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yeso cristalizado. Quedan entre los cerros gargantas y barrancos, que reunidos se
dirigen hacia Manuel : los profundos cortes que se hicléron al abrir el camino
real por el citado puerto , y las excavaciones hechas en la hijuela de San Felipe,
presentan vetas muy diferentes en el color , inclinación y substancia. En partes
se ve el yeso pardo, cristalizado confusamente, dispuesto en hojas casi perpendiculares
y sutiles 5 en otras forma grupos negruzcos y curvas de varias figuras,
admitiendo tierras entre sus masas sólidas. En algunas es de color de sangre con
varios cristales trasparentes : al norte de la Llosa es muy perfecto hasta formar
depósitos de alabastrite, que vulgarmente llaman alabastro. Muchas familias de
los pueblos vecinos se mantienen beneliciando los yesares, escogiendo la porcíon
menos cargada de partículas de sal. Es ta, que debilita el yeso hasta inutilizarle
muchas veces, es la que se aprovecha en las salinas de Manuel. Las lluvias que
caen sobre aquellos cerros filtran y se introducen en la tierra , disuelven la sal , y
cargadas de ella se acumulan en receptáculos subterráneos. Para extraer la sal se
abrieron varios pozos , cuyas aguas sacadas por medio de zúas, se distribuyen primero
en balsas ó depósitos generales, luego en otros de menor diámetro. Estas
salinas ocupan una extensión considerable siempre en cuesta , ancha hacia Manuel,
y estrecha en la parte opuesta, donde los cerros empiezan á apartarse y á formar
el barranco. Los depósitos forman graderías, y se comunican los superiores con
los de mas abaxo por un boquete que tapan quando conviene. El fondo de todos
ellos se compone de cantitos como huevos embutidos en arcilla amarillenta, y el
borde que los cerca para contener el agua es de un palmo con corta diferencia.
Dos son los depósitos generales, mucho mayores que los otros, y se hallan en la
parte superior del barranco. En estos entra el agua que las zúas sacan de los pozos,
y empieza á calentarse con los rayos del sol, ó á cocerse, como allí dicen; muy pronto
se reparte entre los depóbitos de menor diámetro, bien limpios de antemano, cuyo
fondo cubre hasta la altura de tres pulgadas. Queda allí expuesta al sol hasta evaporarse
, dexando la sal que se cristaliza. Quando esta tomó bastante consistencia para
poderse manejar, la reúnen en un montoncito dentro de los mismos depósitos, y la
dexan algún tiempo para que fluya la parte líquida. De aquí la mudan á otras áreas
quadradas para secarla perfectamente , y concluida la operaclon la encierran en los
almacenes. Esta operacion se repite varias veces en los veranos ; pero si por desgracia
llueve en alguno de sus períodos, se pierde el trabajo y el producto , siendo
preciso entonces soltar las aguas detenidas en los depósitos, é introducir otras
sacadas de los pozos arriba dichos. Por ambos lados de las salinas se han abierto
canales de quatro y mas pies de profundidad , para que las aguas inútiles corran
libremente. Dexan al aiío estas salinas de 16 á pesos, despues de pagar todo
el gasto de obreros y empleados.
148. Poco ántes de principiar las salinas, en el barranco llamado del Poli,
una legua al norte de San Felipe , hay indicios de carbón fósil. En la excavación
que hice de diez pies hallé una veta que baxaba casi perpendicular; tenia al principio
dos pulgadas de espesor, y se aumentó hasta siete, contando en dicho grueso
varias hojitas de greda endurecida, penetrada de piritas descompuestas. Cubría esta
substancia una especie de ganga dura como piedra, compuesta de hojitas endurecidas
negras y coloradas, y todo se hallaba como embutido en la greda. Al
excavar aquel terreno sallan piritas de varios tamaños, todas deformadas. El texido
, las celdltas y curvas que se advierten en el carbón fósil, prueban que fué
madera en otro tiempo, penetrada despues de betún. Algunos fragmentos tienen
la dureza, color y brillo del azabache : puestos sobre las ascuas arden con facilidad,
y despiden olor de azufre. La excavación presta muy poca utilidad ; acaso se descubrirla
alguna si se hiciese mas profunda.
149. AI mediodía de Manuel y á menos de una hora cae el Pui g , monte
de poca altura. Cercado como está por todas partes de balsas artificiales, parece un
islote ó pelíon separado de los montes de San Felipe y Valldigna. Su materia es
caliza, dura , de un blanco obscuro con venitas sutiles encarnadas y blancas, dispuesta
en bancos horizontales visibles y pelados en la cumbre , pero ocultos entre
cantos y tierra cerca de las raices. En estas se ve un cascaron ó brecha que se compone
de arcilla roxa endurecida, donde están engastados cantitos como nueces de
mármol negro, pardo y de color de carne. A excepción de las raices plantadas
de olivos y algarrobos, todo queda inculto por lo descarnado de las peñas, y por
carecer enteramente de agua. Crecen no obstante en aquel suelo árido tunales,
sombrerillos, arísaros, valanclas mural y cerdosa, teucrios, ramnos, acebuches,
palmitos, xaras, ilecebros, el hipérico parecido al brezo, el cítiso plateado, la coronilla
juncal, la lavatcra marítima , y otras muchas plantas. Desde la cumbre se
goza una vista agradable por la variedad de objetos que abraza. A los olivos y
algarrobos plantados en las faldas y raices se siguen los arroces , cuyo conjunto
forma un lago circular, donde hay gran número de casitas que parecen flotar
sobre las aguas ; vienen luego preciosas huertas, y en ellas trigos , maíces, y como
un bosque de moreras , hasta que el secano y montes terminan el horizonte.
Por el poniente se prolonga la vista atravesando la larga y deliciosa huerta
de San Felipe hasta Montesa. Baxa por aquel valle el rio Cáñolas, llamado vulgarmente
de Canals y Montesa, y al norte del monte se ve entrar en el rio de
Albayda. Este r io, despues de fertilizar el rico valle de su nombre, atraviesa la
cadena de montes por el estrecho portillo llamado de ks aigiies, y hace un arco
por el sur y el poniente del islote hasta la citada confluencia. Por el nordeste se
descubre un horizonte dilatado , donde están los lugares de la acequia de Ènova y
la Ribera alta.
150. La abundancia de aguas mas bien que la profundidad de aquel recinto
dispertó la codicia de los cultivadores de arroz, y su cultivo se extendió casi
hasta las puertas de San Felipe. Pero vistos los daños que ocasionaba en la salud,
se hubo de prohibir entre el rio Albayda y San Felipe , permitiéndole solo en las
cercanías del Puig, y en los lugares de Albóy , Genovés, Lloc nou de Fenollét,