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E l mas conocido, y que se empica en lu capital, es el negro con manchas de coloide
sangre : su grano es fino, y recibe un pulimento admirable. La cantera presenta
bancos inclinados al horizonte, y piezas del tamaño que se necesita para toda
especie de obras : está al sudueste del pueblo, y á media legua de distancia.
75. Ribaroja cae al sudueste de Villamarchante á distancia de tres quartos
de hora. Su término circular de casi dos horas de diámetro es en gran parte montuoso
é incapaz de cul t ivo, y por tanto destinado á pastos ; cultívase la mitad con
corta diferencia. E n el secano hay algarrobos, vi i ías, olivos y sembrados ; en la
huerta moreras , malees y otras producciones análogas á aquel suelo. Se extiende
el término por el mediodía , y abraza como 60 jornales del llano de Qu a r t , tierra
pingüe y fruct í fera, que será sin comparación mas útil quando se execute el proyecto
del riego general. L o s pueblos que disfrutan esta llanura logran abundantes
frutos, como son vino del icioso, mucho a c e y t e , é infinitas algarrobas, cuyos árboles
forman un bosque de dos leguas de oriente á poniente , y una de norte á sur.
Hasta el aíío 1 7 6 9 tenían, los de Ribaroja poco menos que abandonado su término
por falta de brazos, no pasando entonces de 68 los vecinos del pueblo , inclusos
los esparcidos en varios cortijos ' : se han aumentado en estos años hasta
270 , y á proporcion el cultivo : vense hoy pasmosas heredades, en donde crecían
xaras , romeros y maleza : cada día hace allí progresos la agricultura} y los vecinos
han tenido que aumentar el número de casas para vivir y guardar los frutos. Cas i
todos los edificios asientan sobre peñas, ó sobre un hormigon endurecido que corre
hasta el castillo. L a poblacion entera, las huertas y el secano presentan un aspecto
tan diverso del que tenían 2 5 años hace, que parece un suelo nuevo , y una nueva
colonia. L o s frutos son 3© libras de seda, 1 200 cahíces de trigo, 500 de cebada, 200
de judías , 850 de maíz , 6 3 ^ cántaros de v i n o , 2 7 8 arrobas de a c e y t e , 5o2' de
alg^irrobas, y 620 crias de todo ganado.
76. L o s montes que desde Vi l lamarchaníe siguen hacia Ribaroja son calizos
y de poca elevación : dexan freqüentes barrancos , donde se conservan pilares y
porciones de aqüeduc tos , ya descubiertos y excavados en la peña , ya ocultos atravesando
lomas. Según la altura en que se hallan debían tomar el agua en las inmediaciones
de Pedr a lba, y de allí conducirla á su destino. Do s eran los aqüeductos
, cuyos vestigios se descubren hoy dia por mas de legua y media en los barrancos
Plantádes, Por chínos , Guardiola y Pedrera. Pretenden los de Ribaroja que
el uno de ellos iba al llano de Qu a r t , y el otro á la antigua poblac ion, que el
vulgo llama Valencia la vieja. L o cierto es que existieron los aqüeduc tos , y que
sus ruinas acusan la indolencia de las generaciones mas modernas. Muchos canales
se han hecho en el reyno de Valenc ia despues de la conquista. L a acequia real
en t iempo del R e y D. J a yme el Conquistador reduxo á huertas un secano dilatado
5 y en nuestros dias se han distinguido en taladrar montes y construir canales
I Cortijo corresponde á lo que e
Valencia llaman Alquería j en el st
la huerta de
ano Ma s , en
otras partes del reyno Casa de Cainp , Ma s i a , Masada
, y Masovéi' al que la cultiva.
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los de Crevillente , No v e lda , Castello y otros pueblos , aumentando las verdaderas
riquezas que produce la agricultura. Fal ta aún poner en execucion el gran proyecto
de sacar aguas del Xuc a r para regar los campos de T u r í s , Carlét y llano de
Quart. Las Arbolcjas de Bogét que se hallan en el término de Cortes es uno de
los sitios señalados para hacer la presa y principiar el c ana l , que despues de atravesar
la muela del Oro debe ir al rio s e co, ó barranco Cuerna ' .
77. El grande aumento de nuestra especie en los quatro pueblos que acabamos
de v e r , y el haberse verificado en el corto espacio de 25 años , prueba que
en 1 7 6 9 hubo alguna feliz mudanza en las causas que influyen en la salud y prosperidad.
Recor ramos lo sucedido en dichos pueblos , cuyos hechos prestarán luz á
la descripción que luego haremos de las riberas del Xuc a r . La s abundantes aguas
que disfruta el v a l l e , y la situación baxa en gran parte de sus huertas, induxo á
los colonos , aun ántes de la expulsión de los Moriscos , á cultivar el arroz en los
sitios hondos. La ganancia de esta cosecha casi cier ta, y el ocio que ella permi -
te por algunos meses , convidaba á multiplicar las balsas artificiales para criar arroces.
E n ellos ocupaba Ribaroja al pie de 700 jornales , Benaguacil y Ví l lamar -
chante sus preciosas huertas, y á exemplo de los vecinos la Pobla de Va lbona destino
al arroz 200 cahizadas en 1 7 6 4 . Se vio aquel recinto convertido en pantanos
y lagunas , y el suelo firme y fértil en asqueroso cieno. Nac ían allí infinitos
vegetales é insectos, que con el tiempo eran un perenne manantial de miasmas
pútridas. La atmósfera estaba siempre cargada de humedad , que se oponía á la
fecundación de los granos , é infectaba el ayre de modo que no podia respirarse
sin tragar al mismo tiempo las semillas de enfermedades perniciosas. Se aumentaban
estas cada dí a , se hacían rebeldes y contagiosas. Quanto se hallaba en la pestilencial
esfera de los arroces ó enfermaba, ó moria. L o s pueblos parecian mas bien
cimenterios, que habitaciones de vivientes ; tan crecido era el número de víctimas.
E n la Pobla hubo año de 94 muer tos , y otros de mas de 80. Desaparecían los
hombres como humo ; faltaban brazos para cultivar las haciendas ; y á fuerza de
renacer cada día las necesidades, se enagenaban los campos, pasaban á manos e x -
trañas , y se finalizaba el dominio y aún la sucesión en una ó dos generaciones.
A pesar de los deso'rdenes y trastorno que se observaba en la atmósfera, en la salud
y producciones, reynaba la preocupación á favor del arroz. En unos el ínteres
echaba un tupido velo sobre la verdad , y ofuscaba la razón. A otros una culpable
condescendencia les impedia publicar los remedios oportunos para tanto daño.
Quedaron pocos que cediesen á la evidencia , y que atropellando respetos y pre-
I El rio ó barranco Cuerna pasa por los términos
de Yátoba y Macastre á legua y media hácia el
mediodía de estas poblaciones. Priucipia no lejos
del camino de Yátoba á Cofrentes, y sigue entre los
barrancos Cayron y de la Garroíera como tres quartos
de hora , que es toda su longitud , por un cauce
de mas de óoo pies de ancho, hasta que al fin entra
en el rio que resultó de la reunión de los llamados
Magro y Mijares. Sus aguas se reducen á las
que le franquean tres fuentes , dos de ellas muy pobres
, y la tercera de una fila de agua. Esta nace
como á 100 pasos del principio del r i o , y las otras
casi á la mitad de su curso, las que se aprovechan
para regar algunos campos.
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