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 105.  Pertenece  el  arroz  á  la  familia  de  las  gramas ,  y  Linneo  en  su  Sistema  
 sexual  lo  colocó  en  la  sexta  clase  ,  llamándolo  Oriza  ,  como  lo  hicieron  Tourncfor t  
 y  Michelli .  El  cáliz  se  compone  de  una  gluma  de  dos  ventallas  pequciías,  agudas,  
 casi  iguales,  que  contienen  una  flor  sola.  La  corola  es  igualmente  de  dos  ventallas  
 mayores  que  las  del  cüi z -, tienen  la  forma  de  un  bar co,  y  en  la  exterior  se  notan  
 cinco  estrias,  terminándose  las  mas  veces  por  una  arista.  E l  germen  es  aovado  ,  y  
 tiene  á  cada  lado  de  su  base  una  hojita  mu y  pequeña.  De  la  punta  superior  del  
 germen  salen  dos  estiletes  como  cabel los,  terminados  por  estigmas  mas  gruesos  y  
 plumosos.  L o s  seis  estambres  son  tan  largos  como  la  corola,  y  cada  uno  sostiene  
 una  antera  larguilla  ,  escotada  en  la  base.  A  esto  se  sigue  el  fruto,  que  es  un  grano  
 bl anco,  aov ado-oblongo,  mas  ancho  que  grueso,  en  el  qual  se  conservan  los  
 surcos  de  la  corola,  cubierto  por  esta  de  modo  ,  que  es  menester  fuerza  para  separarlo. 
   La  raíz  es  fibrosa  y  parecida  á  la  del  t r i go,  de  la  qual  se  levantan  cañas  de  
 tres  y  quatro  pi e s ,  terminadas  por  una  larga  panoja  de  flores  :  la  panoja  tiene  sus  
 ramitos  ftexùosos  y  poco  desparramados,  de  los  quales  nacen  otros.  L a s  flores  son  
 solitarias,  las  hojas  alternas,  largas,  punt iagudas,  y  envaynan  las  cañas  como  eu  
 las  otras  gramas.  
 106.  Au n q u e  estos  caracteres  convengan  á  los  arroces  conocidos,  con  todo  se  
 distinguen  cinco  variedades  por  tener  o  carecer  de  aristas,  por  la  magnitud  y  f i - 
 gura  mas  o' menos  ancha  de  la  semi l la,  y  últimamente  por  el  cultivo  que  pueden  
 recibir.  De  estas  variedades  las  tres  no  pueden  subsistir  sin  tener  cubiertas  de  agua  
 sus  raices  y  parte  de  la  caña  ;  las  dos  restantes  se  siembran  en  seco  en  la  China ,  
 Madagascar,  Bengala  y  otras  partes  ,  ó  antes  de  las  copiosas  l luvias,  quando  el  
 suelo  ha  dado  ya  algunas  cosechas,  o  despues  de  los  aguaceros  y  temporales  en  los  
 campos  nuevos.  La  grande  humedad  que  alli  r e yna ,  y  el  excesivo  calor  que  se  sigue  
 ,  hacen  que  el  arroz  nazca  y  fructifique  en  solos  quarenta  dias,  quando  en  E u - 
 ropa  se  mantiene  seis  meses  en  la  tierra  para  producir  el  mismo  efecto.  Jamas  se  
 logrará  en  Europa  cultivar  en  seco  el  ar roz,  porque  ni  las  lluvias  son  tan  abundantes  
 ,  ni  tan  intensos  los  calores.  La  experiencia  ha  hecho  ver  en  el  reyno  de  V a - 
 lencia  que  es  y a  inútil  repetir  las  pruebas  para  tener  cosechas  de  esta  planta  sin  riego  
 continuo  ' .  La s  semillas  de  aquella  parte  del  As i a  degeneran  en  E u r o p a ,  ya  
 t  En  el  número  2  de!  periódico  de  Genova,  cuyo  
 título  es  Avvisi,  se  anuncia  una  obra  sobre  el  
 cultivo  j  qualidad  y  uso  del  arroz  ,  publicada  en  Roma  
 por  el  EspaSol  D.  Valerio  Noguero  ,  en  la  qual  
 se  dice  que  muchísimas  variedades,  ó  bien  sean  e s - 
 pecies  de  arroz  ,  se  crian  en  la  China  ,  Filipinas  ,  y  
 en  otras  partes  del  Asia  sin  riego.  Confoime  á  esto  
 desearia  el  autor  del  periódico,  que  en  lugar  de  la  
 que  tenemos  en  la  mayor  parte  de  Europa  ,  se  substituyesen  
 aquellas  especies  ó  variedades,  creyendo  
 falsamente  que  una  de  ellas  ha  prosperado  y  producido  
 en  seco  en  Valencia.  Estas  «on  sus  palabras:  „ 1 1  
 „célebre  Botánico  Spagnuolo  D.  Casimiro  de  Or te- 
 ,,ga  ha  ottenuto  nel  clima  di  Valenza  prospera  riusci- 
 ,,Ta  de!  la  seminagione  facta  collà  in  terreno  disposato  
 come  pel  fromento  d'una  specie  di  riso  traspor- 
 „tata  dal  l'Asia  a  tal  effeto."  Y  añade;  Véase  la  Instrucción  
 del  Señor  Ortega  sobre  el  modo mas  seguro  
 de  transportar  plantas  vivas  por  mar  y  tierra.  El  
 Señor  Ortega  dixo  en  el  citado  quaderno  impreso  
 en  Madrid  en  1779  ,  que  solo  en  Valencia  se  han  
 logrado  muchas  y  bien  lozanas  espigas  de  los  pocos  
 granos  que  cuidó  enviar  á  aquel  limo.  Señor  Ar zobispo  
 ,  sin  hablar  palabra  de  la  preparación  de!  ter- 
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 adquiriendo  aristas  con  el  tiempo  las  que  no  las  tenían,  ya  tomando  una  forma  
 mas  ancha  y  ménos  prolongada.  
