ñas i lo que praeba la necesidad del iaxerto, como se practica en casi todo el dilatado
término de Murviedro.
3 3 . Dixe antes que el monte de esta villa se podía mirar como el último eslabón
que sirve para unir las largas cadenas que atraviesan el reyno ; recorrámoslas
pues para aclarar su posicion y rectificar este punto de geografía. Entre Murviedro
y el valle de Jesus, que le cae al sudueste , Iiay como una llora , cuyo espacio ocupan
varios cerros con algunas gargantas. Los montes,que en Murviedro son calizos
, son en el valle de Jesus de piedra arenisca , y de un color roxo con porciones
de mica. Aquí empieza la cadena de montes que corre hacia poniente con declinación
al norte , comprehendíendo los de Segart, Naquera , Portaceli, Cuevasanta
, Alcublas y Andí l la, hasta unirse con los de Peñaescabia. En Murviedro
empieza la otra cadena
, que formando un arco corre con dirección al norte liasta
Almena'ra , donde se junta con las montañas de Uxó , luego con las de Vilavella
y sierra de Espadan, y declinando aquí í poniente corre hasta salir del reyno por
Montan y la Puebla de Arenoso. Los puntos de donde salen las cadenas son de
diferente naturaleza , y cada una conserva por algunas leguas la que tuvo al principio.
As i vemos que la occidental, arenisca en su origen d principio , sigue sin
mudanza hasta la altura de Segorbe, siendo caliza despues en la Cueva-santa, Andílla
y Peñaescabia-. Del mismo modo la oriental, que observamos caliza en Murviedro
, continúa sin alteración por el valle de Sego y Almenara , hasta que se incorpora
en la sierra de Espadan. Aunque el recinto que ocupan las expresadas cadenas
pertenece al tercer libro de esta obra, he creído conveniente anticipar aquí
algunas ideas en el particular. Desde Almenara hasta salir del reyno va tomando
cuerpo la enorme sierra de Espadan ; aumenta de latitud y altura reuniendo elevados
cerros y montes, por cuyas gargantas y raices serpentean arroyos , ríos y barrancos
: son sus cauces como intrincados laberintos sin salida , dexando horizontes
muy limitados , y apenas descubierto el cielo , donde parecen esconderse los elevados
picos. Muda la sierra de naturaleza sin mudar de dirección : caliza en las
raices y casi siempre de ma'rmol negro, tiene en su centro montes areniscos con
bancos inclinados al horizonte, cuyas entrañas encierran hierro , cobre , mercurio y
alguna vez cobalto. Vense estas minas en varios cerros y barrancos, principalmente
en Eslida, Pavías, Ayodar y Montanejos. Los quarzos y el espato pesado se
hallan ó engastados en las grietas de la piedra arenisca , ó sueltos y esparcidos en
los cauces de los barrancos. Las escorias parecidas al hierro colado , como también
varias substancias vitrificadas
se ven acinadas y confusas en los profundos claros
que dexan los cerros, dando alguna sospecha de haber existido allí volcanes. No
se limita la sierra de Espadan á formar un largo murallon desde Almena'ra hasta
Montan por el oriente, y por el occidente desde Castelnovo hasta Pina , sino que
también echa diferentes ramales como brazos para afianzar varios grupos montuosos
del reyno. Por Onda empieza á ensancharse hacia el oriente , bien que con poca
altura, y comunica con los cerros y montes de Borriol y Benicásim. Subiendo
mas al norte se une con los de la Alcora y Lucana : permite que el Millares corra
sobre sus duras rocas desde la Puebla de Arenoso hasta Fanzara ; pero pasa á la
izquierda del rio, y sigue hasta formar un cuerpo con los montes de Villahermosa
y Pcñagolosa. Por la parte occidental no solamente extiende sus raices hasta las
cercanías de Segorbe y Caudiel, sino que forma otra comunicación con la cadena
occidental por medio de los montes llamados Sierraespina, Cerdaña , Ragudo
y Serratilla, que casi en línea recta corren hasta Peííacscabia y origen del
Palaiicia.
3 4 . Estos últimos montes son calizos, pelados y muy altos, están cortados
como á pico por centenares de toesas, dexan abismos que horrorizan, y en muchas
partes dan indicios ciertos de las violentas convulsiones que los arruinaron. Las
substancias negras vitrificadas y casi transparentes, la multitud de escorias ferrugineas
con cortes vivos y planos irregulares, la profundidad casi circular y espaciosa
que allí queda parecen indicar un volcan apagado, a i yo crater estaría á la
derecha del pobre arroyo, que muy pronto se convierte en rio respetable. Tal es
el espectáculo que ofrece Peñaescabia, monte que por el oeste se extiende hácia
las sierras del Toro y Javalambre, y por el este se une con los montes de Bexís,
Andilla, Alcublas, y Cueva-santa sin mudanza sensible en su naturaleza caliza : de
aquí adelante son los montes de piedra arenisca ferruginosa hasta el valle de Jesus*
y ocultan en sus entrañas hierro y plomo , principalmente entre Serra y Segorbe.
Los varios montes que acabamos de ver forman un trapecio tendido de norueste i
sueste, cuyos lados oriental y occidental son las cadenas de Espadan y Cueva-santaj
el septentrional la serie que forman Sierraespina, Cerdaña, Ragudo y Serratilla;
y el meridional los cerros que se hallan entre el valle de Jesus y Murviedro. T o -
das las aguas de sus muchas vertientes, y las copiosas fuentes que hay entre Peiíaescabia
y Segorbe caen al rio Palancia , sin mas salida que el paso abierto á fuerza
de avenidas en la punta septentrional del monte de Murviedro. Anticipada así la
idea del recinto que acabamos de recorrer, continuaré la descripción de Murviedro.
35. Se halla la villa á la derecha del Palancia en la raiz y falda oriental del
monte. En 1 7 4 9 solamente tenia 9 3 8 vecinos, y hoy cuenta ya 1 5 1 5 . Débese
este aumento al progreso de la agricultura. Los cerros y montes abandonados antes
, hoy se cultivan con esmero ; no se ven allí eriales ni descuido. Si la escasez
de aguas disminuye la cantidad de frutos en las huertas, el ímprobo trabajo y los
conocimientos agrarios de los naturales fuerzan el suelo á dar cosechas abundantes.
Las llanuras que por una hora se extienden hácia el mar , como también las que se
prolongan hácia Puzól , deponen á favor de la industria y aplicación de los vecinos
, y al mismo tiempo hacen desear se efectúe el proyecto del riego general. En
los montes y secano corresponde el fruto al cuidado con que se cultivan los árboles.
Vense los algarrobos con ramo macho, y libres de aquella multitud de ramas
que los fatigarían sin provecho , los olivos limpios de leña inútil, y las viñas
bien cultivadas. As i cogen 9© arrobas de aceyte, 6 0 S ) de algarrobas, y i 6 8 3 cán