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zanjas y canales que fadlltáron curso libre , y salida á las aguas 5 se levantaron calzadas
solidas para conservar los caminos , se dispertó la industria, y aumento' mu -
cho la poblacion. C omo gran parte de las riquezas de Taberna consisten en io2)
cahíces de arroz que producen sus marjales , no se ha omitido diligencia alguna
para asegurar la cosecha. Di r igen varios manantiales por las parres altas para facilitar
y aumentar el r i e go, y recogen en acequias lo sobrante del río y manantiales
: de estas acequias van unas hacia el nordeste á desaguar en lo que llaman
Gola , y otras por la parte meridional hacia la torre de Xa r á co. En las borrascas
pudiera entrar el mar por dichas acequias, y para impedir los daños que resultarían
han hecho una especie de compuertas que llaman trastalladors , que cierran d
abren según lo piden las urgencias. N o se limitan los de este pueblo laborioso al
cultivo del arroz -, dirigen igualmente sus cuidados á la huerta y secano, y por todas
partes se descubren pruebas ciertas del amor al trabajo. C o g e n en recompensa
12© libras de seda , 800 cahíces de trigo , 1 500 de ma í z , 140 de judías, 7© cántaros
de v i n o , 3© arrobas de aceyte , r 50 de algarrobas, sin contar la al fal fa, f rutas
y hortaliza. Lo s derechos que el Monasterio tiene sobre Taberna y demás pue -
blos del valle le rinden 208 pesos.
164. H a y muchos olivos y algarrobos, cultivados en parte por los vecinos
del Va l l e , y en parte por los dependientes del Monasterio. L o s algarrobos se
pueden reputar nativos por U facilidad con que crecen y se multiplican : todos los
barrancos y faldas de los montes se ven cubiertos de dichos árboles ; nacen entre
peiías descarnadas y en los precipicios, á donde con dificultad pueden subir los
hombres, cuyo único trabajo es ínxertarlos y recoger el fruto. A medida que se
sube á las alturas disminuye el mimerò de algarrobos, y ya ninguno se halla en
el valle superior de Ba r í g , donde hay solamente v iña s , higueras, moreras y frutales.
As í pues no es la inmediación al ma r , como algunos creyeron , la condícion
precisa para que subsistan aquellos árboles , sino un clima benigno donde nunca
hiele. Tr e s vaciedades se observan entre los algarrobos del v a l l e , que los naturales
llaman melars, lündars y costdlúts. El costellút tiene las hojas mayores que los
otros , y el melar mas pequeñas y mas largas á proporcion, siendo su verde mas
claro que en los otros : el llindar ocupa como el medio entre las variedades. L l a -
man melar á una de estas, porque al romper su fruto se descubren como gotítas
de miel. Es lástima que se descuiden estos árboles : los mas están sin inxerto ma -
cho , y á todos les sobra la mi tad de la leña. En medio de estos defectos les es
tan favorable el suelo , y son tan corpulentos, que muchos dan hasta 30 arrobas
de fruto. L o s olivos crecían y vegetaban hasta pocos años hace casi abandonados
á su suerte -, apenas daba aceyte el olivar de media legua que cultivan los dependientes
del Monasterio ; pero vinieron labradores de I b i , que saben gobernar di -
chos árboles , y por orden del A b a d que entonces e r a, corráron lo inút i l , y enseñaron
á los de Val ldigna el modo de podarlos. L o s del v a l l e , que ignoraban las
verdaderas máximas de agricultura , levantáron el grito contra el A b a d y sus obrea