' ' í t .
f
f
r -
[68]
no son cultivadores observan las mejoras de sus campos , y lejos de mostrarse
agradecidos á sus industriosos arrendatarios, aumentan el arriendo, j los fuerzan i
separarse de la heredad que mejoraron y era sus delicias , pasándola i qualquiera
que mas ofrece : vicio demasiado común en el reyno de Valenc ia aun entre sugetos
riquísimos. Mi n o s malo es esto , aunque contrario de algún modo á la población
y riqueza del Es t a d o , que lo que se practica en otras provincias de EspaSa,
donde los que poseen extensiones inmensas las cultivan de su cuenta, poniendo
capataces y jornaleros , que van á salir del dia sin esforzarse , como lo harían siend
o dueños de cortas posesiones.
89. Ot ro obsta'ctilo he notado en las Cuevas para el aumento de nuestra especie,
y es la preocupación en que allí viven contra la inoculación de las viruelas.
Esta enfermedad , que por lo menos diezma el mimerò de nacidos , fué cruel en
1 7 9 3 para los niños de este pueblo. Setenta y dos murieron en aquella epidemia,
que se hubieran salvado por medio de la inoculación. Son tan conocidas las v entajas
de preparar la naturaleza, de escoger el tiempo y comunicar la enfermedad
de quien la padece benigna, que causa admiración el ver que una multitud de
hombres no quieran aprovecharse de este descubrimiento. Por los cálculos mas
exactos y por la experiencia se sabe que nadie muere por la inoculación , si no se
excita ó concurre alguna otra enfermedad , y aun en este caso apenas mueren dos
de mi l i y siendo moralmente cierto que los nacidos han de padecer las viruelas , y
que el diezmo por lo menos ha de mo r i r , resulta una ventaja cierta á favor de la
inoculación.
90. Lo s de las Cuevas gozan la reputación de trabajadores justamente merecida
i pero no sacan el partido que pudieran de la multitud de algarrobos que tienen
en las cuestas y cerros orientales , porque ni cuidan de multiplicar los machos,
ni de cortar la leña inútil. Debieran introducir el culüvo de los almendros , aumentar
el número de moreras, y disponer los olivos como hemos apuntado arriba. T a l
vez doblarían los frutos si reduxeran á cultivo muchos eriales que hacen la mi -
tad del término ; bien que para esto sería indispensable moderar los rigores del
Comisario de Marina , porque la prohibición de cultivo se extiende á muchos si -
tios hiútiles par i madera de construcción, donde prevalecen solamente xaras y coscoxa.
Pastan aquí los ganados del puebl o , y los muchos que de Ar a g ón baxan
á invernar 5 pero la utilidad que los pastos pueden producir al Es tado no debe
compararse con las riquezas que causa la agricultura. L o s frutos del término son
22) cahices de t r igo, 200 de mixturas , 1 40 de c ebada , 2o2> cántaros de vino,
800 arrobas de aceyte , 89 de hi gos , 500 libras de s eda , gran porcion de al -
garrobas , y 2 700 crias, sin contar los cerdos. Ha y en la villa seis íiíbricas de aguardiente
, que facilitan la exportación del v i n o , y dan ocupacion á varios vecinos-
E n frente de las Cuevas liabia una piedra miliar con estas letras ' '
1 Algo alterada se veía la segunda letra de ia la ¡nscripcion marcarla 70 millas ó 17 leguas desde
última l inea, y parecía L. Si tal fué en realidad, Valencia iiasta Jas Cuevas.
[ 6 9 ]
destruyeron los labradores para hacer piedras de amolar. Mejor suerte le cupo á la
que aun existe á la izquierda del camino real, muy cerca del sitio en donde se cruzan
la senda que baxa de la Sierra de Engarcerán y el camino de San Mateo.
9 1 . Al poniente de las Cuevas con alguna declinación al norte y á una legua
de distancia está la Serratella, aldea de 50 vecinos, reducidos para subsistir á 640
cahíces de t r i go, y á i© crias. L a aspereza y frialdad de aquellos montes no per -
miten otras producciones j tal vez prosperarían las higueras como en los montes de
Vilafamés. Es anexo de la villa de Alboc á s e r , situada una hora mas léjos al norueste
en las raices occidentales del grupo montuoso de la Sierra. El término de
Albocáser podrá tener como dos horas de diámetro , lindando con los de las Cue -
vas , Serratella, Sierra de Engar cerán, Cul la , Cat i y Ti r i g : es casi todo montuoso
, permite el cultivo de las viñas , y se ven algunos frutales en las cercanías de^
pueblo. Tambi én se ha aumentado el número de sus v e c inos , que hoy llegan á
300 , ocupados en cultivar porcion del t é rmino, dexando la mayor parte para
pastos, y cogen 1400 cahices de t r i go, 8© cántaros de vino , y una porcion de
bellota que les vale mas de 1 500 pesos. De los ganados del pueblo , y de los que
baxan á invernar de Ar a g ón y tierras frías del reyno suelen resultar hasta 3 5 0 0
crias, lo que prueba la abundancia de pastos. E n las producciones vegetales no advertí
particularidad notable , m cosa nueva en las peiías y tierra.
92. A dos horas hácia el norte de las Cuevas está la Salsadella , á quien dio
nombre , según piensa Escolano , la abundancia de salces o' sauces que allí se
criaban naturalmente. El suelo es por lo común horizontal , bien que alterado con
algunas lomas ; el cultivo por espacio de una hora compite con la bondad de la
tierra, que es gredosa , pingüe , de mucho fondo y roxa. Al l í se ven hermosos campos
de p a n , olivos y viñedos interrumpidos por una corta loma que está inculta.
Por todo el término de las Cuevas se advierte cuidado y apl icación, pero sin conocimientos
en la culnjra de los árboles : al entrar en el de la Salsadella se presentan
viñas mal cultivadas en campos de poco abrigo y ménos f o n d o , y mu y
pronto se descubren bosques de ol i vos , que hacen la principal cosecha. De sde
aquí el suelo es pedragoso, y se levanta formando una l oma , sobre la qual está
ediñcada la Salsadella, pueblo de 250 vecinos. T o d o respira antigüedad y negligencia
, malas calles, y peores edilicios : los labradores son ménos ac t ivos , y cultivan
los campos como lo hicieron sus abuelos ; en los olivos reyna el mi smo abandono
que en San Mateo por falta de luces y experiencia. Otros mas activos é industriosos
sacarían ciertamente mejor partido del término, que tiene hora y media
de diámetro , confinando con San Ma t e o , A l c a l á , las Cu e v a s , T i r i g , Ca t í y
Chert ; mucha parte queda Inculta , y se destina á pastos. La suma de frutos se
reduce á iS) cahices de trigo , i 8 $ arrobas de aceyte en años buenos , que quando
siguen con felicidad dexan alternativamente uno sin f ruto, loEi) cántaros de vino,
poca seda , y como 1 500 crias. Ti r i g , anexo de la Salsadella , queda al poniente
entre montes á una hora de distancia. Si fué Tí r i g la antigua Tiríche de los R o -
m