xan los árboles están plantados de viñedos. Tal es el aspecto de aquel sitio hasta
las cercanías de los estanques de Beltran y Capicorp, que pertenecen aun al término
de Alcalá. El primero parecia un rio por lo ancho y profundo de sus aguas,
donde se crian muchos peces y excelentes anguilas. Estaban las aguas sin movi -
miento , porque en aquel año ( i 792) fueron muy raras las lluvias , y faltáron los
acopios subterráneos. El segundo conservaba mucha humedad y gran porcion de
carrizo , juncos , eneas y otras plantas que cubrían la larga extensión , que por lo
común está anegada hasta el mar. Se reúnen en estos estanques las aguas que por
las entrañas de los montes corrieron hasta salir á las llanuras ; se derraman por todas
partes, inutilizándolas muchas veces para todo cultivo , y forman alh pantanos,
donde crecen mil plantas , que corrompidas en verano infectan la atmosfera. Suele
pasar esta infección á los lugares vecinos por causa de los vientos , dexando rastros
de su malignidad en las enfermedades que produce. Es tan fatal el sitio de Capi -
corp contiguo á la torre de este n omb r e , que arruina la salud , y acaba con la vida
de los torreros ó guardas.
TORRE-BLANCA T OROPESA.
64. Allí cerca empieza el término de Torre-blanca. El terreno es sumamente
arenisco y en partes inculto , principalmente en las mmediaciones al mar ; se ven
n o obstante hermosos viñedos , cuyos largos sarmientos tapizan el suelo , é indican
robustez y lozanía. Propietario hay que en un solo trozo posee mas de cien jornales
de viñas sin interrupción. Continúa el cultivo hasta mas allá de Tor r e -bl anca
, en donde empiezan los marjales j son estos terrenos húmedos y baxos , seguidos
de otros hacia poni ent e , que sucesivamente se levantan hasta formar cerros
áridos en las cercanías de la villa. Se parece este recinto á los de Oliva y Pego ; y
aunque los de Torre-blanca practiquen algo de lo mucho que se admira en estas
villas , están aun muy lejos de igualarlos. L a tierra mas alta, que aquí llaman suerres
, se destina como en Pego á moreras y trigo ; la mas baxa , que sin duda estuvo
anegada en oü'os tiempos , y lo estaría aim sin la industria de los hombres , se
ve cruzada en ángulos rectos por varios azarbes , por donde las aguas corren á otros
principales que se dirigen al mar. La tierra que resultó del cieno que produxo la
excavación y limpia de azarbes se esparce por los campos , y va engrosando la superficie
con repetidas y nuevas mejoras ; el color es ceniciento obscuro y casi negro.
Los campos mas antiguos son aquí los mejores , porque recibieron mas abono. Ca -
da dia se hacen nuevas conquistas en lo inculto ; cada día se multiplican los azarbes
, y se aumenta la suma de posesiones útiles. N o están aquí desnudas las má r -
genes de los campos ; la vista , el olfato , el gusto experimentan sensaciones deliciosas.
Los granados, perales , membrillos y otros árboles sirven de pilares , donde
las parras se afianzan para formar murallas de pámpanos y uvas : salen sobre estas
los maíces, trigos y hortalizas, que multiplican los industriosos colonos. La
ninfea , varios potamogetos , el mil en rama de arroyos ó bien mirioíilo , el Hanten
aquàtico y otras plantas nadan en los azarbes : la hermosa ipoméa asaeteada,
varias campanillas, gencianas y senecios adornan la parte inculta del ribazo. Parece
á la verdad im conjunto de deliciosos jardines ; pero deben verse de paso, y no
escogerse para habitación. Los freqüentes estanques que hay en esta costa' hasta
Oropesa, principalmente los llamados boca de infierno, y de Alba l a t , pueblo destruido
del que queda solamente la Iglesia ; como también la multitud de aguas,
muchas veces sin movimiento, alteran la bondad del ayr e , y soplando regularmente
del mar se acumula la masa de vapores mefíticos, que producen tercianas y
otras enfermedades. Caminando de los marjales hácia la poblacion se ve á cada
paso diferencia en el suelo : aquí incomoda la abundancia de aguas i allí se echan,
menos aun para el pasto de los vivientes, reducidos á proveerse de los pozos. F a i - '
tan muchos árboles en lo que llaman suertes , y se pudieran multiplicar infinito las
moreras. Se excusan los vecinos de este descuido, diciendo que no prosperan allí los
gusanos de la seda ; pero aun admitiéndoles esta pura excusa , podrían vender la
hoja á los do Alcalá , en donde la experiencia ha hecho ver que la seda corresponde
á los trabajos. L o cierto es que el número de 2 6 0 vecinos que se hallan en
Torre-blanca es corto para cultivar bien todo el t é rmino, y que podrían aplicarse
mas al trabajo. Las algarrobas es la principal cosecha , y se regula en i 6 o 3 arrobas
: la del vino es también considerable ; pero los marjales son la principal mina
de riquezas.
65. Los marjales y llanuras de Torre-blanca están continuadas con las de Or o -
pesa , a i y o término se extiende hácia mediodía : tiene de norte á sur dos horas entre
los de Torre-blanca y Benicasím , y como tres quartos desde el mar hasta las
verúentes de los montes. Es famosa Oropesa por haber nacido en ella el doctísimo
Dean de Alicante D. Manuel Ma r t i , cuya casa se conserva aun ¡unto á la Iglesia.
Son muy dignas de atención las crueles epidemias que afiigen á esta villa, causando
regularmente un luto general en su vecindario, y apocándolo en tanto g r a d o , que
hoy día está reducido á 83 vecinos, que apénas hacen 2 0 0 individuos. Procuremos
dar aquí una idea e x k t a de este sitio, y de las causas de los daños que padece.
E n lo alto de un cerro de marmol pardo se halla un fuerte castillo , y en sus
faldas la villa : al poniente y norueste la cierran montes en anfiteatro, y al sueste el
mar. Forma este hácia el mediodía un corto seno , cuya entrada tí boca tiene á un
h d o la punta llamada de la Cueva , y al otro el monte que se termina en una peña
aislada llamada el Cofre : se ensancha tierra á dentro en forma circular ; disminuye
de fondo , y las aguas al fin bañan una playa de arena sin piedras ni rocas.
Pasarían las aguas mas adelante á no impedirlo un banco de arena , cuya altura
b.ista para contenerlas en tiempo de bonanza ; pero quando en las tempestades se
conmueven, atropellan el mu r o , saltan y se derraman por aquella extensión que
llaman Albuf e r a , que es la verdadera causa de las enfermedades por hallarse mas
honda que el nivel del mar. Quedan entonces encerradas sin salida alguna, y se
aumentan con las del rio que sale por el o j o , d bien sea ullal , situado mu y
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