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los riesgos seguian siempre los oficios de humanidad. A l mi smo t iempo que el
castillo, se arruino la ermita de los Santos de la piedra en el término de la A l c u -
dicta , y se conmovieron varios edificios de los pueblos comarcanos. E l día 2 de
A b r i l se renovaron los temblores con increíble fuerza. E n En g u e r a , que está en
la falda septentrional del mo n t e , mataron las ruinas al Cur a y al Sacristan de la
Parroquia : no hubo pueblo que mas o menos no experimentase desgracias. Se vieron
precisados los habitantes á abandonar los pueblos , y refugiarse en el campo á
la inclemencia. Aumentárons e las angustias de la pobre g ent e , sin abrigo y casi
sin a l imentos , con las copiosas lluvias que se siguieron. De quando en quando se
renovaban los temblores , y siguió la inquietud 18 me s e s , hasta que la tierra recobro
su ant iguo estado : durò este c omo seis años , y en 1 7 5 5 acaecieron las c onmociones
violentas que arruinaron á Li sboa. De sde aquella época han sido ligeros
los temblores , aunque se han dexado sentir con bastante f reqüencia ' .
1 7 9 . La conmoc ion que el terremoto causó en el castillo de Mont e s a , descubrió
una mina que no conocian los de aquel t iempo. Es taba oculta en el centro
de la fábrica , y se componia de una magnífica escalera de quatro varas de ancho,
cuya puerta ó salida infer ior , colocada sobre un despeñadero , tenia quatro palmos
de luz -, la superior , mucho mas estrecha, iba á dar á la pieza anterior al refectorio.
N o hay en el dia otra entrada para registrar las ruinas que el boquete inferior,
á donde se sube con alguna dificultad sobre los cantos y escombros acinados en
cuesta. Po r allí entré y atravesé la mina que amenaza ruina j salí despues de trepar
por pedruscos á lo que fué antiguamente llanura y edi f icios , y solamente vi parte
de la pared septentrional de la Igl e s ia, muchos mu r o s , dos algibe s , porcion de
los claustros del c onv ent o , y otras piezas , todo en tan deplorable es tado, que solamente
ofrece la imagen del desorden y destrucción. E n aquel sitio abandonado crecen
varias plantas conoc idas , entre ellas la yerbacarmin , y el pol ignemo arvense.
Baxé al pueblo, cuyos edificios decentes, anchas y bien empedradas calles, recuerdan
lo que perdió en este siglo : á 200 vecinos se reduce hoy día la v i l l a , númer o
insuficiente para cultivar el término de dos leguas de norte á sur , y de una de
oriente á poni ent e , por lo qual queda c omo la mitad inculto. Es montuoso y seco,
fértil y favorable al algar robo, de que hay bosques considerables. En los eriales
vegetan p ino s , sabinas , enebros , lent iscos , madroños , xaras , tomillos y muchísi -
mo romero : por todas partes se echa de ver la escasez de aguas ; apénas tienen los
vecinos la suficiente para subsistir, y la sacan de una fuentecilla pagando un ochav
o por cada par de cántaros. Debiéranse hacer a l g ibe s , c omo los había en el castillo
, y recoger en ellos las aguas de lluvia. E n los algarrobos faltan inxertos ma -
I En 1045 se experimentaron fuertes terremotos
en el reyno de Valencia , principalmente en el
recinto conocido con Jos nombres de Baronía de Planes,
valles de Perpuchént y Tr a v adé l l , Condado
de Cocentayna , y Al coy. Se arruinaron entonces
varios pueblos, y en otros cayeron muchos edificios.
En Selha de Nufiez solamente quedáron tres casas
de cincuenta que tenia j en Alcoy y en Muro cayeron
calles enteras. Duráron las conmociones algunos meses
, y se observó despues por espacio de siete años
que humeaba el barranco del azufre, del que hablaré
en el libro 4.
chos, y sobran ramos inútiles ; igual sobra noté en los olivos. Enmendado s estos
errores aumentarían los f rutos , sería ma y o r el número de v e c ino s , y recobraría
Montesa el estado antiguo que le hiciéron perder las guerras y los terremotos; L o s
frutos actuales se reducen á i© cahíces de t r i g o , 700 de cebada ^ 100 de varias
legumbres, 6d arrobas de aceyte , 70© de algar robas, 200 de higos , 4© cántaros
de v i n o , y 600 libras de seda.
180. Al poniente de la poblacion se ve una pena cóni c a , que en la cuesta del
monte se levanta c omo 30 palmos. Su punta en peso de 5© quintales está separada
de la parte infer ior , y sobrepuesta de tal mo d o , que cede y vibra á qualquiera
impulsion. N o pude yo mover la con un dedo , c omo me lo hablan asegurado , y
fué preciso empujarla con la mano. Ce d i ó entonc e s , y balanceó aquella enorme
masa , temblando las matas y arbustos que sostiene. Llámanla allí la piedra encantada
, por la facilidad de ser mov ida sin desquiciarse en tantos siglos *, f enómeno
que depende de la configuración de las dos superficies que se tocan. L a inferior
forma un canal longitudinal paralelo al hor i zont e , hundido en el fondo con ángulo
de unos 1 7 0 grados 5 y la superior una cuña ó arista con la misma dirección,
cuyo ángulo es menor que el del canal infer ior , sobre el qual apoya. Po r una de
aquellas casualidades raras el centro de gravedad de la peña cae en la línea hor i -
zontal ó ángulo que forman sus dos planos infer iores, cuyo ángulo descansa sobre
el canal naturalmente excavado en el cono truncado.
1 8 1 . A la derecha del Cáñolas y en el antiguo término de Mont e sa está V a -
llada, villa de 4 4 0 vecinos , los 100 aumento de este siglo: en el 13 fué un s imple
cortijo ó alquería} pero en 15 6 4 por el crecido número de vecinos que tenia
logró el título de vi l la, y separarse de Mo n t e s a , concediéndole entonces el gran
Maestre D . Pedro Lui s Garcerán de Bor ja jurisdicción propia, y una legua de término
de oriente á poniente , con algo mas de norte á sur. Es tá á dos leguas al sudueste
de San Fel ipe, á una al norte de A y e l o del Mal fer í t , á otra al levante de Mo í x ént ,
y á una hora al sueste de Montesa. El suelo es f é r t i l , bien a rbol ado, y en gran
parte montuoso 5 hay minas de ye so que se benef i c ian, y allí es el fin ó término
hasta donde l legan las de Ca r e e r , Llos a y Ma n u e l , quedando sin esta útil y ne -
cesaria materia los lugares que siguen por el mediodía hasta O n i l , en cuy o espacio
están los valles de A l b a y d a y de Biar. Au n q u e Va l l ada es pueblo sano por su
posicion y suelo , padece algunas veces calenturas intermi tentes, no tanto por tener
tres charcas ó balsones al norte , y otro al mediodía , c omo por el descuido de
limpiarlos. La codicia de acopiar allí légamo para beneficiar los c amp o s , es causa
de las exhalaciones pútridas c]ue se levantan en v e r ano , y alteran la atmósfera.
Debiera la Justicia velar sobre este punto , y vencer las dificuhades que ponen los
hacendados. A q u í se cultivan bien los algar robos , y hay labrador que de la poda
de ellos hace mas carbon y leña del que necesita para su consumo , logrando por
I Escolano habló de ella en el año 1709 como de una cosa muy antigua.
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