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de piedra y greda que se preseatcn. De b en empezar las zanjas en los sitios mas
altos, y cruzarse con canales que desagüen en los barrancos ó acequias inmediatas.
E s cierto que serian costosas estas obras , pero la pérdida de cosechas, y mucho
mas la humanidad que sufre enfermedades y muertes en los años de epidemias,
piden algún remedio.
47, Conoc ida la posicion física y la naturaleza del terreno, examinemos ahora
el r i o , calculando sus aguas y la relación de ellas con la tierra que fertilizan. El
Turia atraviesa el reyno de norueste á sueste, y despues de haber regado quantas
huertas se hallan en sus riberas desde Ademi i z hasta Ribaroja por espacio de unas
18 l egua s , corre adelante sin pérdida alguna hasta donde empieza la huerta de
Valencia, en cuyo riego acaba de consumirse. Su caudal en verano, quando el agua
viene clara y sin aumentos, se reduce á 128 filas ' , con que se riegan 3 3 2 0 9 2 2 hanegadas
de tierra. Si se repara que la hanegada contiene 200 brazas quadradas, y
que la braza es medida de 9 pa lmo s , parecerá muy poca el agua para mantener
fresco aquel terreno , mayormente en un pais donde los calores son considerables
y continuos. A la verdad á no ser por la grande industria y mayor economía es -
tablecida para el riego , no podrian recibirlo las tierras, unas cada quince dias , y
otras cada o c h o , como se verifica. Se abrieron ocho canales o acequias principales,
quatro á cada lado del r í o , que toman sucesivamente las aguas por otras tantas
presas, y partiéndose despues en otros innumerables canales mas angostos, facilitan
el riego. La s quatro acequias de la izquierda del rio sirven para regar los c ampos
de 37 p u e b l o s ' , esparcidos en las llanuras septentrionales de la huer ta: las
otras quatro de la derecha fertilizan los 17 pueblos ^ situados al mediodía, las huer-
1 todos en el significado de esta
voz fila. Los labradores la regulan á tientas, y entienden
por fila de agua dos terceras parces de la necesaria
para mover una muela de molino con el curso
ordinario dei agua , sin faltar otros como los de
San Fe l ipe , que dicen ser la fila igual á un palmo
quadrado. Entre los que se reputáron peritos para
calcular las aguas del Xucar hay varias opiniones.
D. Tomas de Villanueva y Joseph Soco dixéron que
fila de agua es la porción continua de un palmo valenciano
en quadro, que con velocidad común y uniforme
corre quatro palmos en cada segundo. Joseph
Cervera , otro de los peri tos, quiere que la velocidad
sea t a l , que en cada segundo corra seis palmos.
Todos ellos convienen en que una fila basca para regar
400 hanegadas de tierra j pero vemos que en
la huerta de Valencia el riego de cada fila se entiende
á iRi p hanegadas. Es aquí admirable la distrlEtucíon
, orden y gobierno de las aguas, habiendo en
varios distritos Alcaldes que cuidan los intereses del
pueblo. Las ocho acequias se llaman de Moneada,
de Tormos , de Mes tal la, de Rascafia, de Manises,
de Mi s lata, de Favára y de Rovella.
2 La acequia de Moneada recibe del Turia 48
filas, y con ellas riegan Paterna , Godel la, Ro -
cafori , Masarojos , Moneada , Benifaraig , A l -
iara , Bilanesa , Mirambéll , Bonrepos, Macaren
a , Casas de Bársena , Po y o s , Meliana , Al b a -
lát , Mahuella , Teuladella , Albuixéc , Muséros,
Masalfasár , Masamagréll , Mor a t á l l , Rafelbuiíol,
Pobla de Farnáls , Puig , Puzól y parte de Mu r -
viedro. La de Tormos solamente tiene diez filas,
que se consumen en los campos de Benimámet , Burj:
isót, Borbotó y Carpesa. La grande vega de la calle
de Murviedro hasta el Grao inclusive consume
las 14 filas de la acequia de Mestal la: Campanár,
Oi i o l s , Tabernes , Alboráya , Almásera y Benimaclét
las 14 de Rascaña.
