I l !
í í í
I v
1 5
P t
h ñ • -
í- '
í
• f , , .
l-i; '
[ 202 ]
pos s ano , hasta que el cultivo del arroz le hizo mudar de aspecto , y casi de naturaleza.
L a pasión al arroz llega aquí al exceso : quisiéranle tener dentro de sus c a -
sas, y lo harían si el sol y el agua pudiesen penetrar. Por todas partes se v e n
aguas embalsadas y de nivel con la superficie de otros campos de t r igo, de moreras
y aun de viñas. Has ta olivos se observan en algunos campos de arroz , no obstante
que para destinarlos á esta planta debieran ser inútiles para otras producciones,
según la Re a l orden de 1 7 5 3 , en la qual se lee repetidas veces „ q u e se hagan
„arroces en los sitios mas apartados de las poblaciones , y en los marjales inútiles
„para otros frutos." Bien pagan los de Castello y Señera el haber satisfecho su pa -
sión. E n 1 7 2 5 , quando la poblacion del reyno de Valenc ia apenas llegaba á la mi -
tad de la que hoy v emo s , tenia Castellò 1800 a lma s , y actualmente 1 1 6 8 repartidas
en 500 familias. Perdió no solamente 632 Individuos, sino también los que
componían las 1 3 4 familias forasteras establecidas allí posteriormente. Ad ema s
disminuyó tanto el número de cada una de las existentes que no llegan á tres,
quando en los pueblos sanos pasan muchas veces de quatro. Quando eran menos
los arroces y estaban lejos de la poblac ion, se podía dormir en la calle sin riesgo
de enfermar ; hoy padecen tercianas sin exponerse á este r íesgo, y casi todos anuncian
en su rostro el veneno interior. V i v e n poco y con miseria, porcjue les falta la
salud y la propiedad de lo que culrivan ; así consumen sus fuerzas y su vida por
enriquecer á un corto número de propietarios que viven fuera de la villa. Ha y en
el término bosques de moreras sobre un suelo feraz y de mucho fondo , que pasa
de I o d hanegadas. El estramonio crece con abundancia en aquellos campos , principalmente
en los contiguos al término de Ai b e r í c } también se ve en los ribazos
la atractil al jongera, y en las cercanías de las aguas el typha ó e n e a , el car r izo, la
caña , el azúcar de Ra b e na , y otra especie nueva conocida con el nombre de sisea.
El secano es la menor porcion de aquel recinto : daría mas frutos si el arroz y
la poca salud de los vecinos no fuesen poderosos obstáculos para mejorar el cultivo.
L o s de Castel lò cogen 15© libras de seda , 15® cahíces de arroz , id de tri -
go , 500 de maíz , s o o de c ebada , arrobas de aceyte, 3^ de algarrobas, 1 300
cántaros de vino , mucha al fal fa, hortalizas y fruta. L o s frutos de Señera corresponden
al corto número de 46 vecinos ' , y al término que poseen de un quarto
de hora de diáme t ro, en que hay c omo 100 hanegadas de secano , y lo demás
huerta. El arroz les produce 1800 cahices, y el maiz 180 : apenas se coge aceyte
, y el trigo se reduce á 20 cahices. La seda , que con el arroz forma la riqueza
del pueblo , suele llegar á 800 l ibras, el aceyte á 80 arrobas, y á igual cantidad
las algarrobas.
146. Al sueste de Castel lò y á media legua se hallan la Poblallarga y Ma -
nuel , al qual se siguen los pueblos de la acequia de Éno v a , cultivadores de arroz
sin salud ni r iquezas, pero tan preocupados á favor de esta planta , que la miran
I En este número entran también !os de Beni - destruido poco ántes aquel pueblo, que nunca fué
meílx , agregados á Señera en 1 7 7 3 , por haberse considerable.
BB
[ = 0 3 ]
como único recurso contra la miseria. Al l í , trastornado el órden de las cosas,se ven
campos quatro pies mas altos que el camino real convertidos en lagunas artificiales
, que llegan hasta las mismas habitaciones ; la tierra de suyo firme, transformada
en pantanos ; perdida y despreciada la salud de todos los habitantes para engrosar
á quatro ricos y dezmerosj desatendida la razón y la exper iencia, la muerte en
fin y las enfermedades que acaban con los naturales y advenedi zos , miradas sin
horror y con indiferencia. E n la Pobla se observan muchas casas arruinadas, y
otras á punto de caer, anunciando poca comodidad y menos fuerza en los vec i -
nos , cuyo principal objeto es el arroz, que les produce como 3S) cahices. L o s nuev
e pueblos de la acequia ofrecen un estado que debe conmover todo corazon humano
: hállanse en la hondonada que dexan allí los montes del no r t e , oriente y
mediodía, cuyas raíces y faldas , c omo también las huertas cont iguas, están libres
de ar roz , pero no de la infección que causan los demás campos destinados á ésta
planta, la qual da en todos nueve pueblos 13© cahices 5 pero causa enfermedades
y muertes. L o s tres lugarcillos mas orientales Ra f e l g u a r á f , Berfúll y Tosaléc
componen poco mas de 60 vecinos , que cogen s / o o cahíces de arroz , 200 de
maiz, l i o de t r i g o , algunas hortal izas, y bastante seda. Sígnense á estos Éno v a ,
Sans y A b á t , que forman una parroquia de lOo ve c inos , colocados en línea recta
y bastante cerca uno de otro en la raíz septentrional del cerro caHzo, que los separa
de la hondonada del Puig. Lo s frutos son, á mas de la seda y hortalizas, 3 600
cahices de ar roz , 3 30 de trigo , y 1 7 0 de maiz. Cont inúan en fin los mas occi -
dentales , que son To r r e t a , Faldeta y Ma n u e l , todos á la derecha del rio A l b a y -
d a , con 160 ve c inos , formando una calle sin interrupción. C o g e n 20 libras de
seda , 6d cahices de arroz, 3 60 de t r i go, y 1 2 0 de maíz. Sí se prohibiera el ar -
roz en dichos pueblos , la seda , el maiz , el trigo y otros frutos reemplazarían
con usura el producto actual de todas las cosechas, multipli cariase nuestra especie
, y habría brazos para cultivar el secano y los montes incultos. El reyno de
Valencia apenas coge trigo para sustentar seis meses su numerosa poblacion. E s -
te artículo de primera necesidad se aumentaría mucho sí reformados los abusos
se destinasen á trigo y maiz los actuales campos de ar roz, y si las aguas consumidas
en regarle se empleasen en las dilatadas llanuras que las necesitan pa -
ra llenar los graneros. N o se veria entonces el trigo al crecido precio de 20 p e -
sos por c ahí z , como se ha visto en estos años 5 no esperaría el reyno sus provi -
siones por el ma r , expuestas á retardos y aver ías, ní se vería precisado á baxarlas
de la Mancha y Cast i l las, aumentándose el precio por los gastos de trasporte.
147. A la izquierda del río Al b a y d a están las salinas de Manuel . De sde el
puerto de Ca r e e r , que separa la Ribe r a de los pueblos de la Costera, empieza
una multitud de cerros que por el norte de la Llosa siguen hasta las cercanías
de Manuel : todos son de yeso como los montes del citado puerto , y cubiertos de
seis ó mas pies de tierra arcillosa, por lo común r o x a , matizada muchas veces
con colores p a r d o , morado y blanquecino, sobre los quales brillan pedacitos de