raras en los del norte : de donde proviene , que los rios corran todos entre Cas tellò
de la Plana y Orihuela , fertilizando como 40 leguas, quedando casi sin agua
el resto del reyno hasta Morella. Vens e en esta parte septentrional las anclias
ramblas de Ce r v e r a , de las Cuevas y de la V i u d a , siempre secas, sino es en
tiempo de avenidas, con las quales arruinan sus inmediaciones ; en lo alto de P e -
ñagolosa se ven serpear arroyos que se esconden entre peñas para salir de nuevo , y
ocultarse otra vez sin dexar el menor rastro : otros corren con fuerza en tiempo
de aguaceros, rodando cantos, y se precipitan hasta ciertos parages, donde se introducen
en las entrañas de los montes. E n muciios distritos son tan escasas las
aguas, que en verano apenas bastan para el pasto de los vivientes si el año ha
sido seco : liasta en las partes basas é inmediatas al mar , como en Vinaro'z y Be -
nicarló , es preciso recurrir á los pozos y zúas para beber y regar las huertas. Esta
escasez tan perjudicial á la agricultura y poblacion de aquella parte del reyno,
pende de la constitución interior de los montes , que admiten en sus entrañas las
aguas de lluvia, no para verterlas por varias y copiosas fuentes, como vemos en
los del mediodia , sino para dexarlas baxar hasta el nivel del mar , y acaso á mayor
profundidad : de aüi por conductos subterráneos las vomitan en las inmediaciones
del mar , formando lagunas y marjales pestilenciales.
E n estos montes es muy probable que los bancos descansen unos sobre otros
sin interposición de marga , y aun de la greda compacta, tan abundante en los
del mediodia. Pudo también suceder que al endurecerse la materia de que se componen
, dexase en lo interior infinitas grietas , que se comunican hasta el nivel del
mar. E n el llano de Vistabella desaparecen en pocas horas las lluvias mas copiosas
, corriendo media legua por las entrañas del monte : lo mismo sucede en el
valle de Barig sobre Val ldigua. T a l puede ser la constitución íntima de los montes
del Maestrazgo de Montesa , y otros, puesto que las aguas ó se precipitan y corren
por las ramblas con gran celeridad hasta llegar al ma r , ó se introducen en los
montes y desaparecen en un momento , sin resultar aquellos beneficios que en otras
partes proporciona el riego.
Corto es el niímero de llanuras en el reyno , y aun estas estrechas, hallándose
casi siempre entre el mar y las raices de los montes. As í los rios para atravesar el
reyno se ven precisados á correr por profundos cauces, como se observa en el
Xucar , Tur ia , Palancia y Millares. Parece imposible que las aguas hayan podido
roinper los obstáculos de tantas leguas de montes , formando en ellos surcos de
mas de mil palmos de profundidad. Desde Cofrentes iiasta Ame l l a corre el X u -
car por el profundo cauce que yace entre el Cabal lón y los montes de Cortes,
Milláres y Sumacárcel. El Tur ia , despues de atravesar el Rincón de A d emú z , elitra
en las gargantas de varios montes , y al pasar por Chulilla corre por canales de
mas de 600 palmos de profundidad , y apenas cincuenta de ancho , describiendo
curvas en aquella materia, mas dura que el mármol ordinario. Palancia desde que
nace en Peñaescabia serpea por las profundas raices de los montes , fecundando
[ v o ]
35 pueblos que se hallan en su curso hasta Murviedro. Ultimamente Milláres entra
en el reyno por la Puebla de Ar e n o s o , y desde allí hasta Fanzára se ha abierto
paso por los apéndices de la sierra de Espadan, en partes tan proftmdo y estrecho
, que no se pueden registrar aquellos cortes sin estremecerse. En estas profundas
excavaciones se presenta el orden y variedad de los bancos de que se formaron
los montes y los cerros ; se hallan plantas que en vano se buscarán en partes
mas descubiertas, y menos húmedas : se ven yesares, y en ellos cristales de varias
formas. Si se pisan las orillas del cauce que los rios inundan en sus avenidas,
y aun mas los barrancos que van entrando en el los, se halla el suelo sembrado de
fragmentos, regularmente de mármol , y algunas veces de amoladeras ; haylos
de quarzo, y muchos mas de piedras areniscas durísimas penetradas de hierro
y cobre.
Quando entre las gargantas se presenta alguna anchura , parece que los rios se
ocupan en trastornar el suelo y variarlo capriciiosamente , formando campos con
lo que roban á otros, y amontonando cantos, tierra y c ieno, unas veces sin orden,
y otras en capas mas ó menos delgadas , que con el tiempo reemplazan los campos
y haciendas destruidas. Tales transformaciones y obras de las aguas se ven
en grande en las llanuras inmediatas al mar. Las aguas del Mediterráneo bañáron
algún dia y batieron las raices de los montes , como lo aseguran los monumentos
qtte hoy quedan tierra adentro. A l paso que el mar se retiraba iba dexando arenas
, piedras y otros cuerpos amontonados i venían luego las aguas de los ríos cargadas
de tierra, cieno y despojos de vegetales, que deponían sobre el suelo de arena
j traían otras veces cantos, que dexaban esparcidos sobre la nueva superficie,
recubriéndolos despues con otras tierras que baxaban de los montes. De este mo -
do se levantaba el suelo , y se iban preparando campos para la agriculmra. N o tenían
allí los ríos barreras que ios contuviesen en sus cauces, por lo qual abrían
nuevos surcos , y cnbrian los antiguos , ocupándose al parecer en destruir sus propias
obras, y formar otras sobre las ruinas. De esta manera parece viniéron á for -
marse las porciones preciosas del reyno , que se extienden desde Vínaróz hasta
Oropesa, desde Castello de la Plana hasta Cullerà , y las huertas de Al icante y
de Gandía.
Los valles y cañadas que alternan con las cordilleras de los montes en lo interior
del reyno , parecen efecto de otra causa. Pudiéron contribuir á su formacion
las aguas del mar y sus varías corrientes , si por alguna causa se interrumpió la comunicación
y el curso libre que tenían. Porque entonces detenidas y como embalsadas
las aguas, dexarian caer al fondo las partes extrañas que sostenían, formando
estas con el tiempo tantas capas horizontales de marga , quantas bastáron
para poner de nivel el fondo con los cerros. Concluida la obra , llegó la época en
que el mar mudó de sitio , y entónces apareciéron dilatadas llanuras; corriéron las
fuentes y los r ios, y se lleváron poco á poco las partes que ménos resistían ; así
aumentáron las dimensiones de los surcos y arroyadas, hasta que al fin formaron