^ Estos son Manises, Alaquás , Aldaya , Vi s tabella
, Picaña , Payporta , Quart y Chi r ivel la, cuyas
huertas se riegan con las 14 filas de la acequiii
de Manises : Mislata, que consume las 10 filas de la
acequia de su nombre; las calles de Quart y San V i -
cente , como también los lugares de Pat raig, Benetúser,
Al f a f á r , Masanása , Catar roja, Al b á i , S e -
davi y Lugarnuevo, en cuyos campos se consumen
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tas de la capi tal , y gran parte de sus preciosos arrabales. Jamas descansa el suelo
en estas huertas, sucediéndose las cosechas sin interrupción ; por esto pues , y
por ser el suelo de suyo poco feraz , se ven los labradores en un continuo mo v i -
miento. N o pone allí la noche términos al trabajo : el riego se ha de dar quando
le toca á cada c amp o , aunque sea á media noche ¡ se hi de estar continuamente
reparando las pérdidas que los campos padecen por los muchos frutos que producen
i en fin se han de renovar las labores y faenas sin intermisión. Ma s para todo
hay brazos en la huer ta, donde viven 13© vecinos ; para todo hay fuerzas y
medios poderosos. L a capital fomenta la industria y genio laborioso de los labradores
por el enorme consumo que hace de frutos , y por la prodigiosa cantidad de
estiércol que proporciona para el campo. El piso de las cal les, compuesto de arena
gorda y chinas calizas que sacan del r i o , se reduce en poco tiempo á pol v o
con el continuo movimiento de los carruages y gente , formando una materia tan
iitil para el campo , que los labradores la prefieren á od:os abonos ; y para recogerla
entran con caballerías , se esparcen por las calles y barren quanto se les permite
, sacando cada dia centenares de cargas. De aquí resulta im grande beneficio
á la agricultura , y suma limpieza á la dudad , sin daño alguno en el piso de las
calles i porque la policía obliga á los labradores á entrar una carga de las dichas
arenas y chinas para poder sacar otra de estiercol y polvo. De este modo reparan
las pérdidas continuas sin disminuirse jamas el útil depósito que fertiliza el campo.
48. La s cloacas suministran también al labrador materias para mejorar los
campos. Se aprovecharon los antiguos de la situación casi horizotrtal de la ciudad
y de la inmediación al rio para hacer canales, que ramificaron por las calles. Ca d a
casa tiene el s u y o , que va á dar al que corre oculto por la c a l l e , por donde salen
las inmundicias y las aguas de los pozos que sirvieron á la limpieza y usos domésticos.
L a acequia de Ro v e l l a entra por el norueste de la c iudad, y derramada
en parte por aquella multitud de canales , los lava, y sale por el sueste reunida
otra vez en un ancho canal que llaman Va l í . Ll e v a esta con sus aguas gran parte
de inmundicias, pero otra considerable se queda en el fondo de los cartales , reducida
á ima materia negra sumamente fértil : se acumula de modo que es preciso
levantar las losas cada año , y extraerla para que no se obstruyan los conductos.
Entonces acuden los labradores , asisten y ayudan á los encargados de la l impieza
, y mezclando con paja aquellas materias , las llevan á sus campos. C o n estos
socorros, y con la seguridad de vender bien y pronto quanto introduzcan en la capital
, redoblan sus esfuerzos aquellos hombres. Apl i c an su principal cuidado á las
moreras y cria de gusanos, á las siembras de t r igo, maiz , cáñamo y judías ; destinan
muchos campos á fresas , y mayor luimero sin comparación para pimientos, alfalfas
y hortalizas. E l grande consumo que en Valenc ia se hace de higos, uvas y melones
, les fuerza á variar y perfeccionar las especies, logrando así frutas deliciosas.
las 14 filas de Favára : y últimamente los huertos de las 14 filas de Rovella, Aleáser , Picasent y Tor -
de Valencia, y tierras de Kusáta, que se aprovecluo rent tienen fuentes para regar sus huercas.