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niscos. Por estos cauces sale una pequeña parte de las aguas que de los montes b a -
xan á la llanura , quedando sin salida aparente las restantes. Parece que la mul t i -
tud de las que allí se reúnen en tiempos de lluvias debieran anegar el país , reduciéndole
á una dilatada laguna ; y así sucedería si la naturaleza próvida no hubiera
preparado en las entraiías de los montes anchos canales, capaces de recibir las
aguas. Las de la llanura entran por las bocas superiores ó sumideros, de algún modo
ocultos entre peñas y tierra ; siguen mas de media legua por lo interior del monte,
y últimamente salen al rio Monl eon por los ojos de que hemos hablado. De este
modo queda la llanura en pocas horas libre de las aguas , y capaz de cultivo , que
se reduce á granos. Ni árboles frutales, ni viñas pueden subsistir por el mucho
frío que allí reyna , y que atestiguan los freqüentes erizos que crecen en lo inculto.
1 1 2 . Se halla la villa casi en el centro de su dilatado término sobre una loma
caliza de poca elevación. Ni en sus calles ni en sus edificios hay cosa recomendable
á excepción de la Igles ia, que parece obra de algún discípulo de Herrera. No
llegan á 400 sus ve c inos , inclusos en este número los que habitan en los cortijos.
Lejos de haberse multiplicado , como se ha visto en los últimos quarenta años de
este s iglo, apenas se hubieran conservado si ademas de la agricultura no hubieran
tenido el recurso de las fábricas. E n estas se emplea la mitad del puebl o , y se
fabrican al año 400 paños cordellates de 22 varas cada uno , que á diez reales producen
88©; 40 piezas de estameña de 100 varas cada u n a , que á cinco reales
importan 20© ; otras diez piezas de mejor calidad , que se venden á precio
doble, y valen i o© reales -, finalmente 4© varas de l ienzo, que se venden á seis
reales, y dexan 24© de utilidad. El producto de la industria con que subsisten los
necesitados del puebl o , suple la pobreza del suelo , cuyos frutos se reducen á 3©
cahíces de t r i go, 3 50 de c ebada , veinte de judías, 100 arrobas de mi e l , y 62)
crias de todo ganado. No t é aquí el mismo defecto que en Morella en quanto á los
instrumentos de hi lar , y prevalece la rueca contra el torno, en niedio de haber
cuidado D. Manuel Polo de enviar dos mozas á Valencia para que se instruyesen
en el manejo de esta útil máquina. Regresaron instruidas, y provistas de tornos
que él les dio ; pero mu y pronto se volviéron á la antigua costumbre , útil solamente
para buscar conversaciones y visitas. A q u í tuve el gusto de tratar con el bot i -
cario D. Juan Antonio Barrera, que despues del profesor D. Toma s de Vi l lanuev
a , es de los mejores botánicos del reyno. A una afición sin límites ha unido la
constancia de muchos años , y con el único socorro de los elementos botánicos ha
hecho grandes progresos en la práctica de la ciencia. Ti ene recogidas mas de 800
plantas en el solo término de Vi s tabe l la, determinadas todas á fuerza de trabajar,
y sin maestro : muchas las baxd de Peñagolosa, pero el mayor número las cogió
en el cerro llamado tosál del A l f o r í , de mediana al tura, situado al suducste , y en
las inmediaciones de la villa. Se compone el cerro de bancos cal izos, cubiertos de
muclia tierra en las faldas y raices destinadas á sembrados. E n ninguna parte he
visto mayor número de plantas que en este montecito , donde crecen casi todas
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las alpinas de Peñagolosa : en la sombra de los arbustos se veían varias órquides,
y el arábide alpina ; en las faldas meridionales algunos ranúnculos y centauras. El
dafne timeléa , la androsace mayor y la prímula de jardín anunciaban la primavera
, que empieza allí por Junio : la, quería de Es p aña , el teucrio biengranado , v a -
rías xaras y gramas adornaban el suelo. N o es tan rico el cerro l lamado tosál del
Fontanar , por nacer en él algunas fuentes , donde hay menos yerbas , aunque mas
árboles y arbustos ; de estos los mas comunes son brezos y retamas, especialmente
las que Linneo llama jfatins , spinosa, y scorpius.
1 1 3 . Ent re los barrancos y profundas excavaciones del término se distingue
el cauce del Monl eon, que corre entre los montes de Vistabella y Vi l laf ranca, donde
se ve una multitud de las ostras llamadas vulgarmente orejas; y el V a l d'Oserà,
llamado asi por los muclios osos que había en otro tiempo. Es te se halla al nor -
deste de la villa , y á hora y medía de distancia , y recibe las vertientes de la antigua
poblacíon y gran término del B o y , de la qual quedan la ermita de San Bartolomé
, y las ruinas del castillo. Cas i en el centro del valle se levanta la loma de
la Picosa , de peñas mu y duras calizo-areniscas , que el tiempo reduce á menudos
fragmentos. De esta loma se descubren los profundos barrancos de la Cl ímenta,
que corre de poniente á oriente, y el de Foyadore s de sur á norte. Causa horror
el registrar desde las alturas de la Picosa los profundos surcos que con el tiempo
se excaváron en aquellos montes; los escarpamentos miran al mediodía, y las cuestas
rápidas que desde ellos baxan están desnudas de vegetales. A excepción de estas
todo presenta un bosque espeso de pinos y carrascas negrea el fondo por la
obscuridad y mulntud de ramas que lo cubren ; allí crecen acebos y labíérnagos
monstruosos , y pastan infinitos ganados , que es el recurso de la poblacíon.
1 1 4 . Parece Vistabel la el último descanso para subir á Peñagolosa ' , que cae
al sudueste , y á una legua de verdadera distancia. Se camina por la llanura hasta
el collado que la cierra por esta b a n d a , el qual se descompone y se reduce á tierra
y arena amarillenta. De sde el collado se descubren las faldas del empinado pi -
co , y en su raíz el santuario de San Juan Baut ista, donde se hospedan los que vi -
sitan aquel desierto. Si desde el santuario se observa la masa colosal que descansa
sobre los altos mont e s , parece de poca elevación por ser muy ancha su base. Su
figura por este lado es coni ca, con cuestas suaves , y algunas quebradas : el suelo
no siempre es firme, componiéndose de fragmentos que han ido cayendo de la
cumbre; y los vegetales crecen desde la raíz hasta la punta mas elevada; pero quando
se llega á esta imida de aspecto el monte. L o s escarpamentos son freqüentes,
y miran al suducste ; los precipicios, casi perpendiculares , se prolongan hasta per -
I Escolano , en el segundo tomo de su historia,
columna 70^ , dice de Peñagolosa: „Demás de ser
„ l a mas levantada de toda atinella región de los
„liercaones , se remonta en ella un pico tan sobre-
„saliente , (lue parece quererse tragar el cielo. O la
„llamaron Peñagolosa por lo que andan y trepan
„por lo mas enriscado de ella lOS golosos médicos y
„herbolarios en demanda de las muchas y saludables
„yerbas que produce." Yo creo que el nombre Peñagolosa
es corrupción de Pefia-colosal , y que nada
tiene que ver con la afición ó golosina de los herbolarios.
Hace parte del Idubeda de los antiguos.