junto á la capilla de nuestra Señora de la Fuente, santuario antiguo y muy freqüentado
desde el siglo 15. El monte que se extiende desde Castellfort hasta la cañada
de Ares va baxando con suavidad hacia el norte , en donde forma la hoyada de
que hemos hablado ; se levanta muy pronto hacia el mediodía, y corre con esta
dirección, ofreciendo siempre un desierto sembrado de peñas y cpebradas ; son
estas mayores en la fuente , donde se descubren los bancos horizontales sin tierra
y excavados por las aguas ; continúa la aspereza , y no pocas veces los precipicios,
hasta llegar al fondo del barranco que sale á la cañada de Ares 5 allí los montes
dexan una cañada de poniente á oriente , en donde se ven llanuras muy estériles
por la abundancia de arenas que deposicáron las aguas. Principia aquí el riachuelo
de la .cañada , que recibe las aguas de nuestra Señora de la Fuente y todas las vertientes
de los montes , tuerce hicia el norte, y corre con esta dirección hasta U
rambla de Sellumbrc en las inmediaciones de Cinc-torres.
3 2. Los montes dexan aquí una corta anchura y buena porcion de campos
de mejor condicion que los antecedentes, pero se culti.-an despues de un año de
descanso. Casi en el centro de ellos se halla la villa de Cinc- torres, aldea en otro
tiempo de Morel la, y hoy pueblo de 2 5 o vecinos, inclusos los que habitan en
los cortijos. Los edificios corresponden á la pobreza y ocupacion de los vecinos,
á excepción de algunos en que habitan los nobles del pueblo. Casi todos se
ocupan en manufacturar lanas, unos sin discontinuar el oficio , y otros en los momentos
que les quedan libres despues de cultivar los campos ; tienen treinta telares,
pero apenas se m'anufactura la mitad de la obra que en Castellfort. Años atras era
mas considerable este ramo de industria, pero han muerto los que poseían los mayores
caudales, y los herederos no han querido continuar las fábricas, que fueron el
principio de su fortuna. La preocupación de creerse menos dignos si conservasen el
comercio, y la vanidad de salir del número de los artesanos para aumentar el de los
ociosos que viven de sus rentas, ha sido perjudicial á la sociedad. Retiran muchos sus
fondos , destinados antes i las fábricas, y reducen á un ocio involuntario iníinitos
brazos útiles. N o se contentan con privar de sus caudales al comercio ; quieren que
se olvide hasta el medio con que los aumentáron, como si el haber promovido
las fábricas , y dado ocupacion á la clase mas necesitada de la sociedad , fuese alguna
mancha. Trastornadas de este modo las ideas se establecen en otros pueblos,
se olvidan de su patria , de sus vecinos , y no pocas veces de sus parientes. Varios
que habitaban antes en Cinc-torres se han domiciliado en otras partes mas populosas
: si estos se hubiesen mantenido , y si los ricos que aun permanecen quisieran
fomentar de todos modos el ramo de industria establecido, podrían hacer feliz
y aumentar la poblacíon. Los campos cultivados pueden dar hasta 2© cahíces
de trigo , pero las fábricas facilitarían medios para lograr lo que rehusa el suelo:
reynaria entonces la abundancia á pesar de lo destemplado del clhna, y de la multitud
de peñas.
Reducidos los de este pueblo á la cosecha de granos, es increíble,el sobresalto
en que viven hasta recoger las cosechas. Son freqüentes las nubes de granizo
en Junio y Julio , quando los campos espigados prometen lo necesario para
subsistir, y las repetidas pérdidas mantienen siempre vivos los recelos de cjue se
renueve el daño. Por esto pues apenas se obscurece el cielo y truena, acuden á
la Iglesia á implorar el auxilio del Omnipotente, haciéndose acompaiíar con el
repique de campanas. A medida que se aumentan las señales de piedra, esto es,
las ra'fagas cenicientas que interrumpen la obscuridad de la nube, y el ruido bronco
y continuo que se dexa oir á lo lejos ; el Cura y clero toman los Patronos y reliquias
y salen á conjurar la tempestad : redobla el ruido de las campanas, y todo
es terror y desconsuelo hasta que Dios quiere libertarles del riesgo. N o hay fuerza
humana para persuadirles que el ruido de las campanas , léjos de ser lítil en lo físico
, contribuye á conducir la nube por la conmocion que excita en la atmósfera;
n: creen que los campaneros , varias veces victimas del rayo , hayan sufrido el gol -
pe por tocar las campanas. Si el Cura instruido se atreviese á prohibir el repique
y vuelo de las campanas , se veria expuesto á las furias de la ignorancia y superstición,
Se trata de subsistir, y el pueblo jamas oye , ni ménos obedece quando le
falta el pan , ó teme perder los alimentos,
34. Varias veces me habian celebrado los montes de Cinc-torres y Ca t i , como
abundantes en plantas. objeto principal de mis viages. En busca de ellas recorrí
con cuidado aquel recinto , principalmente los cotos conocidos con el nombre
de Bobalar, que es en cada pueblo una porcion inculta , en donde ni los g a -
nados entran sin permiso. Las varias posiciones que presentan los barrancos y lomas
, y la tranquilidad con que vegetan las plantas, ofrecen al botánico un campo
ameno y divertido. El de Cinc-torres cae al mediodía , y empieza en el barranco
formado por varios montes. Llegué en dos horas á su mayor altura, observando
al paso mas de 200 plantas, todas conocidas á la ve rdad, bien que muchas de
ellas no comunes. La superficie entera de aquella extensión está cubierta de vegetales.
Arces , acebos , cerezos silvestres, álamos, boxes, olmos y sabinas se levantan
para abrigar con su sombra los geranios lucido , recortado , columbino, maUcoides,
roberciano ycicutar io: también crecen el tlaspi de peñas, perfoliado é irsuto
, la arábide péndula, el sello de Salomon, la hepática , la pimpinela, la heleborina
y peonía. La gayuva se derrama por las cuestas formando vistosas alfombras;
alterna con ella la hermosa ononide, que publicó el señor A s o con el nombre de
aragonensis ; y se ven mezclados el jazmín amarillo , el yezgo , la nueza, la hiedra,
la aleluia y agenjos. Por un lado se descubren las blancas flores del antérico liliago
y gamonera , y por otro las amarillas de varias potentilas y coronillas. El malvavisco
peludo y el oficinal ; la aristolochía y corls ; el fresniilo y espárrago de hojas
alesnadas ; la xabonera parecida á la albahaca y la oreja de oso ; muchas gramas en
fin, xaras y aparasoladas llamaban mi atención con sus flores y frutos, y con la lozanía
é integridad de sus partes. Brillaba el sol con fuerza, y una alta loma mo impedia
descubrir el horizonte liácia el norueste : creiame sin riesgo, pero de repente se