 107.  El  arroz  se  cria  en  qualquier  tierra  capaz  de  contener  las  aguas ,  y  por  
 esto  son  excelentes  los  campos  de  marga  arcillosa.  C omo  el  calor  y  el  agua  son  
 los  principales  agentes  de  esta  cosecha  ,  se  deben  escoger  llanuras,  y  arrancar  de  
 ellas  los  árboles,  para  que  ni  el  sol  ni  ei  viento  hallen  embarazos.  E s  preciso  disponer  
 los  campos  casi  paralelos  al  horizonte  ,  dexándoles  una  cuesta  muy  suave  para  
 facilitar  el  movimiento  de  las  aguas ,  que  deben  entrar  por  la  parte  mas  alta,  
 cubrir  el  campo  hasta  la  altura  de  dos  ó  tres  pulgadas ,  y  salir  luego  por  la  parte  
 baxa  á  medida  que  entran  otras  nuevas.  Fuera  de  la  natural  condicion  de  las  tierras  
 ,  el  modo  de  beneficiarlas  contribuye  mucho  á  la  escasez  d  abundancia  de  las  
 cosechas.  L o s  beneficios  conocidos  son  el  estiercol ,  las  cenizas  de  los  rastrojos  del  
 año  anterior,  el  revolver  la  tierra  con  la  azada  o  arado  , matar  y  arrancar  las  plantas  
 espontáneas,  hacer  en  fin  mezclas  de  tierras  que  atemperen  la  acrimonia  d  
 frialdad  del  respectivo  suelo.  Quando  los  campos  se  hallan  secos  por  E n e r o ,  como  
 se  observa  en  la  Ribe ra  a l t a ,  Cul lerà  y  otras  partes,  se  empiezan  á  arar ,  y  se  les  
 dan  ordinariamente  quatro  rejas ,  mezclando  el  estiercol  correspondiente,  que  se  
 regula  á  700  arrobas  por  jornal.  E n  muchas  partes  siembran  habas  ó  rábanos  por  
 otoño  ,  y  quando  están  bien  crecidas  estas  plantas  se  cor tan,  para  que  podridas  en  
 la  tierra  sirvan  de  estiercol.  E n  los  sitios  hondos ,  quales  son  principalmente  las  inmediaciones  
 de  la  Al b u f e r a ,  que  se  mantienen  inundadas  hasta  Ma r z o ,  se  retardan  
 dichas  operaciones  hasta  principios  del  mismo  me s ,  d  fines  del  antecedente,  y  
 entonces  se  aran  aunque  permanezca  aún  el  agua  ;  pasan  despues  sobre  la  porci on  
 arada  tablones  con  puntas  de  hierro  arrastrados  por  caballerías,  y  quitan  con  las  
 manos  la  maleza  que  conmueve  d  arranca  esta  operacion.  Muchos  campos  ménos  
 fértiles  y  mas  cenagosos  se  hallan  divididos  en  dos  porciones  ,  de  las  quales  la  
 una  se  destina  al  arroz  el  año  en  que  la  otra  descansa.  Por  Julio  y  Ag o s t o  ,  dismi - 
 nuidas  ya  las  aguas  de  la  Al b u f e r a ,  y  evaporada  por  el  sol  parte  de  la  humedad,  
 entran  á  arar  ó  cavar  la  porcion  baldía,  y  la  preparan  para  el  año  próximo  :  venido  
 Marzo  le  dan  nuevamente  una  ó  mas  rejas  aunque  esté  en  a gua ,  y  en  este  estado  
 siembran  y  crian  el  arroz.  Si  en  Julio  y  Ag o s t o  se  verifican  l luvias,  y  por  ellas  d  
 por  qualquiera  otra  causa  no  están  enxutas  las  tierras  baldías,  no  por  eso  se  abanreno  
 ,  ni  del  cultivo  que  recibieron  aquellas  plantas.  
 Pudo  engañarse  el  diarista  de  Italia  por  lo  que  l e - 
 yó  en  la  Introducción  del  citado  quaderno,  donde  
 despues  de  ponderar  justamente  el  Señor  Ortega  la  
 utilidad  de  los Jardines  Botánicos,  y  la  que  la  Francia  
 saca  de  la  cosecha  del  café  ,  cuyo  primer  árbol  
 se  cultivó  en  el  Real  Jardín  de  Pa r i s ,  y  multiplicado  
 alli  se  transportó  á  las  Colonias  de  América^  
 añade  :  „También  en  Madrid  acabamos  de  conse- 
 „guir  una  feliz  y  demostrativa  prueba  de  esta  v e r - 
 „dadj"  aludiendo  sin  duda  al  nuevo  método  de  cultivar  
 el  arroz  y  propagarle,  de  lo  que  allí  habla.  
 El  hecho  fué  que  en  Madrid  no  llegaron  á  florecer  
 las  plantas  nacidas  de  las  semillas  de  As i a ,  y  que  
 estas  fructificáron  en  Valencia  del  mismo  modo  y  
 con  el  mismo  cultivo  que  las  que  ya  teníamos  en  el  
 reyno.  No  creo  que  haya  prueba  alguna  demostrativa  
 ,  ni  aÜQ  motivos  de  comparar  la  utilidad  que  
 resultó  de  cultivar  el  arroz  en  el  Jardín  de  Ma - 
 drid  ,  con  la  que  dió  á  ia  Francia  ei  haber  cultivado  
 el  café  en  el  de  París.  Ni  aun  el  Señor  Ortega  
 dexará  de  conocer  esta  verdad.