conocido ni ménos recompensado.
1 1 . Alma zòr a está á la orilla izquierda del Mi l láres, y á una hora del mar;
dista tres quartos de llora de Castellò, que queda al norte, casi media hora de Vi l l a -
real hácla el poniente, y una de Burriana caminando hácia el mediodia. A n t i -
guamente se llamo Almanzòr a , tomando sin duda el nombre del dueño que tuvo
en tiempo de Mo r o s , como sucedió al castillo Alnianzòr de que hemos hablado.
Su término se reduce á media hora entre el rio Milláres y cl barranco que lo sepa-
• ' i '
£