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ros ; llegáron á creer qae la multitud de ramos cortados acabaría con la vida de
los árboles , pero tlíéron luego las gracias al ver las cosechas abundantes que se
siguieron.
165. Po r el boquete occidental del valle de Val ldigna se pasa al contiguo de
i.'Viglles v i v e s , que tiene 7 1 0 0 varas de l a r g o, y 4 500 en su mayor anchura. L o s
montes de Cor v e r a al norte y la continuación del T o r o al mediodía dexan una estrecha
garganta en la parte occidental del valle ; á corto espacio se apartan, y lueg
o vuelven á acercarse en el boquete l lamado Portíchól de Val ldigna : tienen á sus
faldas varios cerros separados por arroyadas y bai'rancos, que reunidos corren hacia
Al c i r a , y entran en el Xu c a r ; abundan de vegetales y pastos para cabezas.
Los pinos y carrascas aunque en bastante núme ro, solamente sirven para carbón y
leiía por hallarse sus troncos carcomidos. Son freqiientes los acebnches y algarrobos,
que también aquí nacen espontáneamente, con especialidad en los barrancos. Se
hace al rededor de cada uno un semicírculo de cantos , en cuya área se recoge la
tierra que baxa de los montes. Ha y en el valle minas de arena , otras de g r e d a , y
una de hier ro, despreciable por su pobreza. A l principio del siglo se cultivaban algunos
c amp o s , que quedaron destruidos en las guerras de sucesión. El desierto de
Aigües vives vino á ser guarida de gente foragida, que con el nombre de Mi q u e -
letes hacían r obo s , ma t aban, quemaban y talaban , sin perdonar al convento de
Agustinos , á quienes quemaron el archivo , robaron quanto tenían , y reduxéron
á la mendicidad. C omo se disipo aquella tempes tad, los Re l i g iosos , ayudados de
al-^unos bienhechores, empezaron á cultivar los c ampos , plantaron ol i vos , viiías y
moreras, continuando siempre en mejorar el val le} de modo que los que cincuenta
años hace apenas tenían para subsistir, no pasando ento'ncesde quatro individuos,
cogen en el día 70 cahíces de trigo , 3© cántaros de v i n o , 300 arrobas de aceyte,
'3500 de algarrobas, y 3 5 0 libras de seda. Y a se ha empezado una poblacion en
las cercanías del c onv ent o , donde viven 15 vecinos. Estos y los dependientes
del convento rompen eriales, y los convierten en viñedos , olivares y campos de
algarrobos. Si así cont inúan, muy presto se verán cultivadas las llanuras, las cuestas
y los montes. L a s moreras están en las llanuras paite sin riego , y parte lo logran
de la copiosa fuente que nace en la falda del monte contiguo al convento. Ha n
hecho los Padres un estanque , donde recogen las aguas para regar los campos en
verano, quando disminuye la fuente. Debiera ser mayor aquel depòsito , pero no
tiene el convento fondos para emprender una obra tan costosa c omo útil.
166. En este v a l l e , y mucho mas en el de Va l l d i g n a , se observa que los
montes por donde están expuestos al mediodía son secos, y que no hay fuentes en
sus raices : al contrario las faldas septentrionales de todos ellos están sembradas de
sitios húmedos y f rondosos, y en las raices nacen fuentes abundantes. En el de
Valldigna, ademas de las conocidas con los nombres de Ma y o r y Me n o r , hay
otra mu y abundante llamada de la Omb r í a , con la qual riegan los de Tabe rna
gran parte de sus huertas. En el valle de Bar ig son innumerables las fuentes que