• 'vi
[ 6 o ]
Vilafamés, y i igual distancia con corta diferencia está la Sierra de Engarcerán, situada
ai norte con alguna declinación al oriente. Esta linea dcxa en la parte oriental
los lugares de Benlloc á tres horas por camino llano, Villanueva de Alcolca
á tres y media, y la Torre-d'en Domenge á quatro, colocados todos al nordeste
de Vilafamés. A esta banda acercándose mas al oriente está Gabanes á dos horas
de distancia, bien que oculto por el monte Gaydó que se avanza en la llanura.
En fin si desde el norte se tiende la vista hacia poniente se descubren sucesivamente
la ermita de San Christdbal de Benasal casi á ocho horas, Culla á seis, y
á igual distancia Benafigos. Si el terreno fuera llano y sin rodeos tendríamos la
posicion segura de estos lugares; pero siendo tan quebrado como lo es por los
montes y barrancos que median , solamente nos queda la seguridad de las lineas
en que caen, y debemos acudir á una estimación prudente en quanto á las distancias
verdaderas.
8o. Explicada la cadena de montes que separa al centro del reyno de la parte
septentrional, convendrá decir algo de las llanuras que empiezan en las raices
septenrrionales de esta cadena. Si la consideramos como cuerda del arco que forman
los montes de la Alcdra, Costúr, la Sierra y otros, quedará entre el arco y la
cuerda el espacio de quatro leguas desde el molino de Saloni hasta Benlloc , y como
de legua y media en lo mas ancho : la rambla de la Viuda lo atraviesa por el
poniente, y á esta le sirve de muro insuperable una serle de cerros de sudueste á nordeste
, que solamente dexaii la abertura llamada Rodamonte, por donde desaguan
en dicha rambla las de Gabanes y Vilafamés. Sin la rambla de la Viuda y sin los
cerros se extenderla la llanura desde las raices orientales de los montes de Alcalatén
hasta mas allá de Gabanes. Este recinto se divide en cinco partes ó llanuras
llamadas de las Uséras, de Fendsa, de Moro, de Vilafamés y del Arco. La primera
se halla en el término de las Uséras, y se extiende desde la rambla de la Viuda
hasta las raices de los cerros meridionales de esta villa. Hay muchos sembrados y
viiíedos, creciendo en lo inculto carrascas tan útiles por el fruto, que suele valer
el de cada una hasta diez pesos en el aíío que le corresponde. La llanura de
Fendsa está contigua á la de Vilafamés, y queda separada de la antecedente por
el cauce de la citada rambla; empieza al norte en los Ivarzos, y continúa estrechada
entre la rambla y los cerros. Las producciones son las mismas, esto es, sembrados
, viñas y algunos algarrobos. Sigúese la llanura de Moro entre los cerros y
la rambla; es mas fértil y mas arbolada que la de Fendsa, y ademas de las producciones
de las antecedentes tiene un crecido número de higueras, y algunos olivos.
El suelo en estas tres llanuras es gredoso-arenisco, como que resultó de la descomposición
de los montes vecinos. En la última se ven á cada paso fragmentos
de quarzo ya sueltos, ya embutidos en las grietas de las lomas ; y en todas
muchas plantas como la esparraguera de hojas agudas, el cinosuro lima, la herradura
humilde , el hipocisto , la andriala, la biengranada y otras. Despues de la llanura
de Moró sigue la de Vilafamés, que sin disputa es la mas preciosa, y últi-
[ 6 i ]
mámente la del Ar c o , llamada así por conservarse en ella un arco romano, de
que hablaré luego. Gada una podrá tener como legua y media de largo; ambas
se formaron de la descomposición de los montes, y ambas reciben las vertientes
de la cadena de los que aun se conservan ; no obstante la condicion del suelo es
muy diversa en una y otra. En la del Arco dominan las arenas hasta inutilizarla
absolutamente en varias partes; en la de Vilafamés se ve la greda con la porcion
de arenas útil para hacerla fértil. De aquí la robustez y muldtud de olivos por mas
de media legua en la llanura de Vilafamés, los preciosos viiíedos y sembrados, el
bosque de soberbias encinas, y la tierra en fin que sin riego da las producciones
de la huerta quando no llueve en el verano. La del Arco al contrario se ve privada
de casi todas estas producciones. Depende esta diferencia de la situación natural
del terreno. Ambas llanuras son capaces de recibir las vertientes de los montes
, y hallándose casi paralelas al horizonte pueden conservar mas tiempo la humedad
, y aun las aguas á poca profundidad de la superficie. Es tanta la cantidad
algunas veces, que dan origen á manantiales y fuentes, que corren sin interrupción
por dos ó tres meses despues de las lluvias; pero no se hallan ambas llanuras
en el mismo estado de conservar los despojos que baxáron de los montes, esto es,
de conservar los principios de fecundidad. Las montañas del norte , principalmente
la enorme masa de la Sierra de Engarcerán , abrigan la llanura de Vilafamés,
sirviéndole de muro impenetrable á los vientos del nortp. No logra igual dicha la
del Arco , pues queda descubierta al norte , y hallando allí los vientos entrada fácil
por el largo canal de mas de seis leguas, entran con violencia hasta tropezar
con los montes opuestos del Desierto y de la Pobla: aquí forman remolinos y nubes
del polvo robado de los campos. La tierra retostada por los calores y reducida
á partículas muy sutiles, cede á la violencia y desaparece , dexando descubiertas
las raices de los trigos y centenos, que entonces quedan apoyados sobre un
débil suelo de arenas sueltas y gruesas: las menudas se fuéron con el viento, parte
hasta los pinares del Desierto, y parte á los próximos cerros y lomas de los recodos
del Gaydó y Machmudella, donde en terreno de catorce y mas pies de arena
suelta y acinada crecen con abundancia la salicornla , la orzaga, el limonio y otras
plantas de la orilla del mar. Si es menor la cantidad de arena, se ve el suelo cubierto
de lentiscos, palmitos, romero , cantueso , xara crespa y otras. Poca utilidad
presenta este suelo para la agricultura, pero la aplicación de los de Gabánes
saca partido algunos años. Quando las matas tomáron alguna fuerza y enríqueciéron
el suelo con sus despojos anuos , hacen un roce general, y de la maleza
forman haces, los quales esparcidos á ciertas distancias y cubiertos de tierra,
reducen á cenizas: aran luego el campo , y á su tiempo lo siembran de trigo , el
siguiente año hacen centeno, y el tercero altramuces. Ya desubstanciada la tierra
la abandonan por diez ó doce años , y despues vuelven á las operaciones expresadas.
81. Las llanuras de que acabamos de hablar formarían una extensión de mu-
Q