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por la forma de sus espigas , que es el ternllnm de mí obra. La Pobla-tornesa se
halla en el fondo que dexan los montes de que vamos hablando ; su término se
extiende c omo dos horas de oriente i poniente entre los del Desierto y Vl lafamés , y
apenas una hora de mediodía á norte entre los de Borriol y el citado Vi lafamés:
dos terceras partes son montes inútiles para la agricultura , y en lo restante hay
porciones sumamente areniscas como en el llano de Picha : al principio del siglo
solamente habia 40 v e c inos , y en el día hay 70 ocupados en la agricultura. Ma -
yor hubiera sido el aumento sin las crueles epidemias de Oropesa , que se extendieron
á los pueblos vecinos ; los de la Pobla las contraxéron al cultivar los c ampos
que poseen en las inmediaciones de aquella villa. Fue r on tan malignas las enfermedades
y tan general el cont a g io, que hasta los viajantes huian de la Pobla} no
obstante es pueblo s ano , c omo se ve en el aumento de nuestra espec ie, siendo
siempre ma yor el número de los nacidos ; se aplican al trabajo , y procuran sacar
partido de la porclon útil de su término. L o s anima con su exemplo el Comend a -
dor D. Juan V a l l e s , caballero ocupado siempre en la felicidad del pue b l o , y que
ha puesto la suya en vivi r allí fomentando la agricultura, y principalmente el cultivo
de las viñas. E l vino es ñoxo y de poca duración , por lo qual se destinaba á
aguardientes quando habla tancas fábricas en el r e y n o , c omo vimos iiasta el pr incipio
de la guerra actual : las fatales conseqüencias que esta ocas iona, y otras or i -
ginadas de ponerse obstáculos á la industria , han disminuido el valor del vino , y
tal v e z quitarán i muchos labradores el deseo de multiplicar los viííedos. N o p o -
cas veces los plantaban en tierras estériles é incapaces de dar otras producciones,
multiplicando de este modo los medios de subsistir. Se cogen en nuestro r e yno
muchos millones de cántaros de v i n o , que de ningún mod o se pueden consumir
en él : es preciso acudir á la ext racción, y facilitándola las fábricas de aguardiente,
sería útil dar premios al que fabricase mayor cantidad , y proporcionase ma yor salida
: crecerla entonces el cultivo , el fruto y las riquezas.
73. L a s algarrobas eran ántes el principal fruto de la Pobla , por crecer con
lozanía, y multiplicarse fácilmente allí los algarrobos i pero aunque plantados en
tierra bastante t empl ada , se heláron en el invierno riguroso ya citado. Se observó
entonces que otros árboles de la misma especie que se hallaban en terrenos mas frios,
no expcrimentáron daño alguno. L a diferencia y causa de estos fenómenos (aunque
puede contribuir mucho la disposición honda del terreno cercado de altos montes)
se ha de buscar en la naturaleza del árbol. El movimiento de la sábia apenas
se interrumpe en estos árboles quando se hallan en sitios cal ientes, y se suspende
de algún modo en el rigor del invierno quando la tierra es destemplada : en este
caso pueden verificarse yelos sin que padezca el árbol , que se halla en una especie
de sueño ó de descanso, mientras que otros se ven sorprehendidos por los rigores
extraordinarios. La s higueras son un recurso poderoso en estas tierras : de algunos
años á esta parte se han introducido en varios pueblos , y en otros se han multiplicado
: muciio podrían aumentarse en la Pobla. Ha y también en su término por -
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cion de ol i vos , y algunas moreras. Cógens c en él anualmente 500 cahíces de trig
o , 60 de al tramuces, 50 de garbanzos , arrobas de hi g o s , 300 de aceyte,
cántaros de v i n o , y poca seda. La cosecha de garbanzos es mu y incierta en
este pueblo y en el inmediato Borriol por las nieblas que se experimentan , segui -
das de soles mu y ardientes : mojan aquellas las plantas quando florecen , ó tienen
aun muy tierno el f ruto, y sorprehendidas en este estado por el s o l , que se des -
cubre de repente, se abrasan y destruyen j porque la multitud de gotitas forman
otras tantas lentes que reúnen y aumentan la fuerza de los rayos. A este f enómeno
llaman enrocharse. La Pobla es como el vértice de un triáng.ilo que tiene su base
ó lado mayor al norte en una llanura de dos horas , Vi lafamé s está en el ángulo
occidental, y Gabanes en el oriental , distando cada uno de la Pobla una hora con
corta diferencia. Parece que por esta pasaba el camino romano de Val enc ia á Bar -
celona : lo cierto es que no léjos de la P o b l a , y casi i la extremidad de los cerros
en que se terminan los montes hácia el no r t e , se conserva aun plantada perpendicularmente
una de las piedras que los Roma n o s ponían para señalar las millas.
E s de piedra de amolar roxiza y d u r a , de una sola pi e z a , sin insaipc ion ni letras,
y su figura cilindrica por espacio de seis píes hasta que junto al suelo que la sostiene
empieza á ser quadrada.
74. Al salir de la Pobla hácia Bor r iol , que cae al sudueste, se pisan cerros
apizarrados, cuyas hojas varían en grueso desde una línea hasta cerca de un pie:
también se observa el quarzo en las gr ietas, y no pocas veces peñas y fragmentos
como en Benifazá de color amarillento ó amoratado. Se hallan masas considerables
de una brecha que se compone de fragmentos quarzosos engastados en una
pasca caliza mu y ferruginosa. A medida que nos apaitamos de la Pobla disminuy
e la altura de los montes} pero el horizonte queda siempre limitado , y la vista
se fatiga con la monotonía de cerros casi siempre incultos hasta las inmediaciones
del valle de Bor r iol , que se extiende entre dos seríes de cerros. Empi e z an los al -
garrobos , como que se entra en un pais cuya riqueza principal consiste en este fruto
: junto á la capilla de San Vi c ent e es mas alegi-e el suelo por el riego que logra
de algunos manantiales y por las varias producciones de huer ta, c omo cáñamos,
moreras y maíces : en las partes al tas , á donde no llega el riego , hay o l i v o s , v i -
ñas , higueras y algarrobos. Mu y pronto se descubre la villa de Bor r iol al pie de
un c e r ro, en donde se conservan las ruinas de un castillo , y se llega á ella des -
pués de haber empleado hora y media en el camino. L o s muchos edificios nuevos
que se obs e rvan, y otros que se cons t ruyen, anuncian el aumento de la poblacion.
E n efecto en 1600 apenas tenia 100 v e c inos , inclusos los de la Pobla de su nombre
; despues de las guerras de sucesión pasaban de 200 , y hoy se cuentan 5 20.
N o se debe atribuir este pasmoso aumento al que la agricultura ha t enido , sino i
la industria de arriería. Ti enen los de Borriol muchas recuas de machos que traginan
y corren por toda España , logrando por este medio riquezas considerables,
las que aumentan cultivando los campos. Poseen quatro horas de término de orien