J. I
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que necesita. Estas dictas equivalen á un impuesto considerable ; pues que á mas
de mantener al zelador, debe el pobre labrador contribuirle con doce reales cada
dia. Hasta en los campos cultivados cxerce su jurisdicción el Comisario , si por
desgracia salió un retoño de carrasca d nació algún pino. Manda también que todo
cultivador de cortijo ponga cada aíío en sus campos tres nogales, sacándolo la multa
el zelador por cada uno que halle menos al tiempo de su visita : si en los campos
se hallan nogales útiles á la marina, los marca y corta , dando por cada uno
quatro reales, aunque rindan al ducilo anualmente cien reales de fruto : providencia
capaz de reducir en un instante á la miseria á qualquiera que tenga campos
de nogales. Entre estas providencias que oprimen al vasallo , se ven de quando en
quando otras cjue arguyen la indolencia ó ignorancia de los subalternos. Tales son
las licencias que se conceden con título de entresaca. Prevalidos de ellas los que
tuvieron medio de lograrlas, cortan las piezas que mas les acomodan, y despueblan
los pinares. N o debo yo prescribir leyes en un asunto que depende del Ministerio,
pero creo que sería culpable mi silencio si no liiciese ver lo que tiene todos los
caracteres de abuso, introducido y fomentado ciertamente sin ciencia cierta de los
superiores. A mi ver sería menos gravoso al vasallo , y mas útil al Estado que las
justicias de los pueblos fuesen responsables de las piezas ó plantas que acomodasen
al servicio del R e y , y que las mismas pudiesen permitir roces y cortes en
los sitios inútiles para la madera de construcción. No se verían tantos robos como
se practican en el día. Hay gentes que hacen comercio lucrativo con la madera
que hurtan ; excesos que solamente pueden impedii- las justicias de los pueblos. No
se verían tantas quejas y recursos : cesaría la especie de persecución que hay no
contra el ocio , sino contra la industria ; contra el amor al trabajo j contra aquellos
hombres que quieren emplear sus brazos para socorrer las necesidades de sus familias
, aumentando la masa general de frutos : se acabarían de una vez las visitas,
los zeladores, las multas y el ocio involuntario.
37. Antes de continuar la descripción de Catí, permítaseme notar otro abuso.
He visto por estas tierras una injusticia autorizada por la costumbre , y es que cobran
las primicias los que no alimentan espirítualmente los pueblos que las pagan.
Un Cabildo Eclesiástico , por exemplo , recibe el sudor de los pobres, y se descarga
de toda obligación nombrando un Cura ó un Vicario, cuya dotacion es insuficiente
, como se ve en Vilafamés, Cinc-torres y otras partes. He hallado hombres
respetables encargados del pasto espiritual de 9 0 0 , i© y mas almas sin tener
bastante para mantenerse con decencia. Llevarían estos con paciencia la escasez
; pero padecen infinito al ver la miseria que no pueden remediar por falta
de medios. Mientras que los individuos del Cabildo descansan y duermen, corre
el pobre Cura á dos ó tres horas de distancia á administrar los Sacramentos en una
noche de invierno. Gastan aquellos las rentas , esto e s , el patrimonio de los pobres
, en lo que les parece ; y no puede este mantener los pobres de solemnidad.
Si el Cvira ó Vicario representa la enorme diferencia que hay entre su trabajo y
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recompensa ; si hace presente la falta de ornamentos en la Iglesia, y la de alimentos
en sus feligreses ; ó no se le responde, ó se le dice alguna vez que nadie le
fuerza á conservar el Curato. Otro semblante tendrian las cosas si los Canónigos
sirviesen por sí los Curatos de los pueblos, cuyas primicias perciben ; ó si se mviese'
toda la consideración debida al respetable ministerio de los Párrocos.
38. Al norte y á una hora de Catí está el santuario de nuestra Señora de la
Avelia, el qual y las saludables aguas de su fuente se hallan en un fondo que dexan
varios montes calizos, casi desnudos de vegetales. Por todas partes se observan
cuestas cubiertas de fragmentos que los aiíos y la alternativa de calores
y hielos han separado de las peñas, no pocas de marmol pardo veteado de blanco.
Desde la ermita se ve al norte y á corta distancia el barranco de Salvasoria , el
qual como diximos empieza en la Llacoba, recogiendo despues las aguas del santuario
para llevarlas á la rambla de Vallivana junto al cortijo de Antoli. Es muy
freqüentado este santuario ya por la devocion general que los pueblos tienen á
nuestra Señora, ya por los efectos saludables que logran los que se bañan en sus
aguas, ó las beben por algunos dias. Para este efecto hay una hospedería magnífica
que aumentan continuamente los de Catí. En estos montes y en la villa se experimentan
con freqüencia nubes tempestuosas. El formar los montes hondonadas que
ellos mismos cercan como altos muros, y el venir las nubes de los elevados que se
conocen con los nombres de Turmell y Nevera, pueden ser la verdadera causa. Salen
las nubes con la cantidad de electricidad igual á la que tenia el suelo en donde
se formáron ; quedan despues libres y aisladas en la atmósfera ; encuentran luego
corrientes que las fuerzan unas veces á aumentar su superficie, y otras á disminuirla
; y perdiéndose de este modo el equilibrio que tenían entre s í , y con la
tierra, para restablecerlo se hacen precisos los golpes eléctricos, renovándose la
escena de trtieiios y de rayos mientras dura la causa que altera la superficie de las
nubes («). Entre el santuario y Catí queda el bobalar nombrado la Serrada, famoso
por sus plantas. Muellísimas observé , aunque todas conocidas : crecen aquí
casi todas las de Cinc-torres , y etitre otras la madre-selva vulgar y la xilosteum,
el espanta-lobos común , el labiérnago, la asclepiade , arisaro, talictro tuberoso, hiniesta
de España , y el spartium patcns de Linneo.
39. Aunque ordinariamente cuentan quatro horas entre Chert y Catí, solamente
empleé tres á un paso regular. Debe servir esto y las muchas observaciones
hechas en mis viages para corregir los cálculos, que siempre exageran
los naturales, tomando sus datos del paso de requa, que camina durmiendo. Hay
pocos rodeos en este camino, que por espacio de dos horas es el mismo cauce
de la rambla de Vallivana. Regularmente tiene 4 0 0 pies de ancho, sembrado
siempre de cantitos marmóreos, redondeados y bruñidos por la frotacion de las
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(fl) Esto depende dg la ley gene r a l , confirmada
por experimentos constantes, que la electricidad
de un cuerpo aislado se aumenta ó disminuye en
razón inversa de la superficie del mismo cuerpo , y
que esta v a n a según obran en ella ias corrientes de
los vientos.
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